El difícil ejercicio del periodismo en Venezuela visto por ojos extranjeros

El difícil ejercicio del periodismo en Venezuela visto por ojos extranjeros

El periodista guatemalteco Marvin Del Cid comparte su experiencia de trabajo en Venezuela. Dice que tanto chavistas como opositores dificultan la labor de la prensa, así sea la extranjera.
Es habitual ver periodistas usando cascos y máscaras antigas en Venezuela. Fotografía: Marvin Del Cid.
Marvin del Cid

Durante este año he realizado coberturas periodísticas en varios países. En cada una de ellas, las experiencias han sido muy valiosas para mí trabajo, por las nuevas perspectivas que conllevan y la visión que me han permitido tener sobre determinadas realidades.

Los colegas no me dejaran mentir. Hay lugares en donde uno desea estar haciendo su trabajo como periodista y ser testigo directo.

 “¿Qué otro oficio le permite a uno vivir la historia en el instante mismo de su devenir y también ser un testimonio directo? El periodismo es un privilegio extraordinario y terrible”, decía Oriana Fallaci.

Una frase contundente para quienes estamos convencidos de que el periodismo no es un simple trabajo. Es una profesión por medio de la cual podemos generar cambios en nuestra sociedad y aportar a la democracia.

En junio pasado fui testigo directo de las protestas y de la conflictividad que se vive en Venezuela. Tuve la oportunidad que estar unos días en Caracas y documentar parte de lo que sucede en una de las capitales más grandes de América Latina.

Informar desde Venezuela no es fácil. Mucho menos cuando se hace desde las calles, pues esa ciudad es un polvorín. Estuve tanto en sectores afines al chavismo como en lugares donde los opositores son mayoría. Los más complicado es tomar fotos o videos. Tanto opositores como oficialistas están al acecho y en cualquier momento se puede ser víctima de agresiones, amenazas e insultos.

Caminé junto a una colega venezolana en Altamira (uno de los barrios más acomodados de Caracas). Mi objetivo fue documentar lo que pasaba en las calles. Hice varias fotos y unos minutos después nos empezó a seguir un grupo de jóvenes. Con mi pasaporte y credencial de prensa me identifiqué, ellos me dijeron que se manifestaban en contra del Gobierno y se tomaban la libertad de pedir identificación a quien consideraran.

Debí enseñar mi pasaporte en un día varias veces. No hacerlo implicaba riesgos, e incluso podía perder el equipo de trabajo o ser agredido.

Lo mismo sucedió en los sectores en donde se concentran los colectivos chavistas o simpatizantes del Gobierno, hay gente destinada para hacer ese trabajo.

Por si eso fuera poco, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) te puede agredir antes de lograr identificarte. Los agentes en muchas ocasiones, lejos de garantizar el trabajo de los periodistas, los atacan o incluso los detienen. El abuso de poder es parte del día a día.

Decenas de colegas venezolanos han reportado el robo de su equipos, intimidaciones y amenazas. Ni opositores ni oficialistas garantiza la libertad de prensa. Aunque a mí no me agredieron en ningún momento físicamente, sí tuve que pasar varios momentos de tensión. Solo en lo que va de 2017 más 680 periodistas han sufrido ataques en Venezuela.

En el país suramericano hay nerviosismo al hacer coberturas, pues ambos bandos se creen con la libertad de agredir a los comunicadores y lo hacen porque saben que la mayoría de casos quedarán en la impunidad.

Al momento de hacer entrevistas, nunca falta la pregunta del entrevistado sobre el trabajo que uno realiza, y si está a favor o en contra del Gobierno.

Tengo muy buenos amigos periodistas en Venezuela y estuve acompañado casi siempre por una de ellas, pues temía que yo sufriera alguna agresión. La mayoría de colegas tienen historias que contar sobre los problemas que han tenido en distintas coberturas.

En Venezuela la censura previa, la autocensura y la censura son muy comunes. Como dije en una nota que publiqué sobre mi cobertura en el país suramericano: allí se siente temor e incertidumbre.

Durante los días que estuve en Venezuela la situación era compleja por los constantes enfrentamientos en las calles. En las últimas semanas eso ha cambiado, pero lo que sigue intacto es el temor de los colegas al momento de realizar sus coberturas, porque las pasiones están a flor de piel.

Sin duda, uno de los grandes retos de los periodistas en Venezuela es la unidad, de lo contrario la situación será más cuesta arriba. 

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