“Alguna parte o todo el contenido compartido en este Tweet ha sido objetado y puede ser engañoso respecto de cómo participar en una elección u otro proceso cívico”. Con esta advertencia, Twitter ha marcado como falsos varios de los trinos publicados por el presidente de los Estados Unidos tras el cierre de las urnas en las reñidas elecciones presidenciales que enfrentan a Donald Trump contra Joe Biden.
Varios de estos trinos marcados como desinformación por parte del equipo de verificadores de Twitter hacen referencia a las denuncias de fraude electoral en los votos realizados vía correo. “Están trabajando duro para hacer desaparecer la ventaja de 500.000 votos en Pensilvania, lo antes posible. ¡Del mismo modo, Michigan y otros!”, dijo Trump en uno de los tuits marcados como falsos.
They are working hard to make up 500,000 vote advantage in Pennsylvania disappear — ASAP. Likewise, Michigan and others!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 4, 2020
No es la primera vez que Trump se enfrenta a las plataformas sociales por etiquetar sus publicaciones como falsas. En agosto, Facebook retiró por primera vez uno de los videos de campaña del candidato republicano en el cual afirmaba que los niños “son prácticamente inmunes al coronavirus”, lo cual fue considerado por los verificadores como falso y además riesgoso.
Los defensores de Trump, por su parte, consideran que este tipo de etiquetados constantes a las declaraciones del primer mandatario lesionan su derecho a la libre expresión. Él mismo firmó en mayo una orden ejecutiva que buscaba retirar de las redes sociales la responsabilidad de regular el contenido publicado por sus usuarios.
Más allá de la guerra digital desatada entre Trump y las plataformas tecnológicas, existe en realidad una delgada línea roja entre la censura y el etiquetado de contenidos considerados como falsos. Dejar que sean Facebook, Twitter y Google quienes decidan qué es verdadero o falso representa dejarles una enorme responsabilidad a estas compañías cuyo negocio es precisamente la información. “Muchos políticos a menudo me dicen que tenemos demasiado poder sobre la libertad de expresión. Y, francamente, estoy de acuerdo”, admitió Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook, en una publicación realizada en 2019.
Tal y como lo muestra el documental The Cleaners, las empresas de redes sociales como Facebook se han visto en la obligación de contratar a verdaderos ejércitos de censuradores para tratar de controlar la gran cantidad de contenido falso, pornográfico y violento que los millones de usuarios de sus plataformas publican a diario.
¿Qué riesgos supone que las plataformas sociales eliminen contenido que consideran falso? ¿Ha obrado bien Twitter al marcar como falsos los tuits de Trump donde denuncia fraude electoral? ¿Le estamos dando demasiado poder a Facebook, Twitter o Google para decidir cuál es la verdad? Si no son las plataformas sociales quienes regulen sus contenidos, ¿quién más lo debería hacer? ¿Cómo mantener las redes sociales libres de desinformación sin lesionar el derecho a la libre expresión?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de nuestra cuenta @Etica participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Momento de Twitter.
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