Pregunta de Fernando Charrupí en nuestro Consultorio Ético
Redactor
Llano 7 días
Villavicencio, Colombia
R.-Difundir palabras o imágenes de personas en estado de embriaguez es una práctica periodística que:
Desconoce los derechos de la persona embriagada. Puesto que se trata de un estado de inconciencia y de irresponsabilidad, la persona no tiene control sobre sus acciones ni palabras; por tanto es un abuso darle difusión a sus palabras o imagen. Desconoce el respeto debido a las audiencias a las que se somete a un espectáculo repugnante.
La presencia de un borracho, en cualquier auditorio, pero sobre todo en los medios de comunicación, es un acto de mal gusto y de irresponsabilidad. Es, además, un acto de desconsideración para con los parientes y amigos del borracho. Todos ellos tienen derecho a la discreción con una información bochornosa e innecesaria desde el punto de vista del bien público.
Estas tres obvias consideraciones solo pueden ser ignoradas por quienes, en vez de informar, se valen de estos hechos para hacerles daño a las personas, o para agredir al público a quien se le debe en todo caso una información de buen gusto, o de interés para el bien público; o cuando es necesario, de denuncia necesaria para el bien de todos.
Documentación
La BBC, cadena pública británica de referencia por sus contenidos, pero también por el tratamiento ético de los mismos aborda esta cuestión de forma exhaustiva. Su línea editorial deja bien claro que el lenguaje ofensivo es una de las causas más frecuentes de queja y advierte que una misma palabra puede ser recibida de formas muy diferentes, por los receptores según el lugar del mundo donde vivan, su edad, sexo, educación, creencias, nacionalidad, etc.
El libro de estilo del diario El País indica que las fotografías, con imágenes desagradables solo se publicarán si añaden información, una referencia que, si bien es explícita da lugar a la interpretación pues dependerá del periodista decidir si una imagen en cuestión ayuda o no a comprender el mensaje. Estas ambigüedades desaparecen a la hora de abordar el uso del lenguaje en el periódico del grupo PRISA: las expresiones vulgares, obscenas o blasfemas están prohibidas.
Como única excepción a esta norma, cabe incluirlas cuando se trate de citas textuales, y aun así, siempre que procedan de una persona relevante, o que hayan sido dichas en público o que estén impresas y que no sean gratuitas.
El código el diario El Mundo, de carácter más reflexivo y elaborado, a partir de ejemplos, se pregunta qué se debe incluir y qué subrayar por motivos de buen gusto en los textos de imagen. El propio documento refleja el carácter ambiguo del documento en una sociedad de valores cambiantes por lo que termina indicando que no es posible establecer fronteras fijas e inamovibles en esta cuestión.
Finalmente confía la cuestión al criterio periodístico recordando que pese a la dedicación de El Mundo a publicar todo lo que es noticioso y de relevancia pública incuestionable, la frontera que no se debe traspasar entre crudeza y truculencia, en particular en la información gráfica, deben quedar siempre presentes en la mente de los responsables de la redacción.
Marcel Mauri en La ética informativa vista por los ciudadanos. El Ciervo, Barcelona, 2010
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