Relatoría: La ética periodística en la próxima década
31 de Enero de 2017

Relatoría: La ética periodística en la próxima década

Directivos de la FNPI, maestros de periodismo, reporteros y editores se reunieron en Cali, Colombia, para debatir sobre el estado de la ética periodística y compartir ideas que puedan combatir la pérdida de credibilidad en el oficio.
Hernán Restrepo

Introducción

Con el fin de discutir el futuro del proyecto Red Ética Segura de la Fundación Gabriel García Márquez de manera que siga teniendo un impacto relevante en el quehacer de los periodistas iberoamericanos, se reunieron en la Universidad Icesi directivos de la FNPI, maestros de periodismo, reporteros y editores.

El objetivo era compartir ideas sobre el estado de la ética periodística a la luz de la transformación digital y de los procesos electorales que han dejado en entredicho la credibilidad de los medios. A partir de ahí, se revisaron las estrategias, métodos, pedagogía y logros de la FNPI en sus temas de ética periodística para reorientarlas y/o confirmarlas según los resultados de la reflexión.

Al final de la jornada el maestro Javier Darío Restrepo realizó cuatro propuestas específicas para definir el futuro del periodismo ejercido éticamente. Se destina un último capítulo a consignar las propuestas específicas de los asistentes al encuentro.

  1. LA RELACIÓN CON LAS AUDIENCIAS
  • La mayoría de preguntas que nos planteamos no tienen respuesta. Por ejemplo, una fundamental: ¿quiénes son nuestras audiencias?
  • La rabia, la molestia social, la incomodidad de las audiencias siempre ha existido. Pero hemos visto un cambio en la forma en que los medios pueden entender y explicar los motivos de esas inconformidades, permitiendo que todas las voces ciudadanas se vean reflejadas.
  • Quizás la gran lección del 11 de septiembre fue el 12 de septiembre, cuando los periodistas y los medios volvimos a hacer el tipo de periodismo que hacíamos el 10 de septiembre: un periodismo que se creía encerrado y poderoso, dándole poca participación a la audiencia.
  • Es necesario rescatar un concepto de Javier Darío Restrepo: el periodismo de esperanza. Es decir, reconocer que nuestro oficio no consiste solamente en realizar denuncias y destapar escándalos de violencia y corrupción, sino en mostrarle a la audiencia por qué es que vale la pena también salir de la cama todos los días. Este es un periodismo que busca consolidar y fortalecer la democracia, por medio de un activismo.
  • El periodismo por la esperanza necesita trabajar a favor de una ética social. Esto involucra una defensa colectiva de la verdad, a pesar del individualismo característico de los periodistas.
  • El periodismo ético no es una ilusión. Debe ser una meta cotidiana si queremos tener un mañana. Pero debe ser algo que debemos medir a diario con la audiencia. Esta confrontación entre los medios y la audiencia es constante. Tomemos por ejemplo lo que dicen los columnistas: a veces son racistas y misóginos. Los medios debemos saber cómo reaccionar cuando cosas así suceden.
  • Es necesario que le expliquemos a las audiencias qué entendemos por ética y para qué tenemos en los medios figuras como la del defensor del lector o el editor de audiencias.
  • Un aspecto que debe cambiar es el ego de los periodistas. Necesitamos bajar de nuestro pedestal y escuchar lo que los lectores quieren decirnos, entender por qué nos critican. A veces trabajamos más para obtener reconocimiento y premios que para servir a ese lector que es el fin último de nuestro trabajo.
  • No pensemos tanto en qué notas están siendo más leídas, sino en cuáles son las notas que más deberían ser leídas, en razón de nuestro afán por servir al lector. Si sirviéramos solo a la dictadura del clic, todos terminaríamos haciendo revistas de espectáculos.
  • Lo que está ocurriendo es que por primera vez en la historia las audiencias nos ponen en evidencia a los periodistas con una enorme facilidad. Antes estábamos en un sistema de intermediación que no le permitía a las audiencias filtrar el mensaje periodístico.
  • El periodismo siempre ha estado ligado a la definición de ciudadano. Luego se convirtió en un negocio y construyera su propia identidad. Pero no podemos olvidar que el periodismo es algo distinto a otras actividades de generación de contenido. Entonces concluiría que lo que hay que preservar es la identidad del periodismo, más que al periodista. Hay una realidad en la calle. Pero también hay una realidad en las redes, que no podemos ignorar.
  • Pasamos de multitudes que gritaban “libertad para la prensa”, a multitudes que piden “libérenme de la prensa”.
  • Cuando la gente quiere que se descubra algo, que se investigue algo, acuden a los periodistas, a la prensa. Ese es un servicio público que nos habla sobre la naturaleza que prevalece en el oficio.
  • Algo cambió cuando los medios dejaron de pertenecer a partidos o a familias. Al ser adquiridos por compañías se rodearon de un muro de opacidad que los alejó de la gente.
  • Vivimos un proceso de uberización del periodismo, donde los periodistas vamos de un lado para el otro, de acuerdo a donde se necesite de nuestros servicios, adaptándonos a las necesidades de información que se presenten. Así como todavía hay peluquerías grandes que conviven con peluqueros a domicilio; seguiremos viendo medios grandes, pequeños e independientes, informando de acuerdo a las necesidades de diversas audiencias.
  • La diferencia hoy radica en que antes hablábamos de la audiencia como una categoría abstracta, pero no la conocíamos, no la escuchábamos. Ahora sí o sí enfrentamos sus comentarios y reacciones en las redes sociales. Puede que no les hagamos caso, pero tenemos que escucharlos, saber qué están diciendo sobre los contenidos que publicamos.
  • Los periodistas debemos no solo escuchar, sino conocer a nuestras audiencias tan bien, que podamos ofrecerles contenidos que sean de utilidad para pequeñas comunidades. Algo similar a la transformación que ha permitido la supervivencia de la industria editorial, dedicada a satisfacer nichos de audiencias.
  • Hay un problema en la conexión con las audiencias: en redes sociales pareciera que todo el mundo es de izquierda, cuando puede que en la realidad no sea así. Nos arriesgamos a sacar productos que le gusten a la gente de Twitter, pero a los suscriptores del diario no.
  • Las audiencias ahora nos auditan más que nunca, por eso debemos ser más éticos que nunca. Podrá cambia el soporte del periodismo, pero la ética seguirá siendo la misma. La identidad del periodista no puede ser una en el medio donde trabaja, y otra en las redes sociales. 
  1. LAS FUENTES DE FINANCIAMIENTO
  • Estábamos en un momento en el que el sistema que se había profesionalizado y organizado al interior de los medios como poder social, sostenido por robustos códigos éticos, que hoy en día se ha visto afectado por los cambios en los modelos de negocio periodísticos.

Aunque todavía permanecen vestigios de ese antiguo sistema, los procesos de intercambio de opiniones en las redes sociales y los modelos de distribución de información a través de internet han dado lugar a un escenario complejo donde el papel del periodismo necesita resolver cuál será su rol.

  • El periodismo necesita aprender a hacer empresa. La transparencia económica y política debe ser evidente en los medios.
  • El periodismo enfrenta una crisis de independencia, pues no busca servir al lector, sino sostener al statu quo. Por eso los lectores prefieren acudir a medios alternativos o a las redes sociales, que a los medios tradicionales.  La connivencia de los medios con los grandes poderes económicos ha limitado el ejercicio del periodismo libre en América Latina.

Al mismo tiempo, los medios independientes y digitales se ven tentados a someterse a la dictadura del clic para sostenerse. La revolución entonces debe venir desde abajo, convenciendo a los periodistas que producen los contenidos de la necesidad de hacerlo éticamente, para reconquistar nuevamente a los lectores.

  • Es necesario involucrar al debate ético a los propietarios de medios, debido a que son ellos quienes son responsables de garantizar las condiciones para poder hacer un periodismo libre, ético y transparente.
  • No podemos ignorar que los periodistas siguen siendo comprados: por el narco, por industrias farmacéuticas, entre otros. No podemos aceptar que haya periodistas trabajando para grupos de interés enemigos de la ciudadanía.
  • Pongamos en duda una certeza: ¿existirá el periodismo para siempre?... La discusión sobre la ética futura debe involucrar la reflexión sobre de qué vivimos los periodistas y cómo se sostienen los medios. Los periodistas estamos a punto de convertirnos en esos señores que arreglan televisores de tubos. El resultado de las elecciones en Estados Unidos es un escenario ideal para estudiar la relevancia del periodismo.
  • Gabo nos dejó clara una cosa: no son lo mismo los periodistas que los medios. Cada medio tiene su propio ecosistema con mayor o menor libertad.
  • Los medios lograron el matrimonio entre el periodismo y la publicidad, el cual fue feliz mientras duró. Pero eso se acabó. Sin embargo, esto no es una mala noticia para el periodismo. El periodismo debería sobrevivir a los medios, porque nació antes de los medios.
  • La ética pasa por el modelo de negocio. Medios que no sean sostenibles no actuarán éticamente.
  • Hay una reflexión que debemos hacer sobre la calidad de nuestro periodismo: habrá un cambio cuando, si el dueño del medio aparece en los Panamá Papers, hacemos claridad sobre el tema antes de que se destape el escándalo, no después.
  1. LA VERDAD EN LA ERA DE LA POST-VERDAD
  • La identidad profesional, el compromiso con la verdad, la independencia y la responsabilidad social son los cuatro puntos cardinales trazados por Javier Darío Restrepo para guiar la conducta ética del periodista.
  • Aunque la búsqueda de la verdad es un tema capital en la ética periodística, el más importante de todos es el servicio al lector.
  • Creíamos que lo importante en el periodismo era la neutralidad y la imparcialidad. Pero hay un reclamo de las audiencias cada vez mayor por esa neutralidad, pero con ausencia de transparencia.
  • Es necesario convencer a las universidades y escuelas de periodismo de que la ética no es un tema accesorio. Por eso debemos profundizar en la formación de especialistas en la ética periodística, ya que el problema está en construcción.
  • Debemos reforzar el aprendizaje a mantener la distancia, a no mezclarnos con las fuentes, distinguir lo que es marketing y comunicación de lo que es periodismo. No podemos perder el horizonte. El periodismo, o es de servicio público o no es periodismo.
  • Necesitamos señalar a quienes mienten, así sean compañeros. Esto está relacionado con el esfuerzo por la transparencia: investigar de dónde proviene el dinero que sostiene las mentiras.
  • Muchos periodistas consideran que la ética se reduce a no mentir. Va mucho más allá de eso. Por eso hace falta un código de ética marco emitido desde la FNPI.
  • No nos olvidemos que la búsqueda de la verdad tiene muchos matices. Gabo nos advirtió que no debíamos casarnos con una sola verdad. Cada vez hay más medios y periodistas que se dicen independientes, cuando en realidad no lo son. Lo que está en juego no es la supervivencia del periodismo. Es la supervivencia de la democracia.
  • Antes los periodistas nos reconocíamos todos. Todo el mundo sabía quién era periodista y cuáles eran los medios. Para comunicar necesitabas una licencia, un permiso del Gobierno, una relación con el poder. Hoy en día cualquiera puede poner en marcha estrategias de generación de la mentira.
  • Las mismas estrategias que utilizan las empresas para vender sus productos por internet, son utilizadas por los medios para darle difusión a las noticias.
  • El problema está en que la prensa amarilla, que antes se diferenciaba por formato y mecanismos de distribución de la prensa seria, ha contaminado a los medios tradicionales. Vemos cómo en las páginas web de medios serios, se publican historias que jamás se publicarían en la versión impresa. Esto ha hecho que la frontera entre lo que es periodismo y lo que no lo es, se difumine.
  • Los influenciadores no tienen ningún código ético, ¿para qué van a querer someterse a uno? Por eso es necesario que los periodistas tengamos un código ético que nos diferencie de aquellos que no hacen periodismo. Estamos cayendo en la trampa de contribuir a la confusión. ¿Cómo no se olvida un código ético?... Practicándolo todos los días.
  • Las normas tienen el riesgo de quedarse ahí, y luego ser olvidadas. Estamos en una guerra, con tropas, francotiradores. No podemos quedarnos en el diálogo sobre una ética del oficio periodístico. Necesitamos pensar cómo podemos poner a dialogar esa ética con la ética del resto de la sociedad.
  • Es necesario que la ética periodística alimente una ética de la comunicación ciudadana, en donde el periodismo sea un eje o referente.
  • Todo esto tiene que ver con una ética colectiva. Los periodistas no podemos pretender ser puros y castos en una sociedad llena de mentiras.
  • El periodismo no es el soporte: papel, radio, televisión o internet. Por lo tanto, nuestra ética no puede estar definida por la identidad del soporte. Lo debe estar por la función que cumplimos en la sociedad, por la responsabilidad que tenemos con ella. El periodismo es el vínculo entre los ciudadanos. El periodismo es una forma de ejercer la ciudadanía. Así las cosas, verificamos la información porque al hacerlo estamos ejerciendo responsablemente el vínculo que tenemos con la audiencia. Chequear la información debe ser tan natural para nosotros, como lo es al espejo reflejar la imagen de nuestro rostro.
  • Internet permitió que circulara más información, pero no toda esa información es periodística. Ahí está una de las funciones y valores del periodismo hoy: ayudar a la gente a navegar adecuadamente en ese mar  de información.
  • Debemos hablar de las dimensiones ciudadanas, empresariales e individual de la ética. Si no, estaremos hablando de ética de supermercado.
  1. EL ROL DEL PERIODISMO HOY
  • Se destacarán aquellos periodistas y medios que puedan mantenerse equilibrados, sólidos en el sentido común, con la capacidad de evitar el conflicto personal.
  • Todo proyecto periodístico y proceso de conocimiento de lo real es, antes que nada, una toma de conciencia de nosotros mismos. Debe ser así porque cuando vamos a hablar de temas tan complejos como la condición humana vulnerada, necesitamos entendernos y entender al otro.
  • Hemos pensado mucho en cómo las nuevas tecnologías están afectando y afectarán al periodismo. Pero como formadores de nuevos periodistas desde las universidades, debemos tener claro que nada puede reemplazar a la experiencia para saber hacer periodismo.
  • ¿Qué podemos rescatar o dar testimonio a las nuevas generaciones sobre lo valioso que había en la forma en que se hacía periodismo?:
    • Rescatar la cuestión de la sensibilidad. De los periodistas y medios hacia las audiencias. Recuperar esos 5 sentidos del periodista de los que hablaba  Kapuściński.
    • Rescatar la cuestión de las emociones. Un periodista sensible es un periodista ético. Un periodista emocionado, si tiene las herramientas, tendrá una intención honesta de la búsqueda de la verdad.
    • Rescatar la cuestión de las representaciones. Preocuparnos por el papel de espejo que funge el periodismo hoy. Pero no un espejo que refleja una única imagen, sino capaz de generar distintas representaciones sociales que construyan sentido.
  • El periodismo no está en extinción. Si algo ha dejado sobre la mesa el triunfo de Donald Trump, es que el periodismo es hoy más necesario que ayer. Sin periodismo, ¿quién va entonces a revelar los conflictos de interés? ¿Quién contará entonces las historias de los latinos deportados?
  • Se proponen cuatro ejes para estudiar el rol ético del periodismo:
    • Celebrar que se cuestione el rol del periodismo en la democracia. Esto nos va a permitir entender en qué estamos fallando. A veces, las denuncias que nos hemos acostumbrado a hacer, solamente aumentan el escepticismo de los ciudadanos.
    • Definir en el contexto actual qué significa el periodismo como servicio público.
    • Pensar cómo vamos a reaccionar contra la industria de la mentira que se ha desarrollado en las redes sociales. Necesitamos desenmascarar qué herramientas tienen y cómo se financian.
    • Además hay una industria de la defensa de la riqueza. También es necesario desentrañarla.
  • Tenemos que intentar analizar cómo se construye la agenda. No es algo que nos traiga la cigüeña. Hay temas que algunos no quieren que se difundan, que se sepan. Si no entendemos que el poder se manifiesta con distintas formas de carcomer el periodismo, no vamos a poder reaccionar ante este nuevo desafío.
  • Para Gabo, era responsabilidad del periodista dar a conocer las historias de las víctimas, pero también de los victimarios. Es necesario explicar qué circunstancias llevaron a los victimarios a realizar esos actos atroces.
  • Es cierto, los victimarios te van a querer manipular. Pero eso no debe impedir que contemos sus historias. Si acudimos a ellos con la intención sensata de contar sus historias, nos sorprenderemos de todo lo que pueden decirnos.
  • Estamos en un momento en el que ni siquiera los directores de los medios tienen forma de controlar la manera en que circula la información. La esencia del periodismo está totalmente subvertida: la diferencia entre el periodismo y la comunicación/marketing ha sido dinamitada.
  • Los medios ya no son indispensables ni para enterarse de las noticias, ni para dar a conocer mensajes publicitarios. Pero los medios no son el periodismo.
  • Ya no podemos hablar de periodistas digitales. Todos los periodistas tenemos que ser digitales. Si hay algún periodista que se resiste a hacer trabajo para digital, es muy difícil cambiarles el chip, lo mejor es prescindir de ellos.
  • Al final, todos los periodistas hemos sido resistentes al cambio, pues no esperábamos que la avalancha digital implicara algo más que dejar de usar la máquina de escribir.
  • El periodismo está llamado a recuperar su prestigio, porque lo importante es que el periodismo se respete. ¿Para qué somos entonces periodistas? Para influir a través de la argumentación bien fundamentada.

Los youtubers son influyentes, pero no lo hacen periodísticamente. Lo hacen de acuerdo a sus intereses. En cambio el periodismo de opinión también busca influir, pero a partir de ejercicios de argumentación y contraste de información.

  • El bien público sobre el que el periodismo tiene responsabilidad es la diferenciación entre información relevante de aquella que no la es. Y la relevancia no es algo propio del periodismo, es un bien común.

INTERVENCIÓN DE JAVIER DARÍO RESTREPO

El maestro Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético, planteó en medio de la discusión cuatro conclusiones sobre cómo superar la crisis que enfrenta el modelo de negocio del periodismo, ante los fenómenos de pérdida de circulación y reducción de la publicidad, las cuales compartimos a continuación.

1. Hay que cambiar la estructura financiera de los medios

La actual está conspirando constantemente contra la credibilidad de los medios. Medios sin credibilidad son medios desechables. Esto implica que los medios no se financien ya más con publicidad, patrocinios o ayudas de las empresas. Solo con suscripciones. Para cambiar de sistema financiero, hay que afianzar al máximo la independencia. Ahí está la importancia de la ética. Pero la ética no necesariamente asociada a los códigos, sino a su incorporación en la práctica diaria.

2. El contenido tiene que cambiar

No podemos quedarnos en el sistema de las noticias diarias que se reducen a contar lo que pasó. Ahora que cualquier ciudadano con un teléfono puede publicar información, los medios perdieron el monopolio de la distribución de noticias. Ahí radica la diferencia entre el periodista profesional y aquel ciudadano cualquiera que publica un tweet. La información que publica un periodista profesional procura dar a conocer toda la verdad. En cambio el periodista ciudadano publica apenas una parte de la información, la parte aparente de la realidad. En cambio, el periodista de verdad revisa debajo de las piedras. Ese compromiso con la verdad va más allá de no decir mentiras. El periodismo tiene que llegar a producir una información tan valiosa, que los lectores quieran recortarla con tijeras y conservarla.

Los periodistas solemos conformarnos cuando obtenemos una entrevistica. Creemos que con registrar una declaración de la fuente ya cumplimos. Nos importa más publicar frases de nuestras fuentes, que ponerlas en contexto, confirmar si es verdad lo que dijeron.

Esto explica el fenómeno Trump. La prensa lo magnificó. Replicamos sus frases porque vendían, sin reflexionar en cómo estábamos ayudándolo en su ascenso al hacerlo.

3. Tiene que cambiar radicalmente la relación con las audiencias

Cambiar la línea vertical por una línea horizontal. Hasta ahora, la relación de los periodistas con la gente ubicaba al primero arriba, en el poder, con las fuentes, entregándoles la información a los lectores que se ubicaban abajo.

El periodismo se creyó que era un poder, y al hacerlo se corrompió. Esta convivencia con el poder lo distrajo de su esencia, la de ser un servidor público, un fiscalizador del poder. Pero la esencia del oficio periodístico es servicio, no poder.

La línea ahora debe ser horizontal. Todos difundimos noticias. Es un hecho, no lo podemos cambiar. Esto descarta la utilización del periodismo como un factor de poder o de enriquecimiento. Así las cosas, el lector ya no es un cliente sino un socio.

4. Esto solo es posible si tenemos una identidad profesional renovada

Esa identidad está siendo cuestionada por la cultura digital, la cual nos está entregando en las manos instrumentos tremendamente poderosos. Al recibirlos nos preguntamos ¿qué hago con eso? Para responder, el periodista debe reflexionar profundamente sobre el papel que tiene. No es copiar a ‘Mr. Google’ todos los días cuando está de afán.

El periodismo no está para ser bufón. No está para darle al lector lo que prefiera. Eso es la desfiguración total de lo que uno tiene que hacer como periodista. No estamos para satisfacer a las audiencias, sino para informarlas. Debemos estar pendientes es del interés de la gente para acercarse a la realidad, y de la voluntad para cambiar esa realidad. Ayudarlos a que dejen de ser objetos para convertirse en sujetos de la historia.

Es muy oportuno que pensemos en una formación ética que permita un aprovechamiento adecuado de las tecnologías. Para esto es necesario reforzar las relaciones con las universidades y las redacciones. Al hacerlo, el periodista podrá obrar como un ensamblador de verdades, porque uno de los grandes problemas éticos es el facilismo, el miedo al trabajo, la comodidad. Y mostrar todas las caras de una noticia es algo que toma trabajo.

 

 PROPUESTAS ESPECÍFICAS SURGIDAS DURANTE EL EVENTO

  • Crear un nuevo código de ética propuesto desde la FNPI hacia los medios de comunicación, enfocado en fortalecer la sostenibilidad, la ética y la credibilidad.
  • Realizar una evaluación de impacto de los talleres realizados por la FNPI. Para esto, es necesario involucrar a los directores de los medios, porque de no ser así, lo aprendido en los talleres difícilmente podrá ser implementado.
  • Que los encuentros de directores de medios sean a nivel latinoamericano. Se sugiere que se aproveche el espacio del espacio anual del Festival Gabo para esto.
  • Es muy oportuno que pensemos en que en los programas de la Fundación haya una formación ética que permita un aprovechamiento adecuado de las tecnologías. Se propone que sean webinars dirigidos a las redacciones.
  • Javier Darío Restrepo lamenta que no haya habido una sola reacción de a quienes se les han respondido preguntas. Se aclara que aquí hay un problema tecnológico de la plataforma del Consultorio Ético para que sea posible notificarles a quienes preguntan que se les ha respondido.
  • Reforzar las relaciones con las universidades y las redacciones. Poniendo a disposición de las escuelas de periodismo los recursos, talleres y publicaciones de la FNPI.
  • Que la Fundación realice un estudio sobre cómo se está enseñando ética periodística en las universidades. Seguro hallaremos que se trata de un tema absolutamente secundario para ellos.
  • Realizar una especie de juego multimedia donde la gente pueda enfrentarse a dilemas éticos reales tomados del Consultorio Ético.

Participantes:

  • Jaime Abello, director general de la FNPI.
  • Ricardo Corredor, director ejecutivo de la FNPI.
  • José Luis Novoa, director de programas de la FNPI.
  • Karen de la Hoz, directora de comunicaciones de la FNPI.
  • Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético de la FNPI.
  • Marcelo Franco, director de la maestría en periodismo de Icesi.
  • Esther Vargas, maestra de la FNPI y bloguera de la Red Ética Segura. Editora de audiencias del diario Perú 21; creadora del blog clasesdeperiodismo.com y del sitio LGBT Sin Etiquetas.
  • Gumersindo Lafuente, maestro de la FNPI, colaborador de la Red Ética Segura, y creador de la Fundación Por Causa, colaborador de Eldiario.es.
  • Juan Carlos Díaz, editor de noticias Caracol Radio Cali, enfocado en el tema de derechos humanos, creador del blog Humanos, dedicado a contar las historias de desaparecidos.
  • Ana María Saavedra, editora judicial del diario El País de Cali.
  • Fabio Posada, director de ColombiaCheck y profesor de Icesi.
  • Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética Segura y relator del evento.

Adicionalmente, vía Skype se conectaron durante dos horas a la mesa redonda:

  • Desde Chile: Mónica González Mujica, directora del CIPER.
  • Desde Argentina: Cristian Alarcón Casanova, director de la Revista Anfibia.
  • Desde México: Daniel Moreno, de Animal Político.

 

Relator: Hernán Restrepo

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