¿No es presuntuoso decir que el nivel ético del periodista debe ser superior al de los ciudadanos? Siento que es arrogante colocar esta profesión sobre las otras. ¿Es así?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Es verdad que puede parecer presuntuoso. Cualquier profesión requiere de una ética, cualquier persona en su vida diaria, también. Pero los periodistas, con nuestro oficio, podemos jugar con el honor y el futuro de la gente. Además, en muchas legislaciones nuestro trabajo está especialmente protegido. En España, nuestra Constitución, protege el secreto profesional y la cláusula de conciencia de los periodistas. Por lo tanto, sí creo que tenemos más obligaciones por estar más protegidos.
Respuesta de Mónica González
A los más altos oficiales de las FFAA se les exige determinados comportamientos y el cumplimiento de sus juramentos, y son castigados severamente cuando los violan. Ello se debe a que gozan también de un privilegio: se les entrega el monopolio del uso de las armas bajo el compromiso de defender a los ciudadanos y no para violentarlos. En el caso de los periodistas, nuestra responsabilidad social y de servicio público también lleva consigo una obligación ética. Si somos la vía de comunicación principal entre la ciudadanía y las instituciones, el poder político, económico y social, ese rol fundamental para el funcionamiento de la democracia amerita que se nos exija un nivel de ética superior al de cualquier ciudadano.
Lo grave es que ni a las FFAA se les está sancionando severamente cuando violan su compromiso ético (como ocurrió recientemente en Colombia por los hechos revelados por el buen periodismo) ni los periodistas pierden credibilidad y sustento ético cuando propagan falsas noticias o callan o manipulan información que daña a la población.
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“En ética nadie es juez de nadie, salvo de sí mismo”
Respuesta de Javier Darío Restrepo
El rol social del periodista es exigente. Como sucede con todos los que cumplen tareas de guías: gobernantes, líderes espirituales, maestros, cada uno dentro de su especialidad debe estar en capacidad de suplir las deficiencias del ciudadano común. Hace entender esto el guía en las selvas amazónicas con su conocimiento sobre la selva, superior al de cualquiera de los turistas confiados a su cuidado. Saber que conoce los caminos de la selva, mejor que nadie, y que además su capacidad física ha sido demostrada, genera confianza.
El periodista es un guía que orienta entre la selva de los hechos diarios; más allá del conocimiento de lo que sucede, debe analizar los hechos, interpretarlos y hacerlos entender. Puesto que todos los hechos que comunica tienen que ver con el interés público, a su conocimiento de lo que sucede debe sumar una viva sensibilidad por todo lo que concierne al bien común, y esto es sensibilidad ética. Para activar esa sensibilidad en la sociedad el periodista debe tener un nivel superior; como aquel que conoce completamente los senderos de la selva, el periodista maneja un material espiritual, el conocimiento, que le exige un nivel ético superior.
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No se trata de poner a unas personas o a una profesión por encima de los otros, sino de exigirles a los periodistas una capacidad de servicio a los demás y a la sociedad, superior a lo común.
Entendido así, el ejercicio ético se entiende bien; por ello, al conocimiento de los hechos, superior al del ciudadano común, se le debe sumar una disposición de servicio superior a lo común, como parte de su actividad profesional.