Consultorio Ético de la Fundación Gabo
26 de Septiembre de 2016

Consultorio Ético de la Fundación Gabo

En el caso de un servidor público que presta sus servicios en una oficina de prensa de entidad oficial y utiliza su cargo para hostilizar a sus colegas y para poner la información al servicio de los litigios de su jefe inmediato, ¿cuáles son los criterios éticos de orientación? La pregunta permite entrar a definir el papel específico de las oficinas de prensa de las entidades gubernamentales. ¿Al servicio de quién están los periodistas que manejan la información de las agencias estatales?

Lo mismo que el periodista de cualquier medio, el que trabaja en una oficina oficial tiene por amo al lector y con él, a toda la sociedad. Esto excluye la idea común de que el periodista en los medios oficiales está al servicio de su jefe, el alto funcionario oficial. En sana lógica democrática, ese alto funcionario, lo mismo que el propio presidente de la República, están al servicio de la población que, en su función electora, nombró indirectamente al funcionario y al periodista.

Una oficina de prensa del sector gubernamental, cumple su más alta función si media entre la población y el funcionario para darle prioridad a la voz de la población, para hacerla oir, para exigir respuestas del funcionario y para recordar que cuantos están en el gobierno tienen por amo al ciudadano por tanto es un deber escucharlo y rendirle cuentas.

Cualquiera otra tarea de esas oficinas de prensa, como la de asumir las relaciones públicas del funcionario, o la de hacerles publicidad a sus proyectos y ejecutorias, convierte al periodista en propagandista, lo despoja de su independencia y lo degrada a una condición de sumisión y servilismo. En una palabra, en estas oficinas el periodista está más obligado que cualquiera a mantener su integridad profesional para mantener su dignidad.

Documentación.

El concepto de integridad en la Carta de los Derechos de los periodistas canadienses de lengua francesa es amplio.

Integridad: un periodista digno de ese nombre:Se entrega activamente al conocimiento exacto y la difusión de los hechos, multiplica los procesos de investigación, a fin de alcanzar la máxima certeza y veracidad.Considera la calumnia, la difamación, el chantaje y las actuaciones sin pruebas como las más graves faltas profesionales no acusa, ni siquiera con fundamento, más que en interés público.Rechaza el recurso a medios desleales para conocer los hechos o descubrir la verdad y, a menos que las circunstancias sean muy particulares, no disimula ni falsea su identidad para obtener informaciones que de otro modo se le negarían.Tiende a la objetividad, es decir, se esfuerza por exponer todos los hechos de una situación dada, todas las opiniones en un conflicto, todos los datos de un problema pero al exponer una realidad no omite, bajo pretexto de objetividad, dar ciertas explicaciones o relatar las circunstancias en las cuales esta realidad sería ininteligible.Carta de Derechos del periodista canadiense de lengua francesa.

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