“No piensen en ustedes sino en sus lectores. ¿Por qué le tiene que interesar esto a mi abuelita?”, pregunta el periodista mexicano Daniel Lizárraga ante un grupo de periodistas centroamericanos. “¿Esta cobertura es relevante para los lectores? ¿Por qué le importa a mi abuela?”, cuestiona a su vez la periodista estadounidense Tina Rosenberg.
El taller 'Investigando problemas y soluciones', organizado por la FNPI - Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano se desarrolla entre el 25 de febrero y el 1 de marzo en Antigua Guatemala. Durante estos días, ambos maestros de periodismo de investigación buscan reforzar las técnicas de 17 reporteros y reporteras provenientes de Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador.
Para ello, tanto Rosenberg como Lizárraga, después de años de experiencia en periodismo, de premios obtenidos y un largo recorrido por medios escritos de Estados Unidos y México, parten para sus enseñanzas de una de las claves del periodismo: interesar al lector.
Así, cada uno de los dos maestros —Rosenberg desde una nueva perspectiva del periodismo de soluciones, y Lizárraga desde el método riguroso— ofrecieron consejos para que investigaciones duras, llenas de datos y pruebas, logren captar de nuevo la atención de la audiencia.
1. Cambiar el enfoque: mostrar las soluciones a los problemas
Tina Rosenberg, autora del libro The Haunted Land: Facing Europe’s Ghost After Communism —con el que ganó el Premio Pulitzer y el National Book Award— mostró cómo, con base en su experiencia, los reportajes periodísticos que abordan ejemplos palpables de soluciones a problemas han tenido más aceptación entre el público.
Para ejemplificar este cambio de perspectiva, Rosenberg relató una de sus primeras experiencias desde el periodismo de soluciones: un reportaje sobre medicamentos genéricos en Brasil: How to Solve the World's AIDS Crisis: Look at Brazil, publicado en la revista del New York Times en 2001
“Yo quería abordar por qué el precio de las medicinas en los países pobres era más alto. Pero me dijeron que no, que era demasiado deprimente. Lo que hice fue invertirlo: había un país que sí fabricaba sus medicinas genéricas, ese país era Brasil”, dijo.
Rosenberg, que también escribe la columna Fixes en el New York Times desde 2010, ofreció varias puntualizaciones para no equivocar este nuevo abordaje.
El periodismo de soluciones no es un culto a un héroe, tampoco un favor a un amigo; no es mencionar que todo está solucionado, ni son propuestas teóricas o declaraciones.
Por el contrario, este nuevo enfoque es investigativo y muestra trabajos que llevan a cambios sistémicos. También es crítico, exponiendo lo malo y lo bueno; y muestra cambios existentes ofreciendo pruebas. Además, las soluciones propuestas, indicó la maestra: “deben ser sostenibles y replicables”.
2. Vencer el cinismo
La periodista estadounidense mencionó, en la misma línea de periodismo de soluciones, un rasgo que, a su juicio, se peca por exceso en las redacciones: el cinismo. Según ella, desconfiar de cualquier acción o intención de un gobierno es un delito menor; mientras que la credulidad excesiva se considera un delito mayor.
“Los periodistas de esta esta región no tiene miedo a denunciar corrupción o al Estado, pero sí a hacer periodismo de soluciones, porque puede ser visto como relaciones públicas, abogacía o algo demasiado light”, expuso Rosenberg.
Al mismo tiempo, indicó que las emociones fuertes que nos llevan a compartir una nota no tienen por qué ser solo negativas. “Uno piensa que la gente comparte cosas que hacen sentir rabia o miedo, pero no es así. La gente comparte cosas que le hacen sentir emociones fuertes. Esa emoción puede ser esperanza”, dijo Rosenberg.
3. Buscar la excepción positiva
Una forma de darle otro enfoque a los reportajes de investigación es, según la técnica de periodismo de soluciones, ofrecer al lector la excepción positiva, en vez de la negativa.
“Cuando recibimos una base de datos, normalmente buscamos lo peor y describimos por qué lo peor es peor. Pero también es bueno mirar lo mejor, para ver qué para explicar su éxito”, expuso Rosenberg.
Otro de los ejemplos que puso Tina fue un reportaje sobre la contaminación por plomo que, aunque ya había sido abordado con diferentes perspectivas, no había logrado captar la atención del público. En este caso se mostraron las medidas adoptadas por diferentes ciudades de Estados Unidos que habían resultado efectivas y estas se contrapusieron con la falta de medidas adoptadas en Cleveland, localidad desde la que se realizó el reportaje Race, racism and lead poisoning: Toxic Neglect.
“Un problema previamente visto como inevitable pasa a ser inaceptable, porque se muestra que sí hay soluciones”, expuso Rosenberg.
4. Prestar atención a la información tan cotidiana que nadie le presta atención
“Hay asuntos que no aparecen en las noticias, porque están todos los días, pero que sí afectan a la vida de sus lectores”, dijo.
Para mostrar que estos temas son innumerables, la estadounidense pidió a los 17 periodistas centroamericanos que mencionaran asuntos tan cotidianos que se vuelven invisibles. Los talleristas, en un patio de Antigua Guatemala, bajo el sol del inicio del verano tropical, se fueron pasando una pelota que les daba muy pocos segundos para pensar.
De esta forma, reporteras y reporteros de la región más violenta del mundo —quienes “desayunan comen y cenan muertos”, como declaró el periodista salvadoreño Bryan Avelar, o quienes en su pauta televisiva cuentan “muertos, muertos, muertos, alguien del Gobierno diciendo que todo va bien, muertos muertos muertos”, como dijo Ariel Torres, periodista hondureño—, comenzaron a mencionar otro tipo de temas. Por ejemplo, cortes de agua potable, semáforos que no funcionan, niñas que no van a la escuela, salario mínimo congelado o horas de tráfico para llevar a los niños al colegio. Temas que, según las palabras de los propios periodistas, habitualmente no tienen espacio en una pauta informativa cooptada por la violencia.
Leer además: 5 historias de periodismo de soluciones por Tina Rosenberg.
5. Una buena planificación para llegar a buen puerto
El periodista Daniel Lizárraga se formó cuando en México aún no había método ni rigor en las investigaciones periodísticas. En la última década ha conseguido, junto a un equipo de periodistas de este país, transformar el periodismo de investigación y lograr que éste descienda y genere un impacto en la población.
Para Lizárraga, uno de los aspectos más importantes para llegar a la forma más sencilla de contar una investigación es tenerla muy bien reporteada y, para ello, es necesario una buena planificación.
“La mayor parte de las investigaciones que llegan a buen puerto es porque están bien planeadas. Hay una intención deliberada de llegar a algún lado. No es estar esperando a ver por dónde sopla el viento, o ver la tierra firme para poder llegar a algo”, dijo Lizárraga. Esto es importante para no bloquearse con la información recabada.
“A veces nos sentamos a tratar de escribir algo cuando no lo tenemos claro en la cabeza. Y, si no lo tienes claro, te atoras, te das cuenta de que te faltan cosas. Y, si te faltan datos, es porque no lo planificaste bien”.
6. Aportar algo nuevo
Para poder interesar a los lectores, los periodistas deben aportar algo nuevo, mostrar nuevos hallazgos.
Así lo expuso Lizárraga, quien actualmente coordina la Unidad de Investigaciones Periodísticas en Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) y hasta 2016 coordinó las investigaciones especiales en Aristegui Noticias.
“A veces dicen: qué buena investigación hiciste, pero ¿la hiciste tú, o la hizo la policía? Para que sea una investigación, tú tienes que aportar algo”.
Según el periodista mexicano, una investigación no es consignar una denuncia, tampoco es una filtración: “Las filtraciones son para investigarlas, no para escribirlas”.
Así, las filtraciones, los rumores, las llamadas anónimas, un dato público, un informe oficial o una denuncia no son productos sobre los que escribir. Estos elementos son solo disparadores para iniciar nuestras investigaciones o, como Lizárraga las llama, “colas de rata”.
Por ejemplo, la investigación La estafa maestra surgió de una denuncia, mientras que La casa blanca de Enrique Peña Nieto, por la que su equipo fue galardonado por varios premios, partió de una noticia en la revista Hola.
7. Formular una hipótesis viable
Una investigación parte de una buena hipótesis, que nos marcará el camino a seguir. Esta nos indicará cuáles son las pruebas que necesitamos y también si nuestro tema es viable.
Según Daniel Lizárraga, una buena hipótesis debe ser una afirmación que pueda tener una respuesta, que puede ser comprobada o negada y que, además, esté delimitada en el espacio y el tiempo. “¿Dónde están parados?, ¿cuáles son sus hechos y sus consecuencias?”.
8. Reportear desde la calle
Para que una investigación esté bien realizada, es importante que esté bien sustentada, con un elemento disparador verificado, una hipótesis bien trazada y con pruebas que logren comprobar o refutar esta hipótesis. Pero algo tan importante como saber reportear una investigación es saber contarla.
“Una buena técnica para tener elementos de narración es salir a la calle. Las investigaciones periodísticas se hacen en la calle”, expuso Lizárraga. Según el periodista investigativo, un vicio, sobre todo en los reporteros más jóvenes, es realizar todo el reporteo desde los escritorios. Esto hará que estas investigaciones adolezcan de los suficientes elementos narrativos para poder hacerla interesante al “contársela a nuestra abuela”.
En esta misma línea, Lizárraga insistió en la necesidad de entender muy bien nuestro tema para poder contarlo de la forma más sencilla. “Si no puedo explicar bien una investigación no tengo incidencia” —dijo el periodista mexicano—, “Para tener incidencia, tienen que saber contar la información; pero, para saber contarla, la tienen que entender”.
Sobre el taller Investigando problemas y soluciones
Es convocado por la FNPI - Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con apoyo de Open Society Foundations. Se realizara en Antigua Guatemala del 25 de febrero al 1 de marzo de 2019, con la participación de 17 periodistas de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, y la dirección de Daniel Lizárraga y Tina Rosenberg.