FLIP, en contra del cierre de cuentas de periodistas en Twitter

FLIP, en contra del cierre de cuentas de periodistas en Twitter

Las redes sociales como Twitter hacen parte de las nuevas herramientas de libertad de expresión que poseen los periodistas, en entrevista con Hernán Restrepo, Pedro Vaca periodista y representante de la FLIP se pronuncia sobre cierres de estas cuentas.
Pedro Vaca, director ejecutivo de la FLIP
Red Ética FNPI

Cerrar la cuenta de Twitter del periodista Gonzalo Guillén sería tan grave como ordenar el cierre de una estación de radio, según sostuvo Pedro Vaca, director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP).

“No creo que Twitter esté llamado a jugar ningún papel en el partido de fútbol de la democracia, donde si bien son parte del césped, están lejos de ser el árbitro”, afirmó Vaca en entrevista concedida a Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética Segura de la FNPI.

El conflicto entre el periodista Gonzalo Guillén y Cristina Plazas, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), se remonta unos meses atrás. Guillén, conocido en Twitter como @heliodoptero, ha denunciado constantemente que en la región de La Guajira los recursos del Estado que deberían ser destinados a la alimentación de miles de niños y niñas están siendo desviados por funcionarios corruptos. Pero la indignación de Guillén por la pasividad del ICBF ante esta situación ha trascendido lo periodístico, y ha señalado a la directora de la entidad estatal de borracha, entre otras cosas.

Ante estas acusaciones, Plazas interpuso una acción judicial de tutela para pedir que Twitter cierre la cuenta de Guillén por haber transgredido las normas de uso de esta red social. La FLIP manifestó inmediatamente su preocupación por esta decisión que calificó en un comunicado de prensa como una amenaza a la libertad de expresión. En esta entrevista, Vaca amplía su reflexión sobre las consecuencias que el desenlace de este conflicto podría tener para las libertades de prensa y expresión en Colombia y otros países de la región.

La FLIP ha expresado su preocupación por la tutela de la directora del ICBF contra el periodista Gonzalo Guillén. ¿Qué consecuencias puede llegar a tener esta acción legal sobre la libertad de expresión en Colombia?

Existen límites a la libertad de expresión, pero esos límites no son fronteras o sanciones a discreción de la persona que se sienta afectada por una publicación.

En el caso de la tutela presentada por la directora del ICBF se solicitaba expresamente al juez que se cerrara la cuenta de Twitter de Guillén. Ahí hay que recordar que la tutela es legítima pero desproporcionada en su solicitud. Cerrar una cuenta de Twitter violaría la prohibición de censura previa que consagra la Constitución.

La rectificación es un mecanismo idóneo para corregir la veracidad e imparcialidad de las informaciones, pero también es cierto que esa corrección solo opera sobre un contenido específico y no sobre otras publicaciones futuras. Los medios todos los días reciben solicitudes de rectificación, pero tanto los medios, como los demandantes y los jueces saben que independientemente del resultado del debate judicial, es imposible que se ordene, además de rectificar, el cierre del medio.

A veces percibo que cuando hablamos de libertad de expresión en internet las autoridades tienden a ser menos rigurosas, pareciera que pedir cerrar una cuenta de Twitter no sonara tan grave como pedir el cierre de una radio, pero en clave de libertad de expresión, es lo mismo. Sería peligrosísimo que una solicitud de estas prosperara en Colombia.

Guillén no solo ha denunciado la crisis de los niños en La Guajira desde su cuenta de Twitter, sino que ha lanzado algunos ataques personales contra la directora del ICBF, llamándola borracha. ¿Esto no traspasa los límites de la libertad de prensa?

De la misma forma que defenderé que pedir el cierre de una cuenta de Twitter es un acto de censura previa, también es importante saber que una cosa son los límites estrictos y excepcionales que el Estado sitúa sobre la libertad de prensa y otra, muy distinta, los límites éticos que se imponen, a sí mismos, los medios y periodistas.

En casos como el de Guillén dudo que, jurídicamente, terminen en la trasgresión a un límite a la libertad de expresión, esto siempre y cuando los hechos que se hayan transmitido como ciertos lo sean, si no es así, le correspondería rectificar.

El límite no está en decir que una funcionaria esta borracha, el límite se traspasa si esa información se difunde como cierta y resultara que no lo es. Transmitir hechos como ciertos cuando en realidad no lo son configuraría aquel escenario indeseable previsto por Amartya Sen:

No siempre es fácil simpatizar con los medios informativos. La prensa puede atormentar y acosar a las personas al desvirtuar la información, e incluso puede llegar a destruir vidas cuando invade la privacidad de manera deliberada. Es raro que la capacidad de hacer el bien no conlleve el poder de hacer daño

La comunidad de libertad de prensa ha insistido, con mucha razón y por décadas,  en que no necesita regulaciones sobre contenidos porque se puede autorregular. En el tiempo que llevo trabajando este tema creo que ahí hay una promesa incumplida del periodismo en general para con la sociedad. Pocos, muy pocos medios tienen marcos de autorregulación, y en ocasiones los que lo tienen poco se preocupan por cumplirlo.

En el fondo, la gran mayoría de críticas que ha suscitado este caso están lejos del entorno de la libertad de expresión y más bien cerca de la ética periodística.

Lo que sí temo es que casos de expresiones difíciles de defender como las de Gonzalo Guillén, son los que han dado pie a regulaciones regresivas en otros países como la ley de medios de Ecuador. La libertad de prensa llega hasta un punto que si no está seguido de una ética -autorregulada insisto- se convierte en combustible político para que el legislativo regule contenidos, es es la golosina que siempre han tenido al frente pero no han podido masticar. No tarda en salir un congresista con un proyecto de ley para regular Twitter a partir de este caso.

A nivel interamericano, ¿a qué resoluciones podría apelar Guillén para evitar que le cierren su cuenta?

Dudo que la cierren. Si un juez lo ordenara, la FLIP no ahorraría esfuerzos para revertir esa decisión. Hay muchos argumentos para mantenerla abierta, y pocos y muy pobres para su cierre.

¿Twitter tiene algún grado de responsabilidad sobre lo que publican sus usuarios, desde su punto de vista?

Este es un debate global y actual sobre el ejercicio de la libertad de expresión en internet y la responsabilidad de los intermediarios, en este caso: Twitter.

Con mucha facilidad o intuición se otorga a las empresas privadas (como Google, Facebook, Twitter) un estatus cuasi estatal para el cual no están legitimadas. Imaginemos a Twitter con un botón de prender y apagar qué se dice y qué no, sería un poder descomunal y antidemocrático capaz de variar el destino de una sociedad. Eso lo permitieron en Europa con Google pero considero gravísimo dejar en manos de terceros privados, con tantos intereses, la potestad de decidir sobre el derecho a la libertad de expresión. Twitter no tiene ninguna responsabilidad. Ellos un simple intermediario: el cartero de otra época. Cuesta entenderlo pero no creo que Twitter esté llamado a jugar ningún papel en el partido de fútbol de la democracia, donde si bien son parte del césped, están lejos de ser el árbitro.

Desde el punto de vista de la FLIP, ¿cómo deberían buscar solucionar su conflicto Guillén y Plazas? ¿A qué tipo de acuerdo podrían llegar? 

Creo que más que soluciones hay lecciones aprendidas para los funcionarios públicos y debates abiertos para los periodistas.

Espero que a futuro ningún funcionario público siquiera contemple el cierre de cualquier medio de comunicación por reducido en caracteres que sea.

En el entorno de periodistas creo que hay dos caminos, o el papel del periodista se vuelve borroso entre los cientos de miles de actores de las redes sociales y se convierte en uno más, o los periodistas abren un debate sobre autorregulación en redes sociales que permita a sus audiencias saber qué ingrediente distinto conlleva el  seguir la cuenta de Twitter de un periodista, cuál es el valor agregado que suma a la vida social. ¿La verificación? ¿Etiquetar cuando se opina o cuando se reacciona? No lo sé.

 

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