¿Un periodista puede defender sus preferencias políticas en redes sociales?
20 de Febrero de 2019

¿Un periodista puede defender sus preferencias políticas en redes sociales?

Foto: Unsplash - Creative Commons.

¿Haciendo uso de mi derecho a opinar, yo puedo defender en las redes sociales mis preferencias políticas, opuestas a las del periódico en que trabajo?

Respuesta de Mónica González

El derecho a expresarse libremente no puede ser limitado para nadie, tampoco para los periodistas. Usted decide difundir su apoyo a un determinado candidato o partido, está en su derecho, lo que podría traer como consecuencia un conflicto laboral. Dicho eso, en mi opinión, los periodistas no deberían publicitar sus preferencias a partidos políticos, pues a partir de ese momento todo lo que informe sobre el mapa político, social o económico estará visto por su audiencia con un filtro que interfiere en la calidad de lo que entrega.

Distinto es que el periodista opine -y alerte- en redes sociales sobre hechos relevantes que atentan y amenazan las instituciones y las reglas del juego democráticas, o los derechos humanos, como son, por ejemplo, actos de grave corrupción en los que incurren figuras del poder, asesinatos que quedan impunes por la coacción que se ejerce desde el poder o llamados a discriminar  a determinadas nacionalidades, etnias, credos o identidad sexual.

Esto es lo que ha ocurrido con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, desde su campaña electoral y ahora con su gestión. Los periodistas debemos mantener una alerta permanente en defensa de la democracia.

Ahora, si el medio en el que trabajo apoya a quienes evidencian su desprecio por ella, habrá que reforzar el rigor con el que hace su trabajo y la defensa de una información veraz; o tendrá que buscar otro empleo, lo que en estos tiempos de crisis no es tarea fácil. Una encrucijada que a diario enfrentan cientos de periodistas en distintos países.

Respuesta de Gumersindo Lafuente

Nadie podrá negarle su derecho a opinar, pero si sus ideas políticas son tan radicalmente contrarias a la línea editorial del medio en el que trabaja, creo que lo más prudente sería que se limite a ejercer su trabajo con rigor y, en cuanto surja la posibilidad, busque empleo en un lugar más acorde con sus ideas.

Respuesta de Álex Grijelmo

Eso no se debe hacer nunca desde una cuenta profesional amparada por la marca del diario. Sí es posible desde una cuenta personal que no tenga ninguna identificación con el medio donde el periodista trabaja.

Sin embargo, yo creo que los redactores no deben mostrar sus preferencias políticas o el sentido de su voto, sino informar a la sociedad y orientarla para que tome sus propias decisiones.

En cuanto al uso de redes sociales por periodistas, me parece una buena referencia el manual que se aprobó en 2011 en la agencia EFE, pactado por la dirección de la empresa y por el comité profesional que representaba a sus informadores.

Respuesta de Javier Darío Restrepo

Conviene recordar, como principios orientadores en casos como este, que no hay derechos absolutos. Todo derecho, toda libertad tienen el límite de las libertades y derechos de los otros.

Aquí habría que pensar en los derechos de los lectores del periodismo y de los lectores de su periódico. Son derechos que explican normas de comportamiento como los que demanda a sus periodistas el The New York Times: “Dejar en blanco preguntas sobre ideas políticas personales, al registrarse en redes sociales. No escribir en un blog o red social personal  aquello que no escribiría en el New York Times, no editorializar si trabaja en noticias, por ejemplo”.

La guía de conducta del Washington Post coincide al recordar a sus periodistas que siempre son periodistas del diario, cuando intervienen en las redes sociales.

Como criterio para actuar en este caso está el principio ético de que el periodista está al servicio de todos en asuntos que conciernen al bien público, por tanto, si sus textos en la web pueden identificarlo como periodista, es un deber de coherencia actuar como servidor público, al servicio de todos en materia de información. El derecho del público a recibir información y a confiar en ella se quebranta cuando lo percibe como propagandista al servicio de una causa personal o de grupo.

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