Documentar la diversidad sexual sin un contexto histórico es discriminar su lucha

Documentar la diversidad sexual sin un contexto histórico es discriminar su lucha

El Director de Contenidos de EgoCity recuerda la historia de la lucha de la población LGBT, a propósito del Día Internacional del Orgullo Gay.
Marcha del orgullo gay en Nueva York. Fotografía:  gagnonm1993 en Pixabay. Usada bajo licencia Creative Commons.
Andrés Felipe Gamboa Sánchez

Andrés Felipe Gamboa conducirá este jueves 28 de junio a las 4:00 pm, hora de Colombia, el seminario web 'Periodismo diverso: narraciones para darle la espalda a la discriminación'.

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Desde hace más de 40 años se conmemoran alrededor del mundo marchas por la diversidad sexual y es nuestra obligación como periodistas y generadores de información conocer su historia, para no incurrir en reducciones y discriminación, a la hora de cubrir lo que significa e implica asumirse LGBT.

Reconocer a junio como mes de la diversidad, el 28 de junio como el Día Internacional del Orgullo y las marchas y desfiles como manifestaciones sociales de reivindicación de derechos para la población sexualmente diversa, implica entender los procesos de discriminación que ésta misma ha vivido a lo largo de los años, para alejarnos así de los prejuicios sociales que hacen que le veamos y retratemos como fenómenos de feria.

Esto no quiere decir que nuestra labor periodística sea crear filtros para retratar “correctamente” de una u otra forma a la población LGBT, sino que a la hora de hacerlo seamos lo más consecuentes posibles con el entendimiento que nos merece su historia política y social, dentro de una sociedad que discrimina y juzga desde la ignorancia basada en preceptos de tradición.

Conozcamos la historia

El 28 de junio de 1969 en el Stonewall Inn, ubicado en Greenwich Village, West Manhattan, de la ciudad de Nueva York, mujeres trans afroamericanas y latinas junto a jóvenes homosexuales afeminados que vivían en las calles y debían prostituirse, fueron quienes se rebelaron contra los abusos de la policía que solía hacer batidas en su contra cada que la mafia (en ese entonces dueña del lugar) se negaba a pagar la vacuna para no allanar la zona. Fue una noche de fiesta que terminó en disturbios, en la que Sylvia Rivera y Marsha P. Johnson le dieron vida al movimiento LGBT.

Hace tan solo 49 años, hombres y mujeres homosexuales, bisexuales y trans le dijeron a la sociedad que debía reconocérseles y respetárseles como seres humanos con derechos igual que a cualquier otro ciudadano; una premisa que logró fuertes alianzas con movimientos pacifistas, feministas y sindicales alrededor del mundo.

Sin embargo, los procesos de discriminación en occidente vienen desde mucho más atrás:

Durante el Holocausto fueron marcados (con el triángulo rosado invertido) y asesinados en campos de concentración más de 15 mil hombres homosexuales, catalogados como asociales, junto con una cifra indeterminada de lesbianas que eran obligadas a prostituirse y tener hijos para entregarlos a la SS. Franco en España encerró a más de 5 mil hombres homosexuales en campos agrícolas para luego desaparecerlos. Mussolini en Italia exilió a miles. Durante el régimen Vichy en Francia se les persiguió con las listas rosas, bases de datos con nombres y datos reales, para que luego fueran asesinados por nazis.

En 1730 se llevó a cabo la llamada “masacre holandesa de sodomitas”, una de las más fuertes persecuciones a la población homosexual, avalada por la ley de sodomía. En el Reino Unido durante más de 400 años se penalizó hasta con la muerte las relaciones entre personas del mismo sexo, razón por la cual Oscar Wilde fue apresado.

Para Oriente, en la India, desde la antigüedad se reconocía y veneraba a la población trans, bajo el nombre de Hijra como un tercer sexo de origen celestial, hasta la colonización inglesa. En Japón, existían prácticas homoeróticas entre los samuráis a través del Shudo, una línea del budismo Shingon promovida por el filósofo Kukai, que al igual que en la antigua Grecia relacionaba al aprendiz con su maestro a través de la sexualidad entre hombres. Y en la China, se promovía la leyenda sobre los siete sabios del bosque de bambú donde dos de ellos tenían relaciones sexuales entre sí. Sin embargo, la llegada del cristianismo occidental hizo que todos estos relatos y prácticas fueran estigmatizadas y perseguidas.

Y ahora, aunque los últimos años han sido de cambios y movilización, la modernidad tampoco ha sido aliada de la lucha social LGBT, la cual carga estigma y vidas perdidas, crímenes de odio y un gran subregistro de víctimas.

El 24 de junio de 1973 en Nueva Orleans, Louisiana, murieron 31 personas en el incendio provocado al UpStairs Lounge, un bar gay en el cual se encontraban reunidos miembros de la primera iglesia homosexual de Estados Unidos; los medios ignoraron el suceso y la investigación policial nunca avanzó. El 12 de junio de 2016 en Orlando, Florida, murieron 50 personas y 53 quedaron heridas por el tiroteo perpetuado por Omar Mateen en Pulse, discoteca gay, las investigaciones revelaron que fue un caso de homofobia. En el 2015, la policía turca violentó la marcha del Orgullo de Estambul para evitar su manifestación, el mismo año en que un rabino ultraortodoxo irrumpió en el Pride de Jerusalén asesinando a una joven e hiriendo a dos más.

En junio de 2013, el presidente ruso, Vladimir Putin, promulgo la ley contra la propaganda gay, promoviendo la homofobia y ocasionando que el activismo deba mantenerse oculto. En marzo de 2017, en Chechenia comenzó la “Purga”, una persecución contra hombres homosexuales con la finalidad de “limpiar el territorio” antes del Ramadán, promovida por su presidente Ramzán Kadýrov, avalada por Rusia y los medios nacionales. A la par que ISIS en el medio oriente ha lanzado a cientos de hombres y mujeres homosexuales y trans desde las terrazas de los edificios como una “cruzada islámica anti-homosexual”.

En América Latina, la revolución cubana de Castro encarceló y desapareció cientos de homosexuales, igualmente el llamado “Proceso de Reorganización Nacional” en Argentina, Pinochet en Chile y Fujimori en Perú. A la par que paramilitares en Colombia masacraron y desplazaron a personas LGBT de sus hogares y pueblos de origen.

Es por esto mismo que está en nuestras manos romper los círculos viciosos de discriminación avalados por la falta de información, pues este rápido recorrido por una parte del panorama histórico LGBT, nos permite como periodistas comprender un poco el por qué el Orgullo no es un capricho, sino un festival que enmarca la diferencia, rinde tributo al pasado, clama por la libertad a amar sin prejuicios y conmemora el dolor en el color.

¡Feliz Día del Orgullo! Happy Pride!

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