El periodismo de soluciones es la cobertura rigurosa y basada en evidencias de las respuestas a problemas sociales, tal como lo define la periodista Tina Rosenberg. Sin embargo, al trasladar las respuestas a un problema ofrecidas por personas, instituciones del Gobierno, iniciativas no gubernamentales o privadas, se puede caer en el riesgo de dar una imagen mesiánica o heroica de quien ha puesto en marcha la solución. ¿Cómo evitar hacer activismo al hablar bien de algo?
La periodista Tina Rosenberg ofreció en Antigua Guatemala varios consejos para que los reportajes sobre soluciones lo hagan con la sobriedad y objetividad necesarias para evitar la desconfianza del público. Lo hizo durante segundo día del taller ‘Investigando problemas y soluciones’, organizado por la FNPI - Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano para 17 periodistas de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Este taller se ofrece durante la semana del 25 de febrero al 1 de marzo junto al maestro de periodismo de investigación, Daniel Lizárraga.
1. Lenguaje conservador
El ejemplo más ilustrativo es que en el periodismo de soluciones no se usa la palabra solución. “Porque no es la solución”, indicó Tina Rosenberg, quien desde 2010 cuenta con una columna llamada Fixes en el New York Times, donde semanalmente se ofrecen ejemplos de periodismo de soluciones.
Así, Rosenberg propone atenerse a lo que se puede comprobar. “Hay que ser muy fieles a lo que puedes decir de la evidencia disponible, y no ir más allá”, sugiere la periodista ganadora de un premio Pulitzer.
Una nota de soluciones tampoco debe hacer predicciones a futuro; solo mostrar, como una fotografía, qué es lo que se está haciendo en el momento presente para solucionar un problema concreto.
2. Ofrecer contexto
Si solo hablas sobre una iniciativa concreta que ha logrado solucionar algo, sin ponerla en su contexto, puedes caer en predilecciones.
“Siempre estamos buscando un ejemplo para apoyar nuestra narración. Pero si es el único que das, puede parecer tu favorito. Hay que situarlo en el contexto”, mencionó la periodista estadounidense.
Rosenberg propuso situar este ejemplo dentro de todo el paisaje que lo rodea. “Si estás haciendo un reportaje sobre una iniciativa que ha tenido éxito, tienes que decir: esta es uno entre cuatro. Las anteriores soluciones propuestas no funcionaron…”, indicó.
3. Mencionar alternativas
“Cuando escribo una columna, hago uno o dos párrafos mencionando otras respuestas que pueden ser diferentes, en diferentes lugares”, expuso Rosenberg.
Estas alternativas, en todo caso, deben partir de condiciones socioeconómicas similares. Por ejemplo, para hablar sobre los retrovirales genéricos impulsados por Brasil para paliar el VIH, se mencionarían otros países del mundo donde haya funcionado, o no haya funcionado. Sin embargo, no sería riguroso mostrar una respuesta del Gobierno de Finlandia a un problema de la educación pública en Honduras.
4. Cubrir los retos y desafíos
Una las formas de que los reportajes realizados sobre periodismo de soluciones no caigan en activismo es mostrar todos los retos y desafíos que contempla la iniciativa para resolver el problema que estamos mencionando.
5. Justificar tu selección
Una de las principales recomendaciones para que el público no crea que estamos haciendo abogacía al mostrar una solución a un problema es ser honesto con nuestra audiencia con respecto a la respuesta elegida. Si esta todavía no tiene suficientes evidencias sobre su funcionamiento, porque todavía no ha transcurrido el tiempo suficiente, debemos contarlo.
“Si el programa es nuevo y no sabemos mucho hay que decir que sabemos que los resultados tempranos indican esto, pero estamos esperando más resultados. Todavía puede ser una buena historia, pero hay que estar claro con el lector”.
Sobre el taller Investigando problemas y soluciones
Es convocado por la FNPI - Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, con apoyo de Open Society Foundations. Se realiza en Antigua Guatemala del 25 de febrero al 1 de marzo de 2019, con la participación de 17 periodistas de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, y la dirección de Daniel Lizárraga y Tina Rosenberg.