El Premio Nobel otorgado en este año a la reportera de guerra bielorrusa Svetlana Alexievich es una noticia que eleva la categoría del oficio y debería ser celebrada por los periodistas de todo el mundo.
¿Qué sucederá ahora con la frase frecuentemente escuchada en las salas de redacción, donde los editores le piden a sus reporteros “menos literatura” en sus artículos?
A diferencia de otros periodistas que han sido galardonados con el Nobel de Literatura, como el caso de Gabriel García Márquez, el premio concedido a Alexievich no constituye una exaltación de su trabajo como escritora de ficción. Todo lo contrario, el reconocimiento de la Academia Sueca “por su obra polifónica, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo” reconoce la labor de la escritora como documentalista y fiel retratista de la cruda realidad de la que fue testigo en su país y época.
El 107° Premio Nobel de Literatura entregado a Svetlana Alexievich, mujer número 13 en ser laureada, constituye un magnífico pretexto para que periodistas de toda Iberoamérica acudamos a las librerías para buscar sus únicos dos trabajos disponibles en nuestra lengua: Una plegaria de Chernóbyl : crónica del futuro (Barcelona : Casiopea, 2002) y Voces de Chernóbil : crónica del futuro (Madrid : Siglo XXI, 2006).
“Es una periodista: lo que hace es llevar hasta las últimas consecuencias la elaboración de una noticia. A través de los testimonios se acerca a la verdad de un fenómeno”, ha dicho sobre ella el Pen Club International (asociación de escritores).
Nacida en el pueblo de Stanislav –hoy Ivano-Frankivsk en Ucrania–, Svetlana Alexievich se crió en Bielorrusia. Estudió periodismo en la Universidad de Minsk. Sus obras son fruto de numerosas entrevistas y testimonios, por lo que sus textos son considerados periodismo literario.
Al graduarse se marchó a la ciudad de Biaroza para trabajar en el periódico y en la escuela locales. Luego trabajó como reportera en la prensa local de Narowla, en el óblast o provincia de Gómel. También fue periodista de la revista literaria Neman de Minsk. Es la primera mujer periodista que gana el premio Nóbel de Literatura y son las entrevistas a los personajes principales de la era soviética y postsoviética sus trabajos más relevantes, destaca la BBC.
Como una Kapuscinski en femenino, la califica el diario El Mundo, destacando que “hay mujeres periodistas que cubren conflictos pero lamentablemente su salto a la fama suele estar relacionado con algunas de estas circunstancias.”
El premio concedido a Alexievich es además un buen pretexto para reflexionar nuevamente acerca de la relación entre el periodismo y la literatura. ¿Cómo conciliar de manera clara para el lector la ficción literaria y el relato periodístico apegado a la verdad de los hechos? El maestro Javier Darío Restrepo ha respondido varias preguntas al respecto en el Consultorio Ético de la FNPI.
“El receptor no es solo un curioso que quiere saber qué pasó, además es un ser inteligente que debe saber por qué sucedió el hecho (antecedentes) la relación con otros hechos sucedidos en el momento del hecho ( contexto) y a qué otros hechos dará lugar (consecuencias o proyección)”, explica el maestro Javier Darío en respuesta a una estudiante argentina, añadiendo en defensa del toque literario que “esto debe ser contado de modo atractivo, claro y convincente para hacer al lector partícipe activo de la historia de cada día. En este momento intervienen las técnicas literarias convertidas en instrumento de un deber ético: servir a los lectores de manera eficaz en la comunicación de un conocimiento.”
En otra pregunta respondida a un periodista chileno, el director de nuestro Consultorio Ético sostiene que en literatura el escritor debe ser verosímil, mientras que en periodismo debe ser verdadero. “La novela es creación del autor a partir de unas realidades que se recrean con una fuerza tal que merecen ser leídas como si fuesen verdaderas. Ese es el pacto implícito entre el lector y el autor: crearle un mundo de ficción y hacerle creer que es un mundo de verdad.”
Así las cosas, a pesar de haber sido reconocida con el Nobel de Literatura, Svetlana Alexievich es una periodista que ante del hecho, lo reconstruye con la palabra lo hace con tal fidelidad y precisión que convierte a su lector en testigo de un hecho que ha sido recreado con la palabra.
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Por: Hernán Restrepo (@hrestrepo), gestor de contenidos Red Ética Segura.