Sin los “whistleblowers” (soplones o informantes), incontables investigaciones periodísticas jamás habrían visto la luz. Sin ‘Garganta Profunda’, el Watergate jamás habría sucedido.
Antes de él, Daniel Ellsberg, analista de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, comenzó con su filtración de Los Papeles del Pentágono, historia genialmente contada en la película The Post, una fructífera relación entre la prensa y los soplones para dar a conocer a al ciudadanía información que a los poderosos no les conviene, pero a la democracia sí.
Más recientemente hemos conocido de otros eminentes soplones como Edward Snowden y Julian Assange, o la fuente anónima que hizo posible la investigación de los Panama Papers.
Pero aunque en las películas parezca una labor heroica, en la realidad la decisión de filtrar información privilegiada a la prensa no es fácil. Muchos de estos hombres y mujeres ponen en riesgo sus vidas, sus carreras o a sus familiass al hacerlo. En otros casos, como se ve en la película Spotlight, los periodistas simplemente no les prestan atención y la información que ofrecen puede quedar olvidada en un empolvado archivo.
Conviértase en un soplón
Para ayudar a conectar a los soplones o informantes con los periodistas de investigación de manera anónima, a una organización periodística se le ha ocurrido una idea. Se trata del Proyecto Para la Reportería Sobre Crimen Organizado y Corrupción (OCCRP, Organized Crime and Corruption Reporting Project).
Esta organización conformada por 40 grupos de investigadores sin fines de lucro en cuatro continentes, que busca desde 2006 destapar ollas de corrupción tanto a nivel gubernamental como en empresas privadas, contribuyendo así a la democracia.
La iniciativa, que cuenta con el respaldo de Open Society, Google Digital News Initiative, y la Knight Foundation, ha creado en su página web la sección ‘Become a Whistleblower’ (Conviértase en un soplón).
A través de este sitio web, quienes tengan información confidencial que valga la pena y pueda dar pie a una investigación periodística, pueden contactar a los periodistas Drew Sullivan y Paul Radu de manera segura. El sitio ofrece la posibilidad de enviarles un correo electrónico encriptado, asegurando así la confidencialidad de la información.
“En manos de nuestro equipo de investigadores y periodistas capacitados, la información puede marcar la diferencia. Si sus sugerencias y datos pueden cambiar el status quo, o incluso salvar vidas, queremos escucharlo”, afirma la OCCRP en su sitio web.
Eso sí, tenga en cuenta que esta organización periodística no puede arrestar a la gente, ni acusarla ante los estrados judiciales. La misión del periodismo no es esa. Se trata más bien de arrojar luz sobre los corruptos para contribuir así a sociedades más justas, democráticas y transparentes.