Hubo una época en que se multiplicaron los suicidios y en el medio en que trabajaba, un periódico vespertino, se le asignó a un periodista el cubrimiento de estas noticias a pesar de la acusación que otros medios hicieron responsabilizando al vespertino por los muchos casos de suicidas. ¿Tenía sentido esa acusación? R.-Tenía sentido. De hecho esta es la clase de información que los manuales de estilo señalan como de alto cuidado.
Es, en efecto, una noticia de particular sensibilidad porque puede dar información y estímulo a personas que están contemplando la posibilidad de suicidio.
Estas personas están en situación de incertidumbre porque no están seguras de una decisión que aplazan, o porque no logran decidir el modo de su muerte, o el lugar, o el momento, o dudan de su propia voluntad de morir.
Las noticias sobre suicidios pueden aportar respuestas a esas preguntas o convertirse en estímulos para decidir.
Es necesario tener en cuenta para éste y otros casos que no hay comunicación sin efecto y que la del medio de comunicación puede ser la que el potencial suicida tenga en cuenta, o por la autoridad moral del medio, o del periodista, o porque está garantizada la discreción de la fuente de información; o porque el potencial suicida se mantiene en una situación de sensibilidad y de receptividad a cualquier estímulo externo que secunde su propósito.
Preguntarse sobre los efectos de la información que se va a publicar es un deber ético en todos los casos; ese deber se intensifica cuando se trata de casos sensibles como este en que una vida humana está de por medio.
Documentación
Unos 50 estudios realizados en la década pasada han encontrado la existencia de un contagio del suicidio que parte de la forma en que los medios de comunicación describen el hecho.
Esas investigaciones también han determinado que la romantización inadvertida del suicidio o la idealización de quienes se cobran sus propias vidas, al presentar el suicidio como un acto heroico o romántico, alienta a otros a identificarse con las víctimas. La divulgación del método del suicidio en los informes de prensa alienta a individuos vulnerables a quitarse la vida. El peligro es todavía mayor si se presenta una detallada descripción del procedimiento.
La presentación de un suicidio como un acto inexplicable de personas aparentemente sanas o de grandes logros es potencialmente un aliento para la identificación de otros con las víctimas. Los medios de prensa “siempre buscan explicaciones simples como la raíz de un suicidio”, dijo Herbert Hendin, director médico de la Fundación para la Prevención del Suicidio. En realidad la causa que lleva a una persona al suicidio es más complicada que un reciente hecho doloroso, la ruptura de una relación o la pérdida de un empleo.
El informe dice que incluso el lenguaje que se emplea en una crónica sobre suicidio debe ser cuidadoso. Por ejemplo, es mejor decir que “hay un incremento en la tasa de suicidios” o calificar el aumento como una epidemia. Cuando sea posible es mejor evitar referirse al suicidio en el titular de la noticia. A menos que el suicidio haya ocurrido en lugar público, la causa de muerte debería aparecer en el cuerpo de la información.
Es mejor decir “muerte por suicidio” o “intentó no mortal” a usar términos como “se quitó exitosamente la vida”, “intento fallido” o “fracaso”.
Informe con recomendaciones para la prensa, transcrito por A.P en agosto 8 de 2001.
Consultorio Ético de la Fundación Gabo
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