Si la hija del director fuera Jennifer Lawrence
5 de Septiembre de 2014

Si la hija del director fuera Jennifer Lawrence

El cuidado y el respeto no deben ser selectivos. La ética no debe ser selectiva.
Esther Vargas

La tarde del domingo, los medios de diversas partes del mundo comenzaron a difundir frenéticamente una serie de notas referidas a Jennifer Lawrence, cuyas fotos íntimas fueron robadas y filtradas a Internet.

Galerías de fotos, y seguimientos del tema como “tuiteros se vacilan con fotos” de la actriz se convirtieron en la noticia más importante del momento. He leído en estos días una serie de artículos sobre por qué las organizaciones de noticias no deberían haber difundido esas imágenes de la esfera privada de la actriz. Razones sobran como pueden ver en CNN, El País, The Guardian, The Independent, entre otros.

Por el lado peruano, la joven periodista Milagros Olivera escribió apenas unas horas después del incidente un amplio artículo en Clases de Periodismo que se convirtió en uno de los más leídos de la web, y que la llevó a un programa de televisión local a sostener sus apreciaciones sobre la cobertura que se dio a estas fotos.

El #Celebgate sigue siendo un tema importante, pero como funcionan los medios, la noticia que impulsó el morbo fue reemplazada por el video de la ejecución del periodista Steven Sotloff. Solo pongan Sotloff en Google y se encontrarán con este titular: “Video: así decapitó el ISIS al periodista estadounidense Steven Sotloff”. En América Latina, la atención está hoy puesta en Cerati.

Pero el caso de Lawrence no ha terminado y abre un debate necesario sobre la intimidad de los personajes públicos.

PUBLICA, PUBLICA…

Estuve indagando con colegas de los medios peruanos que difundieron las fotos -con leves mosaicos- sobre cómo se desarrolló esta cobertura.

Estas fueron las respuestas:

  • “Solo dijeron que se pongan todas y rápido. El mosaico fue idea mía”, me dijo un joven redactor web.
  • “Nos dijeron que se suba lo más rápido. Y nos pidieron seguir generando notas sobre el tema”, comentó otro periodista de una web limeña.
  • “Ya sabíamos lo que teníamos que hacer: publicar. Los domingos no hay casi nadie en la redacción y nadie revisó, pero ya sabemos cómo funcionar”, dijo otro.
  • “Alguien nos dijo que fuéramos más cuidadosos y quitamos unas fotos o acentuamos el mosaico. Luego reemplazamos por un cuadrado negro”, me contó una periodista.

¿Y si la hija del editor de la web fuera Jennifer Lawrence? ¿Y si Jennifer Lawrence hubiera sido una periodista del medio de comunicación? Me hice estas preguntas un poco obvias sabiendo la respuesta: simplemente no se publicaban.

Quienes hemos trabajado en medios masivos de comunicación sabemos bien del trato ‘preferencial’ que reciben los allegados a los dueños o directivos, los amigos de la casa, los amigos de los socios, entre otros afines privilegiados.

El cuidado y el respeto no deben ser selectivos. La ética no debe ser selectiva.

#TUFOTOCALATA

La periodista peruana Patricia del Río escribió ayer una columna en El Comercio donde invita a sus lectores a tomarse un sexyselfie y postearlo con el hashtag #mifotocalata. Su particular manera de protestar ante la actividad de los hackers que difunden imágenes privadas dividió a la audiencia.

“Tal vez deberíamos todos exponer nuestra foto más pendeja en el Face antes de que un enfermo nos la robe y la haga pública. Tal vez nos toca posar semicalatas frente al espejo e inundar las redes de ‘selfies’, básicamente tontos e inofensivos, para que por fin dejen de ser noticia. Digámosle al mundo: “Sí pues me hago fotos calata porque me gusta ¿y qué?”. Quitémosle a ese imbécil que hurga en nuestra privacidad el placer de difundir algo que no estamos escondiendo. ¿Total? ¿Qué tiene de malo un ‘selfie’ sexy? Yo cuelgo el mío en mi Face y me apunto a la campaña para que dejemos de ser noticia. ¿Y ustedes?”, escribió.

Le pregunté a Fátima Toche, abogada especializada en temas de Internet, sobre la difusión de fotos por parte de los medios peruanos.

Comparto su respuesta:

“El tema es algo complejo. La legislación penal establece que la violación de la intimidad es un delito.

Artículo 154.- El que viola la intimidad de la vida personal o familiar ya sea observando, escuchando o registrando un hecho, palabra, escrito o imagen, valiéndose de instrumentos, procesos técnicos u otros medios, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de dos años.

La pena será no menor de uno ni mayor de tres años y de treinta a ciento veinte días-multa, cuando el agente revela la intimidad conocida de la manera antes prevista. Si utiliza algún medio de comunicación social, la pena privativa de libertad será no menor de dos ni mayor de cuatro años y de sesenta a ciento ochenta días-multa.

Pero como ves la sanción se dirige a quien realiza el acto de violación a la intimidad y no a quienes lo difunden.

Sin embargo, el Código Civil señala de manera general y sin excepciones que  “la intimidad de la vida personal y familiar no puede ser puesta de manifiesto sin el asentimiento de la persona o si ésta ha muerto, sin el de su cónyuge, descendientes, ascendientes o hermanos, excluyentemente y en este orden.”

Por este segundo supuesto es que los medios de comunicación podrían verse comprometidos, dado que a todas luces están poniendo de manifiesto la intimidad de estas chicas. Siempre podrán argumentar que se trata de un hecho noticioso, pero como este artículo no tiene excepción de interés público, lo que salvaría a los medios es alterar las imágenes de modo que se vean lo menos “íntimas posibles”. Eso se puede hacer con mosaicos, espacios borrosos o barras negras sobre las partes íntimas.

Si bien con eso hay cierto blindaje a la cobertura, no libra a ningún medio de alguna demanda. Además de ello, me queda clarísimo que por un tema ético se debe resguardar la intimidad de una persona a la que sin su consentimiento exponen de esa manera.”

La búsqueda desesperada de tráfico ha creado prácticas denigrantes, cada día más denigrantes. Nos horrorizamos por lo de Sotloff, pero difundimos el video en busca de clics.

Se buscan pretextos para tocar el tema de Lawrence y oportunamente se enlaza a los desnudos (es curioso ver cómo los medios sí saben enlazar en estas situaciones, y para otras simplemente el tiempo no les alcanza).

Hoy es Lawrence, mañana puede ser una chica menos famosa, una mujer sin la etiqueta de ‘celebridad’. Pero si la hija del director/ editor de la web fuera Jennifer Lawrence, este artículo no se habría escrito.

Otras entradas en el blog de Esther Vargas.

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