¿Miente el periodista cuando miente la fuente? Es obligación del periodista someter a comprobación todo cuanto dice la fuente, o mediante consulta a otras fuentes testimoniales, o con la lectura de documentos relacionados con el mismo asunto
También puede ser de utilidad el estudio del testimonio mismo en busca de su coherencia o de los intereses que lo inspiran.
Esta enumeración de alternativas quiere dejar en evidencia que ante la mentira de la fuente el periodista no se encuentra inerme, puesto que las técnicas del oficio lo proveen de instrumentos suficientes para descontaminar de mentira los materiales que publica.
Está expuesto a ser un inconsciente e irresponsable reproductor de mentiras el periodista que, por negligencia, por prisa o por desconocimiento de la técnica periodística se limita a transcribir lo que dice una fuente.
Si se parte de la convicción que deja una larga práctica del oficio, de que toda fuente miente, mientras no se demuestre lo contrario, el periodista nunca se atiene a una sola fuente porque entiende que su tarea no se reduce a la sola recolección de testimonios, conceptos u opiniones, sino que se concentra en el trabajo de ofrecer al receptor de sus informaciones un material descontaminado de mentira.
Los códigos de ética, los manuales de estilo y los textos de técnica periodística coinciden en señalar, como quehacer habitual del periodista, un ejercicio de crítica tan riguroso que si en alguna oportunidad aparecen reproducidas las mentiras de la fuente, el redactor no podrá alegar inocencia por acción o por omisión se habrá convertido en cómplice de la mentira.