Aquí se ha criticado el despliegue que la prensa le ha dado al secuestro y muerte de los periodistas de El Comercio, porque eso mismo no sucede con otros secuestrados. ¿Tenemos los periodistas un status privilegiado? Éticamente, ¿qué debió ser lo correcto?
Respuesta:
Puesto que un periodista, profesionalmente, es un servidor público, eso lo convierte en un bien público, o sea un bien de todos. Secuestrarlo o asesinarlo es atentar contra un bien de toda la ciudadanía y es poner en peligro un derecho de todos, que es el estar bien informados.
La protesta por los atentados contra los periodistas, por esa razón, no es solo un reclamo gremial, sino una voz ciudadana que exige el respeto y la protección de ese derecho y del profesional que lo hace real.
El periodista, como persona, no tiene más derechos ni categoría de los que corresponden a cualquier ciudadano; no tiene, por tanto, derecho a un tratamiento de privilegio; es su función la que debe ser protegida, porque es pública y esto explica que la comunidad sienta que se atenta contra ella en los casos de agresión al periodista.
Esta circunstancia le crea a la profesión unos deberes claros de defensa y fortalecimiento de lo público y de subordinación de sus intereses privados a todo lo que tiene que ver con los intereses de todos.
La información sobre las agresiones a periodistas debe tener ese acento: el de la defensa y el cuidado que se les debe a los bienes públicos; el periodista, por su, parte, al actuar debe hacerlo como un bien de todos.
Documentación
Los informadores y periodistas al satisfacer un derecho humano universal lo hacen, no como titulares de ese derecho, que en cuanto personas sí lo son, sino que en cumplimiento de un deber, ya que todo derecho genera los deberes correspondientes, y si existe el derecho universal a la información será indispensable que unos profesionales, los periodistas, asuman el deber de satisfacerlo. Esta es la verdadera misión del periodista, cumplir con el deber de informar para que el resto de la sociedad pueda satisfacer plenamente el derecho a la información.
Por lo mismo, para cumplir con ese deber de informar, el periodista debe estar capacitado para investigar, elaborar los mensajes y difundirlos; ese deber de informar también explica que en la sociedad se otorgue un status especial a los profesionales de la información y que existan estatutos que determinan el perfil, requisitos y normas éticas que lo rigen.
Como señala Brajnovic: “los deberes de ejercer el periodismo activo, de tener siempre presentes los valores humanos, culturales y sociales del hombre y del mundo, de vivir la responsabilidad practicando las virtudes propias de la profesión y del profesional del periodismo, aún exponiéndose a graves riesgos y sin traicionar su propia conciencia, son temas que al mismo tiempo se refieren al periodismo y a cada una de las personas que ejercen esta profesión”.
Mario Urzúa, Periodismo y ética. Centro de Estudios Bicentenarios, Santiago de Chile, Chile. 2005. P 21.