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La labor del editor en una sala de redacción consiste en verificar que los datos hallados por sus reporteros sean verídicos y se presenten de una manera clara a la audiencia, antes de su publicación. ¿Pero qué hay de las columnas de opinión? No suelen pasar por tal proceso de edición y los columnistas, por lo general, pueden decir lo que quieran. ¿Es esto correcto?
La cuestión fue planteada en su cuenta de Twitter por el filósofo y periodista Jorge Espinosa, actual director de podcasts de la cadena Caracol Radio, quien fue columnista de opinión del diario El Espectador.
Un pequeño hilo sobre la opinión y las columnas en el periodismo. Primero, lo que pasa en los medios colombianos. 1) Hay muchos columnistas, y ninguna de esas columnas es sometida a un ejercicio de edición. 2) Eso es terrible, porque opinar no es decir cualquier cosa.
— Espinosa (@EspinosaRadio) June 25, 2019
Según Espinosa, esta labor de edición en las columnas de opinión no se hace porque no hay editores en los periódicos que se dediquen exclusivamente a leer, revisar, corregir, cuestionar. Por esto, propone que los periódicos hicieran una selección de menos columnistas, y que paguen editores serios. Para él, eso mejoraría enormemente la calidad de las columnas. Y que, de paso, aumentaría la credibilidad de los medios. Eso idea pendeja de que la opinión es cualquier cosa y no se debe editar es perversa, es falsa y es peligrosa.
Espinosa publicó su hilo coincidiendo con una criticada columna de la periodista María Isabel Rueda en el diario El Tiempo, en la cual aseguró que el glifosato, un herbicida usado en la lucha contra los cultivos ilegales de coca, no representa mayores riesgos para la salud humana. Según mostraron otros periodistas, a pesar de estar basando sus argumentos en los resultados de un estudio universitario, la columna estaba llena de imprecisiones.
Un debate por la misma vía aconteció recientemente, cuando la periodista Claudia Palacios publicó en el mismo diario el texto titulado Paren de parir, donde le pedía a las inmigrantes venezolanas que están llegando a Colombia que evitaran tener más hijos, dadas sus precarias condiciones de vida. A pesar de estar argumentada con cifras oficiales, la columna fue calificada como xenófoba por algunos colegas, quienes consideraron injusto el no tener más en cuenta las dificultades que los migrantes venezolanos tienen para acceder a métodos anticonceptivos.
¿Puede un columnista de opinión decir lo que le venga en gana? ¿Editar lo que dice un columnista de opinión podría terminar siendo visto como censura? ¿Por qué no someter las columnas de opinión al mismo proceso de edición rigurosa por el que pasan los artículos? ¿Al editar una columna, se está violando la libertad de prensa? ¿Cómo responderle a un columnista que se queja porque no está de acuerdo con publicar la versión editada de su columna?
Para responder a estas y otras preguntas, los seguidores de nuestra cuenta @Etica participaron en uno más de nuestros tuitdebates usando la etiqueta #ÉticaEnRed. Los mejores trinos producidos durante la hora del debate fueron recopilados en el siguiente Momento de Twitter.
Señor columnista, necesita un editor
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