¿Cómo debe proceder la empresa periodística cuando la gerencia trata de imponer temas a la redacción o da muestras de injerencia en la labor del director o editor del medio?
Respuesta: Para cualquiera empresa periodística es dañina la ingerencia de gerentes en las tareas de la redacción, porque incide negativamente en la calidad del producto periodístico. El buen periodismo requiere independencia con mayor urgencia que tecnología. Con tecnología deficiente o no actualizada es posible hacer buen periodismo, pero sin independencia es imposible. Por una parte esa independencia es necesaria para obtener la verdad de los hechos de cada día, sin sesgos, recortes u ocultamientos. Cualquiera clase de compromiso derivado de un interés personal, empresarial o gubernamental, limita el campo del periodista y lo inhabilita para llegar a la verdad. Por otra parte los lectores, oyentes o televidentes exigen esa independencia como garantía para creerle a un medio, y la premian con su lealtad. La credibilidad que se le atribuye a un medio o a un periodista es una forma de reconocimiento de los receptores de información a la independencia. Cuando los gerentes intervienen, o los dueños, o los accionistas pretenden imponer su punto de vista, que suele ser el de sus intereses, introducen un elemento dañino y engañoso en el producto que ofrecen al público. Se supone, en efecto, que tanto los anunciantes como los suscriptores y lectores esperan un servicio de información profesional. Si en cambio les llega información sesgada, o propaganda, el producto se altera y degrada y el receptor resulta engañado. Hacerles entender esto a gerentes y accionistas intrusos, es un paso indispensable para restituirle al medio su respetabilidad, su independencia, su credibilidad y su calidad.
Documentación
Muchas tareas y actividades externas son incompatibles con el adecuado rendimiento laboral en un diario independiente. Mantener contacto con el gobierno figura entre las actividades más reprochables. Con el fin de evitar conflictos de intereses reales o aparentes en la cobertura de los mercados comerciales y financieros, requerimos que todos los integrantes de la sección Economía y Finanzas den cuenta de sus inversiones y activos financieros al editor encargado de la sección. Sin embargo la probabilidad de que surja un conflicto de intereses no está circunscrita solo a los miembros de la sección Economía y Finanzas. Requerimos que todos los redactores y editores de todas las secciones revelen al jefe responsable de departamento cualquier interés financiero que pudiera estar en conflicto o diera la aparente impresión de estarlo, en sus tareas relacionadas con el hecho de informar como de editar. Los jefes responsables de tal o cual departamento harán sus propias revelaciones de tipo financiero al secretario general de redacción. No trabajamos de manera independiente para nadie y no aceptamos compromisos de palabra sin la autorización responsable de los jefes de departamentos. La autorización para trabajar de manera independiente podrá ser otorgada sólo si el diario The Washington Post no tiene interés en determinada noticia y sólo si va a ser publicada en un medio que no compite con The Washington Post. Es importante que no se acepte ninguna tarea independiente ni honorario alguno cuando eso de alguna manera pudiera ser interpretado como una dádiva encubierta.. Hacemos todos los esfuerzos razonables para estar exentos de obligaciones con las fuentes de información y los intereses especiales. Tanto nuestra conducta profesional como nuestro comportamiento en privado no deben desacreditar nuestra profesión ni al diario The Washington Post. Código de Conducta de The Washington Post.