El Mundial de Fútbol Femenino que acaba de terminar en Australia, y donde la selección de España se consolidó como campeona, es una lección para el periodismo deportivo en Iberoamérica.
Un campeonato de alto nivel deportivo, con asistencias récord y un despliegue periodístico nunca antes visto para una Copa Mundial de Mujeres, fue opacado por la polémica y el cubrimiento morboso y machista que se generó alrededor de un hecho de violencia sexual. Al punto en el que hoy, 5 días después, se ha hablado más del beso no consentido de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), a Jennifer Hermoso, centrocampista y máxima goleadora histórica de la Selección, durante el acto de premiación, que del logro que alcanzaron las españolas al coronarse campeonas del mundo por primera vez.
Si bien este es un hecho grave que requiere atención, análisis y reflexión, y que abordaremos en los próximos días en la Red Ética, no queríamos dejar pasar la ocasión para hablar de cómo en un panorama tan cambiante, en el que han cobrado protagonismo en la conversación pública las disparidades y desafíos que rodean la cobertura mediática de deportes practicados por hombres y mujeres, hoy están surgiendo nuevas narrativas en torno a las mujeres y el deporte, y que son la “buena prensa” y los grandes cubrimientos los que también tienen el poder de impulsar estos cambios en la sociedad.
Conversamos con Sarah Castro Lizarazo, directora de AS en Estados Unidos, y exdirectora de Deportes en Caracol Radio, sobre las complejidades y desafíos del periodismo deportivo, las disparidades en la representación de hombres y mujeres atletas en medios, y el poder transformador de una cobertura equitativa.
Reescribiendo la narrativa
No es un secreto que hay una disparidad evidente en la cobertura mediática entre deportes practicados por hombres y por mujeres. Respecto a esto Sarah Castro habla de la importancia de reconocer que esta diferencia va más allá del deporte en sí, y que se refleja también en las desigualdades que hay en las redacciones, y en la representación y participación de las mujeres y otros grupos en los medios y otros espacios públicos.
“Es evidente que el mismo sistema ha establecido roles determinados en los que ciertos escenarios no estaban destinados para las mujeres, por ejemplo, la práctica del deporte y el periodismo deportivo”, menciona la periodista colombiana. “Eso facilitó un rezago histórico y un círculo de condiciones en el que, si las mujeres no participan, estos espacios no se desarrollan, no se les otorgan recursos, no se genera un nivel mediático o masivo y no se genera interés del público, haciendo aún más compleja nuestra participación”.
Un hecho que aunque cabe mencionar, no debe dar pie a construir una narrativa de las mujeres deportistas en contraposición al deporte masculino, pues, de acuerdo con Castro, se cae en un error y se siguen sentando bases para perpetuar la idea de que para ganarse espacios las mujeres deben rivalizar con los hombres.
Pero los tiempos están cambiando, y gracias a diferentes luchas lideradas por mujeres hemos presenciado un cambio de mentalidad en la sociedad. Según Castro, esto “nos ha permitido ampliar nuestros derechos, ganar terreno y tener voz en escenarios a los que antes sólo pertenecían los hombres”.
Además, dice, competencias como la Copa América Femenina o la Copa Mundial Femenina han atraído los ojos de la sociedad y demuestran que estamos en un momento social y cultural histórico. “Este tipo de competencias ha logrado que para los medios masivos, particularmente los medios tradicionales, se haga necesario abrir espacios en su programación, destinar recursos para el cubrimiento y generar una conversación en torno a esto”, asegura.
Si bien las mujeres aún son menos en las redacciones del mundo, sobre todo en temas deportivos, Castro destaca que “poder ocupar esos lugares y hablar de deporte practicado por mujeres, redacciones lideradas por mujeres, o espacios ocupados por mujeres y diversidades es importante para seguir ampliando la narrativa del mundo, y para que puedan nacer referentes que les permitan a las niñas y a las jóvenes soñar, no con ser futbolistas o periodistas deportivas, sino soñar con poder ser lo que quieran ser en cualquier escenario”.
El reto está en lograr espacios equitativos, dice la directora de AS Estados Unidos. Que las mujeres puedan salir de los típicos roles que han ocupado históricamente en los medios cuando se está vinculada a deportes, en los que su principal función es ser el contacto con la audiencia o leer los comentarios en las redes sociales y lo que dicen otros medios alrededor del mundo.
Para lograrlo, afirma que la labor que hacen día a día las mujeres en medios ha sido fundamental: “con mayor o menor tino y con estilos diferentes, muchas periodistas estamos trabajando constantemente para darle visibilidad a estos temas y para no dejarlos morir en las grandes agendas”. Además, agrega que el periodismo deportivo, desde su perspectiva, tiene la responsabilidad de construir narrativas que incluyan a las mujeres y que trasciendan de darles una mera atención mediática en momentos determinados.
Más allá del juego: el poder transformador del periodismo
Desde una perspectiva más social y ética, Sarah Castro resalta la necesidad de una cobertura que vaya más allá de los resultados en el campo. El periodismo deportivo tiene el poder de desafiar normas e imaginarios, ya que el deporte no es solo entretenimiento, sino un reflejo de dinámicas culturales, históricas y políticas más amplias.
La cobertura periodística, menciona Castro, puede empoderar a las mujeres atletas, ampliar sus voces y presentar el deporte como una herramienta de transformación social y cultural, pero para llegar allá, los medios deportivos deben salir del debate, involucrar especialistas, abordar el contexto y reconocer la importancia de las deportistas como agentes de cambio. “Yo siento que la transformación se da de la mano de poder entender el deporte más allá de lo que pasa en la cancha. Por ejemplo, yo he visto como el deporte nos enseña geografía, porque no conoceríamos Guachené en Colombia si Yerry Mina no hubiese llegado al FC Barcelona y todos los medios se hubiesen ido a ver cómo era su pueblo, y como este hay mil ejemplos más”.
El periodismo deportivo tiene que asumir la responsabilidad de entender que hay contextos históricos, humanos, culturales, económicos y políticos que pueden enriquecer el contenido que se hace a partir del deporte, expone Castro. “Lo que los periodistas hacemos es contar historias que expliquen un poco lo que pasa y siento que eso no se ha logrado con el deporte, y son los mismos deportistas quienes han asumido esta tarea de contar sus propias historias”.
Sobre esto, destaca el caso de las jugadoras de la selección de fútbol de Estados Unidos, quienes asumieron como grupo la lucha por el pago igualitario entre su selección y la masculina, y pusieron este tema en la agenda, logrando atraer la atención y el interés de la prensa y el mundo deportivo. Posteriormente, estas mismas jugadoras serían campeonas del mundo en Francia 2019 y se convertirían en iconos de una transformación social en el deporte de alta competencia en su país.
En contraposición, se resalta el caso de la selección femenina de fútbol en Colombia, cuyas integrantes, en distintos momentos de la última década, han levantado su voz por irregularidades, malos tratos, discriminación, machismo, vetos, falta de condiciones dignas para el desarrollo de la liga de fútbol local, entre otros, y que no solo no han sido escuchadas con atención por quien corresponde; apenas hasta ahora están empezando a tener una cobertura y despliegue periodístico mayor.
El desafío de un futuro equitativo
El periodismo deportivo está en un momento crucial de cambio. Así lo asegura Sarah Castro, que insiste en la importancia de empezar a contar historias diversas y complejas alrededor de la práctica deportiva para contribuir a un mundo más igualitario. “Siento que aún hay mucho por hacer para que nuestras portadas, nuestros sitios web y nuestros programas reflejen la existencia del deporte practicado por mujeres más allá de la polémica. Una relevancia que además ha sido ganada con esfuerzo porque algunas de las atletas más ganadoras del mundo son justamente mujeres.”
Por otro lado, Castro cuestiona cómo los hechos de los últimos días han dejado aún más en evidencia las carencias de formación en enfoque de género que hay en las redacciones deportivas y el reto que esto representa para el futuro del periodismo deportivo. “Fue evidente cómo a muchos medios les costó catalogar el beso sin consentimiento por parte de la máxima figura de poder del fútbol español como una agresión y, a partir de allí, la necesidad de que Luis Rubiales asumiera la responsabilidad por sus actos. Esto cuestiona porque expone que aún habitamos escenarios en los que diferentes formas de violencia contra las mujeres siguen siendo normalizados”, menciona.
Sin embargo, cubrimientos como los que se hicieron en la Copa del Mundo en Australia, demuestran que a pesar de los rezagos sí se están generando cambios que nos hacen repensarnos y reflexionar sobre la realidad y las posibilidades del periodismo; y destacan la necesidad de que los medios y los periodistas atiendan el llamado de las audiencias y asuman el compromiso de hacer despliegues más equitativos, entendiendo, como dice Castro “que la práctica del deporte en sí misma es muy relevante, no sólo en en términos atléticos y profesionales, sino como política pública de salud y de bienestar, como espacio de apertura cultural y como escenario para la equidad de género”.
Claves para un mejor periodismo deportivo
Sarah Castro nos da 7 consejos para que el periodismo deportivo siga contribuyendo a la construcción de un futuro equitativo y asuma el reto de consolidarse como una rama del periodismo que tiene más por ofrecer a la sociedad.
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Deben existir escenarios de reflexión y consulta antes de generar cualquier tipo de contenido. Los más grandes errores se cometen cuando se recurre a las viejas fórmulas y se obvia la necesidad de entender por qué temas como el de la selección de España y la relación de las jugadoras con su cuerpo técnico o la directiva de la RFEF, y en particular el beso que Luis Rubiales le dio a Jennifer Hermoso, requieren una revisión profunda de los sesgos individuales. Fundamentalmente es importante entender la necesidad de proteger a la víctima e identificar la responsabilidad del agresor. Así mismo, es clave que los periodistas (principalmente las periodistas) involucrados en el cubrimiento cotidiano del deporte practicado por mujeres sean quienes hagan el seguimiento a hechos como este. Son ellas quienes tienen mayor formación y contexto para abordar el cubrimiento. Así que entregarle la cobertura a quienes habitualmente tienen a cargo personajes como Rubiales, limita la posibilidad de entender otras perspectivas fundamentales para este caso.
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Formarse en temas de género. Esto sigue siendo un reto en todas las redacciones deportivas y es deber de los medios poder abrir espacios para que sus periodistas se formen, así como es nuestra responsabilidad entender de qué hablamos cuando hablamos de deporte practicado por mujeres o diversidades. Formarnos en estos temas es entender que para ser periodista deportivo no basta solo con saber de deportes. Necesitamos especializarnos y tener herramientas que nos permitan hacer un cambio del lenguaje, romper estereotipos, cambiar narrativas, y abordar todo lo que se nos viene en la agenda en términos de diversidad. Por ejemplo, en un año llegan los Juegos Olímpicos y son un reto enorme porque ya no solo estamos hablando de deporte practicado por mujeres, sino que deportistas transgénero y no binarios también entran en la conversación, y nuestros cubrimientos se traducirán también en conversaciones sobre derechos, que le permitirán a la audiencia construir nuevos imaginarios del mundo.
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Transmitir en las redacciones que el deporte practicado por mujeres es tan relevante como el deporte de hombres. Como periodistas también está en nuestras manos romper la jerarquización existente entre el deporte practicado por hombres y mujeres. Independientemente del contexto es evidente que las mujeres no pueden seguir últimas en la lista de prioridades y temas, y una forma de hacerlo, por ejemplo, es pidiéndole al o la periodista que cubre el día a día de cualquier equipo del fútbol que reporte tanto sobre el equipo de hombres como al de mujeres y hacerle entender que ambas cosas son importantes para su crecimiento periodístico.
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Tratar a las deportistas con dignidad. La lógica del deporte practicado por mujeres tiene unas dignidades y unas luchas particulares, y es responsabilidad de cualquier periodista intentar comprenderlo y comunicarlo. Esta tarea no puede recaer solo en las mujeres periodistas, debemos entender que muchas veces lo que las atletas están pidiendo es una estabilidad laboral, una estabilidad para desarrollarse deportivamente, un espacio digno o un trato justo, y estas son realidades que viven las mujeres en todas las áreas, pero el periodismo deportivo debe comprometerse a reportarlo y tratarlo con respeto, dándole la relevancia que merece.
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Visibilizar las historias que importan. Nuestro desafío como periodistas debe ser contar el mundo actual, y esto significa estar atentos. Al final el deporte no es sólo deporte, y necesitamos periodistas que puedan dar un contexto más amplio de por qué pasan las cosas, no solo en términos de resultados, sino en términos de estructura, y esto implica ampliar las fuentes, recurrir a otros expertos, y enriquecer nuestros enfoques y narrativas. Por ejemplo, hablar de fútbol en Colombia es hablar de unas dinámicas de poder de muchos años, de los vínculos entre un negocio privado y los recursos del gobierno, de corrupción, etc. Entonces, ¿por qué no tener un punto de vista desde la ciencia política que explique porqué el fútbol ha atravesado la historia del país, o desde la sociología y que explique las reacciones de los fanáticos ante diversas circunstancias deportivas?
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Tomarse el periodismo deportivo en serio. El periodismo deportivo se ha quedado como a la deriva y no termina de definirse ni como entretenimiento, ni cultura, ni nada, y para muchos es visto como un tipo de periodismo que puede hacer cualquiera. Sin embargo, el periodismo deportivo tiene el potencial de generar conversaciones que promueven cambios, pues cuando se habla de deporte podemos hablar de todo lo que nos atraviesa como sociedad: de acceso a derechos, de política, de economía, de entretenimiento, de ciencia, de tecnología, de género, y al final del día es nuestra responsabilidad tomarnos en serio la tarea promover otras discusiones, de interesar a la audiencia en estos hechos y de ampliar la mirada más allá de la polémica, los resultados y los programas deportivos donde solo hay mucha gente levantando la voz.
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Construir un periodismo deportivo y digital digno. No podemos seguir teniendo medios deportivos que solo produzcan artículos sin sustancia para generar tráfico. Tenemos que reconocer al periodista digital y al periodista deportivo como un periodista serio, que está en capacidad de producir contenido de calidad y darle el lugar que corresponde a su trabajo.