“El periodista que cree que el valor superior de las cosas es su vida, que abandone su profesión y que vaya a hacer algo menos riesgoso”, afirmó Javier Restrepo, reconocido periodista colombiano y experto en ética para la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), la noche previa a una ponencia en la que discutió cómo garantizar un ambiente seguro para los comunicadores. El encuentro se realizó en el marco de la Conferencia Internacional que celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, el mayo pasado en Costa Rica.
Para Restrepo, el periodismo dedicado al servicio de la sociedad y cuya batalla diaria es llevar la verdad a los lectores, es una labor siempre riesgosa. Al menos en Latinoamérica, la profesión se desarrolla en un contexto en el que muchos medios de comunicación no garantizan a sus trabajadores un seguro de vida o un chaleco antibalas.
“Conversaba de este tema con colegas mexicanos y ellos sí que tenían argumentos serios para estar con miedo (…) Estaban enfrentándose al narcotráfico con el pecho desnudo”, lamenta el maestro de la FNPI.
Ante esta problemática, el colombiano observa que una de las más grandes debilidades del periodismo latinoamericano es que aún no crea agremiaciones fuertes. Aunque Restrepo sabe que esto no garantiza la seguridad de sus miembros al cien por ciento, sí considera que al menos les brinda un respaldo, un apoyo entre colegas.
No obstante, el colombiano llama a anteponer la misión del comunicador antes que su vida, él advierte que éste no se debe ser temerario. “El periodista no debe asumir actitudes suicidas ni dar batallas que no pueda ganar”, dice.
Además de ser preocupaciones que aquejan a las sociedades latinoamericanas, la violencia, el narcotráfico y la corrupción son siempre temas de portada en los medios de comunicación de la región.
Sin embargo, Restrepo no considera que estos hagan una cobertura adecuada de las mismas, pues poco se promueve el seguimiento de la información. “Nos estamos limitando a mantener el interés de la gente en el momento en el que se emite o se lee una noticia, no más”, asegura.
Entonces, la mayor crítica de Restrepo es que los periodistas deberían preguntarse si en realidad sus investigaciones generan una presión constante sobre la conciencia de la sociedad, de manera que exija ciertas situaciones de cambio o que demande medidas concretas para mejorarlas.
Además, vigilar la reacción de los gobernantes con respecto a los destapes de corrupción resulta vital para este colombiano, quien afirma que el tema se ha convertido en un argumento de ventas y no en un desafío a la conciencia del pueblo.
Restrepo afirma que no se debe hacer periodismo sólo para que se lean las investigaciones, como se hace en este momento, sino para cambiar la vida de la gente. Al estar los periodistas conscientes de que deben afrontar peligros por su profesión, lo que debería pesar más es la publicación de información fidedigna que genere un impacto.
“Hay una anotación que habría que agregar a esto: sería muy triste que a uno lo mataran por haber estado trabajando no para el servicio de la sociedad, sino para aumentar la circulación de un maldito periódico”, concluye.
Cinthia Membreño / Tomado del Boletín “Hablar Sin Miedo“, publicado por la Unesco