En el ejercicio periodístico, la frontera va más allá de ser un lugar que divide a dos territorios. De hecho, tiene diversas acepciones de acuerdo al ángulo con el que se intente realizar una cobertura y las historias que se quieran descubrir.
En los últimos años, el creciente fenómeno de movilidad humana ha puesto el foco periodístico en estas regiones, muchas de ellas históricamente sumergidas en conflictos binacionales, grupos armados al margen de la ley y olvido gubernamental.
Precisamente, en el foro virtual ‘Frontera, seguridad y periodismo’, el periodista salvadoreño Óscar Martínez, editor de investigaciones especiales de El Faro (El Salvador), habló de las complejidades, disimilitudes y escenarios de crisis de las fronteras en las que ha hecho trabajos de largo aliento durante sus casi 20 años de carrera periodística.
El autor del libro Una historia de violencia: vivir y morir en Centroamérica y Días de memoria compartió algunas lecciones aprendidas en su transitar como reportero que le proporcionaron a las asistentes una visión más profunda de la cobertura fronteriza.
1. Las fronteras son antípodas
Las fronteras son líneas que dividen mundos opuestos. Pueden ser ricas y pobres, pueden ser violentas y pacíficas, pueden tener su propia cultura y lenguaje. Martínez lo ejemplifica con las disimilitudes que había en los años 90 entre Ciudad Juárez y El Paso, en la frontera entre México y Estados Unidos. La primera, la más violenta del mundo para ese entonces (por causa del narcotráfico); la segunda, una de las cinco ciudades más pacíficas del territorio estadounidense.
2. Son una presencia en sí mismas
Hay fronteras que son imponentes por sí solas y muchas veces las autoridades o demás actores territoriales se han encargado de que sean visibles al ojo humano.
Hay fronteras donde se puede ver un río, un camino, una patrulla fronteriza, un muro, cámaras y drones moviéndose, para que se entienda que ese pedazo de línea de frontera existe y está vigilado.
3. Algunas fronteras son icónicas
Martínez advirtió que hay fronteras que tienen plásticas y mitologías generadas por series de televisión, canciones y artículos periodísticos, que despiertan mucha atención artificial en los reporteros, creando en ellos preconcepciones brutales.
El experto referenció lugares como Tijuana (México), donde periodistas, atraídos por fotos u otros recursos en internet, eligen qué van a cubrir y por cuáles lugares quieren pasearse para describir ese pedazo de frontera, sin siquiera haber llegado primero a ella.
Como antídoto, propuso a los reporteros agudizar la mirada periodística para zafarse de preconceptos y usar ese poder de atracción para enraizarse, mirar con profundidad y atender a los detalles. “A veces el lugar más olvidado de ese lugar es el que describe las características más fundamentales de este pedazo de mundo”, añadió.
El salvadoreño compartió con los oyentes un ejemplo de este aprendizaje, a través de una de sus crónicas titulada ‘El pueblo que no existe’ que retrata Las Chepas, un pueblo olvidado entre la frontera de Nuevo México y Chihuahua, como un punto de conflicto binacional, olvido estatal, crimen organizado y paso de migrantes.
4. Las fronteras cambian constantemente
Las fronteras son sitios con una fuerza cambiante que se deriva de las circunstancias del momento. Aunque podría sonar obvio para la audiencia, Martínez señaló que en ocasiones los periodistas no lo tienen claro, razón por la cual exhortó a los asistentes virtuales a crear un plan de cobertura de frontera que tenga constancia y duración en el tiempo.
También a revisitar la frontera y, para aquellos que ya han hecho cobertura en terreno, formularse preguntas como: ¿Cuándo conocí esa frontera? ¿En qué año? ¿Bajo qué contexto? ¿Se viven disputas violentas de grupos armados? Y contrastar esa experiencia reporteril con lo que sucede actualmente en ese lugar.
5. Concentran muchos personajes
A los lugares de frontera hay que ir con paciencia y respeto para no regresar con la primera impresión, porque son lugares que concentran personajes potentes. Según Martínez hay personas altruistas, gente con una convicción de continuar con la vida entre los márgenes del olvido, coyotes, terratenientes, delincuentes, artistas perdidos, prostitutas y prostitutos, en mundos muy complejos.
La clave en la cobertura es aprender a observar y permanecer con estos personajes para no quedarse en lo superficial, y comprender que hay algunos que tienen ese poder visual que puede distraer al reportero de la esencia de la historia que se quiere narrar.
Una pista que ofreció Martínez es escuchar, fijarse en los detalles: acento, marcas corporales, vestimenta, música propia, que le permita al periodista comprender esa imagen potente que tiene enfrente.
6. Son un acumulado de imágenes
A veces las fronteras brindan imágenes surrealistas, otras veces imágenes muy conceptuales, por lo que es difícil para el periodista concentrarse y descubrir qué ocurre en realidad. Por eso es necesario que los periodistas vayan con la voluntad de perderse y ganarse esas historias, no solo manosear esas imágenes.
7. Las fronteras son lugares complicados
No hay fronteras peligrosas de punta a punta, pero los reporteros no pueden olvidar que sí son lugares donde, al tener sus jergas y sus formas de vida, la visita de un extraño genera sospechas.
Las fronteras suelen ser lugares olvidados que guardan secretos, suelen ser peligrosos para la cobertura periodística, porque precisamente los periodistas viven de revelar secretos. Hay que tener conciencia de aproximarse. Los códigos para entrar no proponen facilidad de ingreso.
8. Hay fronteras invisibles
Las demarcaciones oficiales que los Estados hacen de las fronteras no son necesariamente las que al periodista le interesa utilizar para elaborar sus artículos, destacó el periodista salvadoreño.
Esto se debe a que hay fronteras invisibles que están marcadas en los territorios y que, muchas veces, son las que determinan qué pedazo de país le corresponde a cada habitante.
“Lo vemos con la demarcación que establecen las pandillas y, las fronteras entre clases sociales”, mencionó el experto.
Cuando el periodista identifica esta clase de fronteras y confirma que existen, la cobertura periodística en sí misma cambia -aseguró-, porque hay que buscar un punto donde las cosas empiezan y otro donde las cosas terminan.
Sobre Óscar Martínez
Fue coordinador del proyecto En el camino y miembro fundador del proyecto Sala Negra, de El Faro, con énfasis en periodismo de profundidad en migración, violencia y crimen organizado.
Es autor de los libros Los migrantes que no importan y A History of Violence, y coautor del libro Crónicas negras, desde una región que no cuenta.
Es premio Nacional de Derechos Humanos por la Universidad José Simeón Cañas y ganador del Maria Moors Cabot y premio internacional a la libertad de Prensa otorgado por el CPJ, ambos en 2016.
Sobre el foro virtual ‘Fronteras, seguridad y periodismo’
Fue realizado de manera virtual por la Fundación Gabo en alianza con la British American Tobacco -BAT- en Colombia. Se llevó a cabo el 18 y 19 de noviembre de 2020 con la participación de periodistas de Colombia, Ecuador, Perú, Argentina y Brasil.