¿Cuál es el lenguaje correcto que se debe usar durante la suspensión del proceso de paz? ¿Deben los medios de comunicación propender por la reanudación de los diálogos? ¿Cómo reaccionar cuando se filtra información que podría debilitar aún más la negociación?
¿Se requiere un trato diferente para alguien que ha cometido crímenes?
Las palabras no están exentas de ideología, y en contextos de guerra hay que usarlas de manera muy precisa para evitar que su filo abra nuevas heridas.
Los periodistas, apostados en las puertas del recinto en el que transcurren las conversaciones, esperan durante días y semanas un comunicado que revele algo nuevo, una rueda de prensa que altere la coyuntura, una entrevista que tenga algún gancho novedoso.