“¿Usted qué siente?” fue una de las preguntas detonantes que le hizo la periodista Maritza Aristizábal a Rodolfo Hernández en una polémica entrevista en Noticias RCN, el 6 de mayo de 2022, en la que le mostró al candidato a la Presidencia de Colombia una foto de su hija secuestrada y desaparecida por un grupo al margen de la ley. Tras el evento, las reacciones no se hicieron esperar: el hecho se convirtió en tendencia en las redes sociales y llovieron los cuestionamientos hacia el canal y a su periodista.
“Esta es su hija, la que fue secuestrada y desapareció”, le remarcó la periodista. Tras un silencio largo, el candidato contestó que la mataron y que fue la organización guerrillera Ejército de Liberación Nacional (ELN). Aristizábal continuó la entrevista e insistió en su pregunta: “¿Usted ve hoy esa imagen y qué siente?”, y tras un largo silencio del candidato lo interpeló: “Le duele mucho y ¿aun así estaría dispuesto a negociar (con el ELN)?"
Tras el evidente quiebre emocional de Rodolfo Hernández, varios colegas se dirigieron a Twitter para dejar sus preguntas al Consultorio Ético de la Fundación Gabo: “¿Qué clases de preguntas están fuera de límites en el periodismo?” “¿Hace parte de la responsabilidad ética no abordar ciertos temas personales?” “¿Cómo entrevistar a una persona víctima del conflicto armado?” fueron algunas de las inquietudes.
En este sentido, la periodista y maestra de la Fundación Gabo, Yolanda Ruiz, quien es corresponsable del Consultorio Ético, explicó que cuando los periodistas se enfrentan a una persona que ha sido víctima de violencia “la ética aconseja tener como norte siempre la empatía y el respeto”.
“Si bien nuestro trabajo es preguntar y hacerlo en circunstancias muchas veces difíciles, sí debe haber autorregulación para evitar revictimizar con preguntas que ahonden el daño sufrido. Informar sobre el dolor y la violencia es parte del trabajo difícil que hacemos los periodistas y de nuestra responsabilidad depende que lo hagamos sin pasar unas líneas rojas que nos lleven a convertir el dolor ajeno en un insumo para obtener una declaración o sacar una noticia a cualquier costo”, indicó Yolanda Ruiz.
A su vez Nubia Rojas, periodista y consultora experta en temas de paz y conflicto, sostuvo que en el episodio con el candidato Hernández se incurrió en varias falencias éticas: “Se irrespetó el dolor del candidato y se le revictimizó”. Además, aclaró que preguntar qué siente o cómo recuerda a su hija asesinada al mostrarle la foto de ella es “una manera muy agresiva de husmear ante el dolor de una persona que está visiblemente afectada”.
Rojas, quien recientemente fue directora académica del taller de la Fundación Gabo ‘Claves para la cobertura del Informe Final y el legado de la Comisión de la Verdad’, agregó que además se irrespetó el dolor de Rodolfo Hernández como padre y ser humano, por encima de su papel de candidato presidencial, al cuestionar una propuesta política relacionándola con una tragedia personal. “Aquí primó el interés del medio por encima de la dignidad del candidato para presionar un enfoque que correspondiera y encajara con la línea editorial del medio”, manifestó.
Juan Diego Restrepo, director de Verdad Abierta, apuntó al respecto: “Se irrespetó el dolor íntimo del entrevistado con un acto calculado que buscaba, más que conmoverlo, generar una reacción política entre los televidentes”.
¿Y si el entrevistado aceptó hablar del tema?, otro debate
Semana y media después de la emisión de la entrevista, se conoció que previo a esta, la periodista Maritza Aristizábal le había adelantado al candidato presidencial cuáles serían las imágenes que le mostraría y se las enseñó. Esto suscitó otra serie de reacciones airadas, ahora en contra del candidato, señalándole de haber manipulado a la audiencia.
El día anterior, la periodista Maritza Aristizábal había defendido su proceder, afirmando en el programa ‘Tu Tele’ del canal RCN, que su intención, contraria a las opiniones que surgieron en redes, era valorar el hecho de que una persona a pesar de ser víctima estuviese dispuesta a negociar con un grupo armado.
Nubia Rojas insiste en que pese a esta revelación, el hecho no deja suponer un problema de ética periodística. “El consentimiento que dio [Rodolfo Hernández] fue para que le mostraran la foto, pero esto no exonera al medio de la falta que cometió. El consentimiento no les daba derecho de manipular sus sentimientos para que se le forzara a una respuesta favorable a la línea editorial del medio”, explicó Rojas. El hecho de que le hubiesen mostrado las fotos al candidato previo a la entrevista, indicó la experta, no significa que este tuviese conocimiento de la manera como se iba a desarrollar la entrevista.
Más allá de la pregunta o incluso de la advertencia de lo que se iba a mostrar antes de realizar la entrevista, la misma Aristizábal describió como un error su puesta al aire. “Se me vio como cruel y fría, muy contrario de lo que estaba sintiendo. No supe gestionar mis emociones y darle prioridad a mi emotividad”, expresó.
Cabe destacar de este caso que tanto Aristizábal como el medio de comunicación, a través de su director, reconocieron el error, ofrecieron excusas al entrevistado y a la audiencia. En este sentido, la maestra Yolanda Ruiz comentó: “Es el camino que corresponde. Informar sí, preguntar también, pero hacemos mejor nuestro trabajo si nos ponemos en el lugar del otro para no olvidar su condición de ser humano. Ese mismo llamado se debe hacer a quienes critican el trabajo que hacemos los periodistas. Somos humanos, somos falibles, debemos informar sobre situaciones críticas, hay dilemas éticos y se cometen errores. Por eso estar en permanente revisión de lo que hacemos para corregir y avanzar nos ayuda a hacer el periodismo responsable y de calidad que necesita y reclama la sociedad”.
¿El dolor es privado?
El episodio con Rodolfo Hernández suscitó una discusión desde la Red Ética de la Fundación Gabo relacionada con el cubrimiento de la violencia. “¿El dolor es privado?” fue una de las preguntas centrales del debate.
Para la periodista Nubia Rojas, el duelo es, efectivamente, una situación privada. “Solo le corresponde a las víctimas referirse a ese dolor o a ese duelo en público si ellas deciden hacerlo. No bajo presión”, explicó.
Lo anterior no significa una autocensura del periodista. Por el contrario, el reportero puede hacer las preguntas que crea necesarias -es parte de su trabajo-, pero debe realizar un abordaje especial en temáticas como la violencia, la muerte y demás consecuencias de la guerra. Para ello, la consultora en temas de paz y conflicto puntualizó cinco consejos para seguir a la hora de enfrentarse a víctimas de del conflicto armado o cualquier otro tipo de violencias:
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Evitar que las víctimas vuelvan a sentir el dolor. Puede ser una enorme irresponsabilidad del periodista revictimizar a las personas, haciéndolas pasar nuevamente por el dolor. Incluso en algunos casos se les puede poner en riesgo en casos en los que dan detalles sobre su hecho victimizante.
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Conocer hasta dónde está dispuesta hablar la víctima. Una de las maneras de evitar la revictimización es preguntarle previamente al entrevistado si quiere referirse a cierto tema y si hay unas líneas que no deben cruzarse. “Como periodista además de la destreza técnica y profesional, uno debe saber cuáles son los límites a la hora de abordar una entrevista y ese límite es el respeto por la humanidad y el dolor del otro, en el caso de las víctimas”, recalcó Rojas.
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No manipular el dolor de las víctimas. No hay que intentar que las víctimas, en medio de su dolor, digan lo que queremos que diga para que encaje con el enfoque que previamente pensamos para nuestra pieza periodística.
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No todo vale, ni en el periodismo ni en la vida. En caso de que el familiar sea una figura pública, por encima de eso es un ser humano y como tal merece respeto y que se le trate con dignidad.
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Contrasta el testimonio de la víctima. Una víctima se expresa desde el dolor y puede que reconsidere lo que dijo después y se arrepienta, o incluso le pida al periodista que omita lo que dijo y le den la oportunidad de repetir, hablando desde la serenidad. Por eso, sus testimonios deben ser contrastados ya que la subjetividad del dolor puede alterar la realidad y hecho, y como periodistas debemos verificarlos.
¿Cómo contar la violencia?
Contar la violencia y sus consecuencias en la población puede resultar uno de los temas más complejos para un periodista si se tiene en cuenta que no hay una única receta, explicó Juan Diego Restrepo, director de Verdad Abierta.
En esa relación entre entrevistador y entrevistado gravitan muchos elementos, como el momento personal en el que están unos y otros, las empatías y circunstancias que generan ese contacto, pues “no es lo mismo entrevistar para una pieza periodística a largo plazo, sea escrita, radial o televisiva, que para el día siguiente”.
Sin embargo, Restrepo enumeró algunos elementos básicos que se deben tener en cuenta como la sensibilidad con el tema; conocimiento del contexto que rodea la entrevista y al entrevistado; respeto por las personas; una especial habilidad de escucha, que implica mucha paciencia; y total concentración en las palabras, los gestos y los silencios de quienes se entrevistan en calidad de víctimas.
La mejor forma de lograrlo, advirtió Restrepo, es aplicándose al estudio para tener una mejor comprensión de los fenómenos, apoyándose en especialistas para aplicar con rigurosidad algunas dinámicas que rodean estos temas, que son bien amplios, ofreciendo contextos claros sobre los hechos y escuchando a los afectados con total respeto y sensibilidad. “Se falla en la cobertura de la violencia y el conflicto armado cuando estas estrategias no son incorporadas a las prácticas periodísticas”, concluyó.