En Colombia se vive desde hace un mes un intenso debate a causa de las idoneidad de los cirujanos plásticos o estéticos del país. Luego de que se presentaran denuncias de mujeres que murieron o sufrieron deformaciones en sus cuerpos tras someterse a procedimientos de este tipo, tomó fuerza en redes sociales la campaña #CirugíaSeguraYA, a través de la cual se le pide al Ministerio de Educación endurecer las regulaciones sobre la formación de cirujanos que suelen practicar el oficio tras obtener títulos express.
La historia de la periodista Lorena Beltrán, cuyos senos terminaron con unas notorias cicatrices tras una mamoplastia de aumento, motivó a otras mujeres a mostrar las consecuencias que tuvieron en sus cuerpos cirugías mal hechas o que se complicaron luego de haberse realizado.
Pocos días después de que se conocieran las primeras declaraciones de Beltrán apareció publicada en El Espectador, diario que ha asumido las investigaciones del caso, una entrevista con la actriz Lady Noriega, quien en sus respuestas trató de bajarle el tono a las denuncias al afirmar que “detrás de la garrotera entre cirujanos hay un negocio” disputado entre las dos principales asociaciones de cirujanos plásticos del país.
Una semana después fue necesario que El Espectador publicara un artículo/rectificación titulado Lo que Lady Noriega no contó sobre las cirugías plásticas. Allí se aclaraba que la ex reina de belleza y actriz no había mencionado en la entrevista que está casada con Rodolfo Chaparro, miembro activo de la Asociación Colombiana de Cirugía Plástica (ACCP) y de la Asociación Científica Colombiana de Medicina Estética (Acicme), con un título otorgado por la Universidad Veiga de Almeida, una universidad en Brasil cuyos graduados no pueden ejercer la profesión en su propio país.
La forma en que Noriega engañó al periodista que la entrevistó fue abordada por Fidel Cano en su sección semanal Redacción al Desnudo. “No voy a decir que la entrevista no tuviera un valor periodístico… Pero a veces las historias más atractivas vienen con un veneno por dentro”, admitió el director del diario.
¿Cómo detectar ese veneno que pueden traer por dentro las historias más atractivas? ¿Podemos afirmar que las fuentes siempre tendrán un interés oculto? ¿Cómo detectar que una fuente que entrevistamos tiene un interés particular por revelar información? ¿Cómo lidiar con las fuentes interesadas? ¿El hecho que una fuente esté interesada la descalifica para hacer parte de una investigación periodística? ¿Cómo incluir todos los puntos de vista en un reportaje a pesar de los diversos intereses de las fuentes? ¿Qué hacer cuando una fuente nos engañó utilizándonos para defender sus intereses? ¿Qué grado de culpabilidad tiene un periodista cuando una fuente que entrevistó no reveló su conflicto de intereses? ¿Qué debería hacer un periodista para que una fuente sea clara respecto a sus intereses antes de conceder una entrevista?
Para responder a estas y otras preguntas que planteamos a propósito de lo sucedido en Colombia, los seguidores de la cuenta @EticaSegura participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Storify.
La Red Ética Segura hace parte de la alianza Ética Segura, de la FNPI y el Grupo SURA, que propone un espacio de reflexión y debate acerca de los cambiantes desafíos éticos del oficio.