El diario El Espectador publicó esta semana el resultado de una investigación donde se cuestionan los logros científicos del inventor colombiano Raúl Cuero. El artículo, escrito por el profesor de la Universidad Nacional Rodrigo Bernal, afirma que el número de premios, artículos científicos y patentes de Cuero es inferior al que él asegura tener.
“Los dudosos honores del científico colombiano Raúl Cuero”, se titula el artículo publicado en la edición del 24 de octubre por el diario bogotano. Ahí, Bernal demuestra que Cuero no trabaja en la Agencia Aeroespacial Estadounidense (NASA), sino que es profesor e investigador de la Prairie View A&M University, una universidad en Texas que ocupa el puesto 1.211 en la calificación de las universidades de los Estados Unidos y el puesto 41 entre las universidades de ese estado.
Adicionalmente, la investigación de Bernal demuestra que Cuero solamente tiene tres de las 13 patentes que dice haber registrado a su nombre; y ha publicado 35 artículos académicos a lo largo de sus 34 años de carrera, no 55 como el científico vallecaucano asegura en su página web.
En su defensa, Cuero ha respondido a las acusaciones afirmando que él nunca dijo que trabajaba en la NASA, a pesar de que su autobiografía se titula precisamente “De Buenaventura a la NASA”. Además, aseguró que es incorrecto que se le juzgue por el número de artículos científicos publicados, pues él es un inventor más que un investigador.
Golpe bajo al periodismo científico colombiano
El artículo del profesor Bernal abunda en críticas a la prensa colombiana por “haber endiosado a Cuero” sin comprobar primero la autenticidad de sus galardones.
“Los periodistas tienen aquí una gran responsabilidad, pues son ellos quienes han propalado la grandeza del doctor Cuero sin una rigurosa pesquisa independiente. De hecho, la investigación para este artículo debería haberla hecho un periodista, no yo. Pero ellos han preferido tomar el camino fácil de la adulación”, sentencia Bernal en el artículo de El Espectador.
El investigador resalta publicaciones como la entrevista hecha por María Isabel Rueda en El Tiempo donde le pregunta a Cuero si aspira a ganarse el Premio Nobel con sus invenciones; o el programa de televisión Especiales Pirry del Canal RCN, donde se afirmó que Cuero fue premiado como “el mejor científico hispano de Estados Unidos”.
Guillermo Prieto La Rotta, conocido como Pirry, defendió su labor y la de su equipo de trabajo, pues fueron engañados. “Qué pesar, nosotros somos de los que comimos cuento. Pero fuimos a la universidad en Texas, fuimos a la oficina de patentes, vimos el premio, preguntamos sobre él a científicos en la NASA”, aseguró.
Reacción de periodistas científicos
La Red Ética Segura de la FNPI consultó la opinión de dos de las más destacadas periodistas científicas colombianas sobre el tema: Lisbeth Fog, maestra en Reportería Científica de la Universidad de Boston; y Ángela Posada-Swafford, corresponsal en Estados Unidos de la revista Muy Interesante.
“Me habría encantado que el autor de dichas revelaciones hubiera sido un periodista científico. Pero las condiciones en los medios de comunicación y la falta de formación de periodistas que cubran ciencia en Colombia no permiten que dediquemos tiempo para investigar, ni contemos con el espacio suficiente para publicar las historias que podríamos cubrir”, afirmó Fog vía correo electrónico.
A su turno, Posada-Swafford, explicó que es válido con respecto a cualquier científico el preguntarnos, como periodistas de ciencia, qué papers ha publicado y dónde. “Sé además que la sección de ciencia de El Espectador no puede estar en mejores manos. Pablo Correa, recién regresado de su Fellowship en Periodismo Científico en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT, está entre los mejores editores y periodistas de ciencia del país. Él sabe lo que hace”, dijo.
Fog aseguró que nadie está exento de ser engañado y recordó casos como el de la Revista Science, que en 2005 publicó con bombos y platillos los resultados de una investigación del coreano Hwang Woo-suk sobre clonación de células embrionarias humanas, que resultó ser un fraude.
“Escribir perfiles de personas, incluso de científicos, es fácil. Lo difícil es escribir sobre la ciencia que producen. A eso es a lo que nos tenemos que dedicar los periodistas científicos”, añadió Fog.
Posada-Swafford, que además escribió una entrada en nuestro blog sobre el tema como columnista invitada, coincidió con su colega al asegurar que hace falta mayor preocupación en los medios de comunicación colombianos por los temas científicos y pidió más espacios para que se publiquen historias sobre logros científicos con constancia.
“El caso ha puesto sobre el tapete la importancia de tener un ‘escuadrón’ de periodistas bien entrenados, dedicados a la ciencia, que los medios de comunicación masivos en el país, escritos, radiales y televisivos harían bien en cultivar y promover. Y que harían bien nuestros medios de comunicación en dedicarles espacios fijos y más amplios a las notas de ciencia, que además, bien tratadas, son apasionantes”, concluyó Swafford.