Una lección sobre la frontera nada difusa entre ficción y no ficción
26 de Mayo de 2017

Una lección sobre la frontera nada difusa entre ficción y no ficción

Lecciones del cuarto día del taller Periodismo narrativo: reporteo, mirada y estilo, con Leila Guerriero, realizado en mayo de 2017.
Leila Guerriero condujo el taller Periodismo narrativo: reporteo, mirada y estilo. Foto: Cortesía Centroamérica Cuenta.
Sabrina Duque, relatora

El relato escrito de uno de los participantes conmovió al grupo durante el cuarto día. Era el testimonio de alguien sobre el último día que había visto a su hermana, adicta a la heroína. Era un texto claro, bien escrito y estructurado. Sobrio, sin auto conmiseración ni cursilería. Un salto en la escritura de alguien que durante días había presentado textos barrocos y desenfocados.

Los asistentes elogiaron al autor. Pero a la primera pregunta de la maestra, empezaron las explicaciones. No, no era “tan así”. No, no había sido la última vez que había visto a su hermana –aunque esa era la primera frase del texto. La hermana había vuelto a casa al día siguiente. No, tampoco había una jeringuilla en la mochila. No, ella no se drogaba ni se había ido a vivir a las calles.

“Esto es periodismo. No inventemos la realidad”, dijo Leila Guerriero. “Quería atrapar al lector”, fue una de las muchas excusas. “Escribiste un cuento. Yo dije desde el principio que esto es un taller de periodismo”, dijo la maestra. Entonces comenzó una reflexión sobre la frontera nada porosa ni difusa entre ficción y no ficción. Aquel océano de realidad que puede ser contaminado por una sola gota de ficción, como dijo Gabriel García Márquez. Se contó, por ejemplo, la historia de Janet Cooke, la periodista que en los años ochenta ganó un Pulitzer con un reportaje en la que el protagonista, un niño heroinómano, había sido inventado.

Leila Guerriero cree que con tres preguntas se desnudan las mentiras de cualquier texto. Pero no está sólo en los editores atajar esas mentiras. Son los autores quienes deben entender que los límites del periodismo narrativo están claros desde el nombre: periodismo. Manipular al lector para hacerle creer algo que no es verdad sólo es válido si es ficción. Inventar en un texto terminará por aniquilar la carrera de un periodista.

Se habló de la literatura basada en reportería. Por ejemplo del escritor Javier Cercas, autor de El impostor y Soldados de Salamina. Jaime Abello Banfi, director de la FNPI, dijo que Cercas prefiere llamar a sus novelas ‘literatura sin ficción’. Aunque Cercas escribe sobre hechos reales tras años de investigación, las pizcas de ficción de sus textos, sus pequeñas libertades narrativas, hacen que califique de novela a sus obras. “Lo publica bajo el rubro novela porque sabe que el pacto con el lector es más limpio. El pacto con el lector, en ficción o no ficción, tiene que ser súper limpio, súper claro, súper transparente”, dijo Guerriero.

A continuación, algunos consejos de la maestra durante el debate del día:

- Si el autor está especulando sobre el pensamiento de un perfilado, eso debe quedar claro en el texto. Es la voz del narrador, del periodista, al hacer una conjetura sobre una situación, es explícito. El punto es no inventar, esa es la frontera.

-Si el autor cambia los nombres de los protagonistas, por razones de seguridad o de protección a un menor de edad, debe quedar claro desde el principio.

-Creer que los escritores de ficción no hacen investigación para hacer sus novelas es una ingenuidad. Pero nosotros hacemos periodismo: es fatal manipular al lector.

-Este taller se llama reporteo, mirada y estilo. Sin reporteo nunca voy a tener un estilo sólido, porque no tengo en qué basarme.

-Cuando uno hace textos, uno está confiando en la memoria de distintas personas. Sabemos que las memorias son máquinas de editar. ¿Cuál es el sentido de que haya tantas voces corales en los perfiles? Iluminar la realidad, que las voces principales tengan un contrapunto. Que el lector entienda que hacemos lo posible por llegar al fondo.

-Si se está el tiempo necesario en una reportería, se puede reconstruir.

-En el periodismo narrativo podemos decir “esto no lo puedo averiguar”. No sé, no encontré ninguna carta. Buscar la sutileza no quiere decir buscar el invento.

El taller

El taller se llevó a cabo del 22 al 26 de mayo en Managua, Nicaragua, en el marco de Centroamérica Cuenta, constituido desde 2012 en el evento literario más relevante de la región y organizado por Sergio Ramírez, miembro del Consejo Rector de la FNPI. Los aliados para este encuentro son la Cooperación Suiza para el Desarrollo (Cosude), Movistar y Agri-Corp.

La maestra

Leila Guerriero comenzó su carrera periodística en 1991, en la revista Página/30. Desde entonces sus textos han aparecido en La Nación y Rolling Stone, de Argentina; El País y Vanity Fair, de España; El Malpensante y SoHo, de Colombia; Gatopardo y El Universal, de México; Etiqueta Negra, de Perú; Paula y El Mercurio, de Chile; Granta, del Reino Unido; Lettre Internationale, de Alemania y Rumanía; L´Internazionale, de Italia, entre otros medios. Es editora para el Cono Sur de la revista mexicana Gatopardo. En 2005 publicó el libro Los suicidas del fin del mundo (Tusquets Argentina y España), traducido al portugués y el italiano. En 2009, publicó una recopilación de crónicas titulada Frutos extraños (Aguilar Colombia y Argentina) que, en 2012, editó Alfaguara en España. En 2010 su texto El rastro en los huesos, publicado en El País Semanal y Gatopardo, recibió el premio Cemex-FNPI. En 2013, publicó Plano americano (Ediciones Universidad Diego Portales, Chile), que reúne veintún perfiles de personalidades de la cultura de España y Latinoamérica. Su trabajo ha formado parte de antologías como Mejor que ficción (Anagrama, 2012) y Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012). Desde enero de 2014 es columnista de la última página del diario El País, de España. En el año 2014 recibió un premio Konex en la categoría Crónica y testimonio. Desde 2016 dirige la Especialización en Periodismo de la Fundación Tomás Eloy Martínez, de Buenos Aires.

 

©Fundación Gabo 2024 - Todos los derechos reservados.