Vivo entre presiones: la de un editor que quiere un trato especial para su grupo político; la de ese grupo que considera a los periodistas como sus subordinados; la de mi conciencia que se rebela contra todo eso; y la de mis necesidades que me prohíben quedarme sin trabajo: ¿Qué harían ustedes en mis zapatos?
Respuesta de Gumersindo Lafuente
Tiene un problema que ya se ha tratado en alguna ocasión en este consultorio. Ojalá pueda encontrar pronto un trabajo mejor. Mientras tanto, procure hacer todo lo que esté en su mano para sortear esos problemas y lograr que el resultado de su trabajo sea lo más digno posible.
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¿Es ético que un periódico publique noticias falsas el día de los inocentes?
Respuesta de Javier Darío Restrepo
Ni el editor, ni el poderoso grupo político, ni las necesidades personales o familiares pueden sustituir la propia conciencia.
Por tanto, para el periodista, lo mismo que para cualquier profesional, lo primero es la consulta a la propia conciencia profesional, es decir, saber para qué y para quién se trabaja. Lo demás se apoya en esa convicción.
Cuando, por el contrario, no se tiene una clara conciencia de la identidad profesional, surgen y se multiplican preguntas como las de esta consulta.
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Lo más común es considerar que el empleo y los ingresos que genera son el objetivo número uno, que subordina todo lo demás. Cuando aparece esa gran equivocación todo se mantiene fuera de control y el ejercicio profesional se envilece.
Una clara visión de la identidad profesional, en cambio orienta al periodista cuando aparecen las presiones, los temores o las falsas ilusiones laborales y concentra todos los esfuerzos y posibilidades para servir al objetivo central de la profesión. Sobre todo ayuda a excluir los falsos objetivos: el favor o rechazo de los grupos de presión, las imposiciones del editor, los terrores frente a la posibilidad de desempleo. Son fantasmas que, en vez de tiranizar, resultan sometidos cuando se sabe para qué y para quién trabaja el periodista.