¿Un gestor de contenidos en redes sociales de un medio de comunicación, puede considerarse periodista?
Respuesta:
Estas y otras actividades parecidas, multiplicadas por la tecnología digital, podrían considerarse como auxiliares o asistentes del periodista, pero no como periodismo.
La tarea del periodista es específica y claramente definida: se trata de un ejercicio profesional integral, tanto en el sentido temporal como ocupación permanente (a veces esto se expresa como una profesión que no tiene horario) como en el sentido de profesión absorbente que rechaza, por incompatibles, otras actividades profesionales. No se puede ser periodista a ratos, por cuanto la vida no opera a ratos, y el gran objeto del periodista es reflejar la vida de la sociedad y ser su conciencia.
Es una profesión esencialmente de servicio, que se desfigura y degrada cuando se ejerce como poder o con el poder.
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Es un servicio para toda la sociedad; se limita hasta perder su identidad, cuando se confina a servir a una sola parte de la sociedad. Aún cuando aborda temas especializados -la economía, la medicina, los deportes, la literatura, el derecho o la ciencia- es obligación del periodista poner esa información al alcance de todos. El secreto de una buena información política, por ejemplo, es que resulte útil para todas las audiencias. Fracasa cuando por su sesgo solo interesa a unos y ofende a los demás.
Además, ser periodista es asumir el rol de líder social en cuanto su función, al acercar al receptor a la realidad de lo que sucede, es promover acciones de cambio de la sociedad. No es un simple relator de las historias de cada día; más allá de eso, al contar, hacer entender e interpretar los hechos, introduce en la consciencia de la sociedad la necesidad de un progreso sin recesos, así su información mantiene una dinámica constante de cambio.
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Documentación
La revista italiana Micromega publicaba en 1990 un largo artículo de dos periodistas, Ferdinando Adornato y Furio Colombo, titulado: La noticia envenenada. Allí se afirmaba:
- La noticia es un producto. Sin embargo, es la única fórmula de producción que puede influir en los niveles de democracia y de cultura social de un pueblo. Por eso no puede ser tratada como otros productos.
- La información no solo es una necesidad, es también un negocio. Antes se tenía que informar, ahora se tiene interés en informar. Así cambia completamente el escenario de toda una profesión.
- En las sociedades dominadas por esta lógica informativa, las empresas corren el riesgo de perder el liderazgo de no crear opinión de forma autónoma e independiente.
- Cada vez, más a menudo, los medios de información se convierten en una simple caja de resonancia de declaraciones, previsiones y análisis elaborados por centros de opinión externos y no comprobados. El auténtico riesgo es el de convertirse en una especie de oficina de prensa polivalente.
- Hay quien describe este fenómeno como una especie de sida de la información: el derrumbe de un sistema inmunológico en relación con las presiones externas.
Sin embargo, el periodismo sigue siendo todavía cosa de gente trabajadora, honesta, amante de la libertad y del estudio; gente humilde, que serán ricas en lo más importante: la experiencia y la vida. Ganarán un sueldo modesto, aprenderán la solidaridad, deberán ejercer la honestidad más rigurosa, se equivocarán pero lo reconocerán. Tratarán a los demás como sus iguales y progresarán en inteligencia y comprensión. Apasionadamente escépticos, nunca tendrán suficiente con la credibilidad que se les reconozca. Pero ese es su único premio: la credibilidad.
Mantener la credibilidad de esta profesión es coger el toro por los cuernos y aceptar todos y cada uno de estos retos.
Margarita Riviere: Periodista. Grijalbo, Barcelona 1994 P. 186, 187, 188