Este hecho no solo trascendía por su impacto noticioso para la prensa internacional, sino que constituía un momento de presión para los medios de comunicación de la isla.
Posconflicto, esa palabra tan de moda por estos días en Colombia. Y como suele suceder con las palabras de moda, de usarlas tanto vamos olvidando su verdadero significado.
La forma en que el equipo negociador del Gobierno colombiano comunica los avances en el proceso de paz que adelanta con la guerrilla de las FARC en Cuba ha sido cuestionada por los periodistas dedicados a hacerle seguimiento a las negociaciones.
La transparencia, el equilibrio y la veracidad son valores y atributos de la información, y de ellas depende la credibilidad del medio y el periodista.
Cuando se habla de justicia transicional terminamos hablando de penas alternativas o rebajas de penas. Y éstas como conceptos aislados del contexto, nos remiten de inmediato a la temida impunidad.
Los periodistas solemos hacerle eco a todos los episodios que polarizan porque sin duda son noticiosos y porque el debate de opiniones alrededor de un tema tan sensible es de interés nacional.
Los periodistas, apostados en las puertas del recinto en el que transcurren las conversaciones, esperan durante días y semanas un comunicado que revele algo nuevo, una rueda de prensa que altere la coyuntura, una entrevista que tenga algún gancho novedoso.
La agenda propiamente dicha tiene temas cruciales que, tratados con profundidad en los medios, enriquecerían sin duda el debate.
Una foto publicada en la página web del argentino Diario24.com fue rápidamente replicada por otros medios de comunicación latinoamericanos, pues mostraba supuestamente al presidente de Venezuela Hugo Chávez, caminando en La Habana.