La agregaduría de contenidos no es una mala práctica si se hace con responsabilidad, ética y respeto a la audiencia. Cuando le encontramos matices a la agregaduría de contenidos nos acercamos tanto al copy paste que un lector bien entrenado detectará nuestra fechoría.
Es un tema que ciertamente me ha apasionado durante años cuando The Huffington Post se puso de moda -como hoy lo está BuzzFeed-y muchos medios encontraron la fórmula ideal para lograr tráfico de la manera más sencilla, y a veces más burda.
La web que dirijo es como un laboratorio y la primera recomendación es no al copy paste, más contenido propio y agregaduría de contenido con respeto estricto a la fuente. Pero hemos cometido errores y la crítica es constante.
Los medios peruanos, en particular, han caído en esta mala práctica hasta el exceso. Y los latinoamericanos en general no se salvan. Llega un punto en que hallar la fuente es una tarea difusa que te lleva por caminos impensables. RASTREAR la fuente debería ser una tarea habitual de los editores de contenido, pero temo -y lo digo con mucha modestia-esto no ocurre. Al contrario, percibo una urgencia por publicar a un ritmo tan frenético, a una velocidad tan agobiante, que la fuente es lo que menos importa a pesar de que Internet pone en nuestras manos una serie de recursos que antes no teníamos para poder citar con extrema corrección el contenido original.
En el taller de Periodismo Digital que estoy dictando en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya me he planteado el reto de dedicar, al menos, ocho semanas íntegras a enseñar a los estudiantes a CITAR la fuente con rigurosidad y en mi opinión, el rigor lo podemos resumir así:
-Mencionar a la fuente original y LINKEARLA. El hipervínculo, esencia de la red desde sus inicios, debe llevar a la historia que inspiró la nota y no a la web. Es la mejor forma de dar a la audiencia el verdadero insumo de la información.
-Si la fuente es el dato de un periodista en Twitter, Facebook, Instagram o Tumblr, o Pinterest, o cualquier plataforma social, lo correcto es mencionarlo de manera destacada las veces que sea necesaria, incluso antes de empezar el texto. (Dato de …).
-Las negritas sin hipervínculos es una manera bien tramposa de dar crédito a una fuente. Lo mismo cuando la ponen en cursiva al final de la información.
-Si se traduce un texto, lo correcto es mencionar a la fuente original e incluso intentar ir más allá. Buscar la investigación, el estudio o el informe que generó un post. Esa debe ser la tarea de este periodista digital curador. Podemos dar más que el sitio original, pero no robarnos el crédito. Y de preferencia citar al autor de la nota original.
-Twitter, Facebook, Instagram, Google Plus y Vine, así como YouTube, para mencionar solo a las redes sociales más populares permiten embeber el contenido. Embeber (o incrustar) el tuit que generó nuestra historia es una buena manera de hacer agregaduría de contenido respetando a la fuente.
CASO 1
-¿Por qué no citas la fuente?-pregunto a una postulante a redactora web.
-Porque en el medio donde trabajaba me decían que no lo haga, que no era necesario y que solo íbamos a dar tráfico al sitio original.
(El medio en cuestión, uno de los más importantes de Perú, tiene esa mala práctica, pero me parece que va encaminándose. Esta ‘regla’ que se ofrece a los practicantes o recién egresados que deben producir ocho o diez notas en jornadas de seis u ocho horas trastoca lo poco o mucho que aprendieron en la universidad. Se les hace costumbre, una peligrosa costumbre que puede llegar a la frontera del plagio).
CASO 2
Las listas de BuzzFeed, el famoso sitio de virales que para The New York Times, como The Guardian y la BBC se ha convertido en un preocupante competidor y todos los quieren clonar como si se pudiera en 20 clics. El resultado: mamotretos aburridos, nada curiosos, nada virales, algo estúpido. Amo las listas, consumo BuzzFeed en exceso y es caso de estudio en mis clases e investigaciones, y me pregunto a diario qué ingieren esos periodistas para producir “50 tatuajes hechos con puntos que son realmente impresionantes” o “21 palabras que tienen un significado diferente cuando eres un gato”.
Producir notas como salchichas, como me decía Olga Lucía Lozano en alguna charla de esas en Colombia, causa esperpentos. Así, tememos malas copias de BuzzFeed en Perú y en todas partes. No voy a detenerme en decir que BuzzFeed es más que gatitos y que ha iniciado una etapa hacia el periodismo serio que genera gran expectiva, pero por esta parte del mundo tenemos listillas penosas que no dan tanto tráfico, pero que algo suman. Un post de BuzzFeed que se respete debe tener GIF y fotitos, y videos; poco texto y de preferencia cierto humor.
Así que los editores reclaman, en Perú como en otras partes de América Latina, cosas como: “Hazte algo como BuzzFeed”. O quizá: “Ya viste lo de BuzzFeed, hazlo así, métele cualquier foto”. ¿Y citan la fuente? En varios casos analizados, se cita a las fuentes de BuzzFeed, pero no a BuzzFeed. ¡Genios! Pero los encargados de hacer este periodismo salchicha son jóvenes egresados, periodistas que se van formando para crear virales inspirados en otros virales que no acaban siendo virales, palabrita tan de moda que garantiza tráfico supuestamente fácil. Aunque ya tengo mis dudas.
CASO 3
Editor pregunta: ¿Sabes hacer virales?
El redactor joven responde: No, pero sigo a BuzzFeed.
Editor: ¿Sabes hacer listas?
El redactor, asustado, responde: Claro.
Ya, te llamamos.
El editor husmea en las cuentas de Facebook y Twitter del chico, y llama al recién egresado.
Lo invita a sentarse en la redacción, le da breves pautas (no linkees sitios externos -o sea, la fuente), y le pregunta si puede hacer 10 notas al día. Luego le aclara que no es para asustarse hay notitas que tienen 3 líneas y un video de YouTube que la está rompiendo en Internet. Fácil.
Regresa al sitio donde está sentado el redactor y acota: “También puedes seleccionar tuits curiosos, faltosos”. Y algo más: “Debes estar recontra atento a los memes para hacer la lista de memes en menos de 10 minutos”. La nota puede titular: “Los memes de …”. El inocente -todavía inocente redactor- pregunta: ¿Y si no hay memes? “Los haces”, dice el editor. Se olvida que los mejores memes son los que crea la audiencia y no los que se arman los periodistas, pero esa ya es otra historia.
En un webinar de la FNPI, Montserrat Domínguez defendió la agregaduría de contenidos con esta frase: “No se trata de apoderarse de la información sino de reconocer el trabajo de otros”. La mejor agregaduría de contenidos es la que invita al lector a la fuente original o a las fuentes necesarias para tener la mejor y más completa información.
Este post, el primero de una serie que publicaré para la FNPI, no pretende dar solo lecciones. Lo asumo como un aprendizaje que me permitirá corregir lo que he hecho mal por las mismas urgencias de editora que busca el tráfico. Por lo pronto, y antes de estar publicado, lo he compartido con mis redactores para que me cuestionen porque si de algo estoy segura es que el aprendizaje es diario, y los errores nos salpican a todos.
Recomienda estas lecturas sobre el tema:
Respuesta del Consultorio Ético de la FNPI sobre la agregaduría de contenidos
Entrevista a Guillermo Franco, director de Pulzo.com
Ética Segura: ¿Es ética la agregación de contenidos?
Clases de periodismo: Lo bueno y malo de la agregaduría de contenidos
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