¿Mantiene su validez, como tema periodístico, la denuncia de actos de corrupción cometidos por altos funcionarios en el pasado?
Sobre esto se pueden oír y leer opiniones diversas en las Salas de Redacción de los medios.
Alegando el criterio de actualidad, hay quienes opinan que esta clase de denuncias deben consignarse en libros o en artículos especializados de carácter atemporal y para utilidad de historiadores e investigadores.
Otros opinan que aunque los hechos no sean de actualidad, sí puede serlo su relación con fenómenos del presente también debe tenerse en cuenta su valor como advertencia a ciudadanos y funcionarios expuestos a hechos similares de corrupción y, aún más, mantienen su vigor como denuncia de la inoperancia de la justicia y exigencia de un control mayor sobre los altos funcionarios. A todas estas razones habría que agregar que si existen las pruebas del acto de corrupción que se ha mantenido impune, callarlas tiene un inconfundible aire de complicidad con la impunidad.
Los procesos judiciales prescriben porque en ellos el factor tiempo se impone como condición para su trámite el concepto de actualidad para el periodista no tiene esa limitación porque en casos como este, además de las condiciones legales entran las éticas en las que los requerimientos del bien común desbordan cualquier limitación de tiempo. El concepto de actualidad, por tanto, va mucho más allá de su asimilación a lo nuevo y reciente y tiene que ver con el de aplicación a los intereses comunes de hoy en día.
Documentación.
Con tiempos diversos y hechos distintos el medio compone un período de noticias. Y de ese período forman parte hechos que se anuncian y prevén y que no han ocurrido aún: la entrevista de mañana que celebrarán dos jefes de Estado se incluye en las noticias de hoy. Lo que importe no es cuándo pasan las cosas, sino cuándo las decimos, cuándo las presentamos. Eso es lo que forma el presente social. Las noticias de hoy son las que se dicen hoy, aunque los hechos que relatan hubiesen ocurrido hace tiempo.
Los nuevos medios de comunicación son formas de arte que tienen la facultad de imponer, como la poesía, sus propios supuestos. El lector no piensa si las noticias del día corresponden a hechos producidos dos días antes, o si el semanario que acaba de llegar se ha cerrado cinco días antes. El medio ofrece una interpretación sincrónica de un período que él mismo hace. Con hechos pasados o futuros ofrece al público una imagen del mundo sorprendido en su instantaneidad. No hace historia ni empieza con un "decíamos ayer", ni resume los capítulos anteriores. Trata de sorprender con lo nuevo y de presentarlo completo. Esa es su proeza. La prensa ha creado la imagen de la comunidad como una serie de acciones en marcha unificadas por las fechas.
Lorenzo Gomis.
Teoría del periodismo. Paidos, Barcelona. 1997. Pág. 39 y 40.