Cuando un periodista denunció un caso de acoso sexual de un profesor a una alumna, el rector de la institución educativa exigió el nombre de los implicados porque “estaba comprometido el nombre de la universidad, porque sólo así se aplicarían los correctivos necesarios y porque se había arrojado un manto de duda sobre todos los profesores y los mismos alumnos”. ¿Está obligado el periodista a revelar esos nombres?
La pregunta tiene relación con dos temas diferentes:
a. La reserva periodística sobre las fuentes. Esta reserva no es una norma general, es una excepción y se da cuando la fuente puede ser afectada en su trabajo o en su vida, caso en el que periodista y fuente llegan a un acuerdo de confidencialidad que debe ser respetado y defenderse a pesar de las presiones de jueces o autoridades policiales. Puesto que la fuente es una vía de acceso ala verdad, es interés del periodista y de la sociedad que se la proteja. Sin embargo lo normal es que el periodista dé a conocer la fuente de sus informaciones como garantía de credibilidad.
b. El periodista no es informante de jueces, ni de policías; es quien informa a toda la ciudadanía; por tanto los datos que obtiene en su ejercicio profesional están a disposición de toda la ciudadanía, pero no como parte de investigaciones judiciales. Así sirve al bien común al señalar abusos o peligros de abusos – en este caso la práctica del acoso sexual en centros educativos-con el fin de que la ciudadanía presione a las autoridades competentes. Ni él, ni su medio toman parte en investigaciones que corresponden a las autoridades.
Documentación
El objetivo último de una redacción en la que reine la diversidad consiste en crear un entorno intelectual variado en el que todos se mantengan fieles a la idea de la independencia en el periodismo. Cuando los componentes de una redacción combinan sus variadas experiencias el resultado es un trabajo periodístico mucho más rico del que cada uno de ellos habría sido capaz de llevar a cabo en solitario.
Al final todo ello contribuye a crear para el lector una visión del mundo mucho más amplia y completa. El compromiso del periodista con la sociedad ha de parecerse al modelo descrito por Maggie Gallagher. El profesional paradigmático no es indiferente, cínico o desapegado. Al contrario, está obligado a cumplir un compromiso muy especial, ha de dedicarse a informar a sus lectores, pero no puede intervenir directamente, como si fuera un militante. Goza de una independencia a la que podríamos llamar “independencia comprometida”.
Gil Thelan sostiene que el periodista debe ser un observador comprometido. Con ello quiere decir, según él mismo explica, que el profesional del periodismo no es una persona aislada de la sociedad. Los periodistas mantienen una relación de interdependencia con las necesidades de los ciudadanos. Si la comunidad necesita resolver un problema importante, vital, al que ya dedican su tiempo las instituciones locales, nosotros en nuestro papel de observadores tenemos el deber de informar y de hacer seguimiento de ese problema.
Bill Kovach y Tom Rosenstiel: Los elementos del periodismo. Ediciones El País, Madrid 2003. Pp 149-150