¿Cuándo es correcto hablar de migrantes o de refugiados?

¿Cuándo es correcto hablar de migrantes o de refugiados?

Muchas preguntas han surgido sobre la mejor manera de describir a las miles de personas que han comenzado a entrar a Europa. ¿Son migrantes o refugiados? ¿Hay algún término que los describa con mayor precisión?
Refugiados sirios / Freedom House en Flickr / Usada bajo licencia Creative Commons
Red Ética FNPI

Muchas preguntas han surgido sobre la mejor manera de describir a las miles de personas que han comenzado a entrar a Europa. ¿Son migrantes o refugiados? ¿Hay algún término que los describa con mayor precisión?

Sus historias varían enormemente. Algunos huyeron recientemente de las zonas de combate en Siria, Irak y Afganistán. Algunos provienen de esos países, pero han vivido durante algún tiempo en Turquía, Líbano o en otras naciones del Medio Oriente. Algunos vienen de áreas como los Balcanes o África Occidental – deseosos de una vida mejor, pero no necesariamente son víctimas de alguna guerra.

Es muy difícil encontrar una palabra para describir a todos. “Migrante” es quizás el más cercano. Sin embargo, algunos críticos ven “migrantes” como un término insensible. Sienten que no logra evocar la simpatía y oscurece el hecho de que muchos están realmente huyendo por sus vidas.

Teniendo en cuenta lo complicado de la situación, la Fundación del Español Urgente (Fundéu) ha publicado una explicación donde deja claras las diferencias entre ambos términos. “Refugiado se aplica al que huye por un conflicto o por persecución política, por lo que no equivale a inmigrante, que es cualquier persona que llega a un país para fijar su residencia en él”, afirma la recomendación de la institución dirigida por Joaquín Müller-Thyssen Bergareche.

En otras palabras, “dado que no todos los refugiados buscan establecerse en otro país, sino que solo huyen por su propia seguridad, es impropio llamarlos inmigrantes”, afirma la Fundéu.

Por su parte Tom Kent, editor de estándares de la agencia AP, aconseja a reporteros y editores ser lo más posiblemente específicos en sus historias. “Esto puede ser difícil cuando se trata de describir la multitud de personas con múltiples orígenes, que se desplazan juntos”, advierte.

No prohibimos -migrante-, cuando un titular o la estructura de una oración permiten una sola palabra. Pero en muchos casos nos encontramos con que la palabra más efectiva es simplemente –personas-. Por ejemplo, decir -Miles de personas que buscan entrar a Europa Occidental cruzaron Alemania-“, añade Kent.

A su turno Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético de la FNPI, ha respondido a la pregunta de un periodista ecuatoriano recomendando a los periodistas ser responsables y cuidadosos para aportar elementos informativos que hagan comprender el fenómeno y convoquen a la solidaridad y a la búsqueda de soluciones.

Es distinto el nivel de responsabilidad que denota una información que trivializa y convierte en material de entretenimiento el problema del emigrante, del que refleja una información que motiva la solidaridad con este grupo humano y que convierte su drama en problema de los lectores”, concluye Restrepo.

 

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