Este texto es parte de la alianza que desarrollan la Fundación Gabo y Oxfam, dirigida a periodistas, personal directivo de medios de comunicación y organizaciones, activistas y ciudadanía interesada en hacer visible la desigualdad en la región.
La pandemia originada por la covid-19 significó un giro radical para la humanidad: en menos de tres meses una buena parte de la población mundial tuvo que entrar en cuarentenas estrictas para impedir que el virus se siguiera propagando y matando personas.
La agresividad de esta nueva versión del coronavirus queda clara con las mismas cifras: a finales de agosto se habían presentado más de 24 millones de casos en todo el planeta y se habían registrado más de 822.000 muertes por esta causa.
Latinoamérica se convirtió en el epicentro de la enfermedad y además de registrar un número creciente de casos y decesos, la región empezó a mostrar las enormes vulnerabilidades que sufren grandes proporciones de la población. Personas de escasos recursos sin acceso a ingreso por cuenta del cierre de las economías, aumento en la violencia intrafamiliar por el enclaustramiento obligatorio y mayores cargas laborales y productivas forman parte del diagnóstico crítico que se agudizó en esta etapa y que afecta mayoritariamente a sectores vulnerables de la población.
La pregunta que surge en este contexto es de qué manera el periodismo puede abordar este complejo escenario y cómo impulsa con su agenda una política en favor de las personas más afectadas.
En un primer momento, los profesionales del periodismo sufrieron igualmente el impacto de la pandemia: en primer lugar, la agenda se centró en un tema sobre el que hay mucha incertidumbre inclusive entre los mismo expertos y cuyos impactos no era posible prever. Eso hizo que quienes tuvieron que cubrir estos temas enfrentaran un desafío para determinar los impactos reales en toda la población, pues las cuarentenas podrían ocultar muchos de los problemas reales para la gente. De otra parte, el manejo de fuentes se dificultó por el confinamiento obligatorio y la necesidad de acceder a ellas por plataformas virtuales.
Hay un desafío adicional: los mensajes periodísticos se supone dan fe de lo que está pasando, pero han entrado en el flujo excesivo de información del nuevo contexto de virtualidad como un contenido más que no se diferencia, aparentemente, en nada de la opinión, la caricatura y hasta las fake news. Todo ello pone de presente la necesidad de que el periodismo vuelva a sus raíces logrando empatía con lo que les ocurre a los menos favorecidos.
Eso implica exigir de la política pública programas efectivos para suplir los ingresos que han perdido durante el confinamiento. Además, se hace necesario un seguimiento exhaustivo a la situación de los sistemas de salud porque sobre ellos yace la responsabilidad de mantener condiciones dignas de tratamiento para toda la ciudadanía y, más importante aún, el salvar muchas vidas con un tratamiento oportuno.
Finalmente, se hace necesario poner el foco en las reformas fiscales necesarias para fortalecer el gasto público, con énfasis en la atención de los menos favorecidos. Así, el debate sobre el futuro de los impuestos debe estar en la mira de los profesionales que cubren estos temas.
El dilema entre pandemia y economía es falso: los administradores de lo público pueden garantizar, a través de redes de protección sólida, ingresos a los más vulnerables y convertirlos en prioridad de la atención en salud. Sin lugar a dudas, el periodismo no es la excepción en una circunstancia de pandemia, pero si enfrenta con claridad los desafíos, puede aportar en la construcción de una agenda y una política pública más eficiente para proteger los derechos de todos, especialmente las de las porciones más vulnerables de la población.
Sobre el seminario web 'La promesa de la reactivación económica: revolución o retroceso'
Con la pandemia se han reorientado recursos públicos para atender la crisis sanitaria financiando servicios de salud y programas de protección social al empleo y alimentación. Con la extensión de la crisis y el aumento de la pobreza, aparecen cada día nuevos retos para el futuro económico y social de América Latina. Ante este panorama, ¿puede ser la pandemia una oportunidad para considerar nuevas soluciones al histórico problema de desigualdad de América Latina? ¿Hacia dónde deben ir orientadas las políticas públicas para reactivar la economía y garantizar la protección durante y posterior a la pandemia de todas las personas? Para reflexionar sobre estas y otras cuestiones conversarán Jonathan Menkos, director del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) y Aldemar Moreno editor en jefe de Revista Dinero.
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