Consulta: Nuestro medio tiene un espacio de opinión. Hemos publicado artículos de representantes diplomáticos tanto de Palestina como de Israel. Está claramente establecido que cada opinión es responsabilidad del autor y no representa la posición del medio. Sin embargo, un artículo de un representante diplomático de Israel generó una tormenta en contra del medio, acusándome de sionista, etc, ya ustedes se podrán imaginar. Naturalmente estoy acostumbrado a los insultos y ataques, entiendo que es parte del trabajo que hacemos, pero me quedó la inquietud en este caso ¿debe un medio negarse a publicar un artículo de opinión de un representante diplomático de una nación que está asesinando civiles indiscriminadamente? ¿Cuándo sí y cuándo no? ¿Dónde se trazaría ese límite en caso de trazarse? Siempre he pensado que a una opinión no se le calla, se le refuta, comparto aquella famosa frase erróneamente atribuida a Voltaire (No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo) pero ahora me pregunto si de verdad debimos considerar rechazarle el artículo a la embajada de Israel. Este escenario me ha perseguido por semanas, pues honestamente no tengo claridad (y me pasa por primera vez en 20 años) de cuál es la respuesta correcta. Aprecio mucho la guía que puedan darme pues todo este episodio me hizo cuestionarme muchas de las ideas que he dado por sentadas a lo largo de mi carrera. Diego Delfino / Costa Rica
Responde Yolanda Ruiz
Recibir críticas es parte del oficio y por eso, aunque conviene estar abiertos a escucharlas, no es bueno trabajar pensando en ellas o buscando el aplauso de las audiencias porque eso nos hace perder el norte.Siempre es difícil informar sobre una guerra y la duda es sana porque nos empuja a hacerlo mejor. Hablamos de un viejo dilema en el oficio que tiene que ver con la neutralidad en situaciones críticas o de conflicto. Mientras muchos manuales de medios llaman a mantener la distancia y el equilibrio entre las partes sin inclinar la balanza, hay quienes consideran que a veces es imposible esa neutralidad cuando, por ejemplo, hay civiles en riesgo o violaciones al DIH. Se adoptan entonces posiciones editoriales que a veces pueden llegar a ser decisiones políticas. Y ahí comienza un camino difícil en el cual se debe mantener el equilibrio para informar desde la mirada que se ha adoptado sin tergiversar la realidad. Una máxima en el periodismo es respetar la pluralidad de opiniones y abrir espacio a todas, incluso y en especial, a aquellas que no se comparten. Escuchar a quienes participan en una guerra es y será siempre una opción válida porque es una manera de entender lo que pasa para informar mejor. Sin embargo, hay otros debates detrás porque en toda guerra la verdad está en riesgo y proliferan las mentiras.
Si bien se debe proteger siempre la libertad de expresión, también cabe preguntarse cuáles son los límites de esa libertad cuando hay vidas en juego. ¿Es ético publicar opiniones que justifiquen el terrorismo o los discursos de odio? ¿Son válidas todas las opiniones, incluso las que mienten o desinforman? y si se decide cerrar la puerta a algunas voces por precaución… ¿Eso es responsabilidad o es censura? No es fácil. Más complicado aún porque estamos en medio de una desinformación inmensa y la amenaza creciente a la democracia con muchos líderes que violan las normas cada vez con mayor impunidad y desfachatez. Estamos en un ambiente propicio para el fundamentalismo que alimenta las posiciones extremas y los llamados a silenciar a los contrarios. ¿Cuál es el papel del periodismo ahí? La respuesta la debemos discutir de manera colectiva para tomar las mejores decisiones pensando en lo que sirve a la sociedad y haciendo el mayor esfuerzo para que las bases del periodismo, como servicio a la sociedad y como veedor de todos los poderes, no se pierdan: responsabilidad, contexto, confirmación, contraste de fuentes, pluralismo de opiniones, investigación. Lograr el equilibrio es una tarea de todos los días y encontrar nuestro papel es una decisión que merece profunda reflexión.
De los archivos del Consultorio tomo una frase de José antonio González Alba en un texto sobre el cubrimiento de la guerra en Ucrania que sirve para recordar las tareas cuando se informa sobre una guerra: “Análisis, contextualización, voces de expertos, artículos de opinión, mapas, infografías, recursos multimedia, reportajes fotográficos y mucho trabajo de verificación de datos son una constante en la cobertura informativa de la guerra”.
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