Al concluir el taller “Ética en la red: reglas para un periodismo útil y sensato”, el español Gumersindo Lafuente concedió esta entrevista a Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética Segura de la FNPI.
El evento realizado el 1 y 2 de noviembre en Bogotá congregó a representantes de los más importantes medios de comunicación colombianos como El Tiempo, El Espectador, RCN Radio, Publimetro, Kien&Ke, El Malpensante y las estaciones públicas Señal Radio Colombia y Señal Radiónica.
En la entrevista, Lafuente resume varios de los conceptos principales que abordó durante los dos días de taller, tales como el correcto comportamiento de los periodistas en redes sociales, la forma en que las audiencias están imponiendo temas en la agenda de los medios por medio de los memes y los contenidos virales, y la forma de conciliar la calidad periodística con la búsqueda de mayor tráfico en los portales de internet de noticias.
“Un periodista cuando desarrolla su perfil en redes sociales, debe ser consciente de que, aunque para otros son un divertimento o un juego, para él deben ser vistas como una muy buena herramienta profesional”, dijo en referencia a la importancia del sentido común que deben tener los periodistas al interactuar con las audiencias a través de internet.
La Red Ética Segura ha publicado esta semana la Relatoría del taller, además de un Storify con los mejores trinos producidos durante el evento y el discurso inaugural del maestro Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético de la FNPI. A continuación, la entrevista.
Hernán Restrepo (HR): ¿Es el sentido común la solución para evitar cometer errores en redes sociales?
Gumersindo Lafuente (GL): Se podría decir que sí, a manera de buen resumen. Pero quizás es demasiado abierto. Creo que podemos manejar varios conceptos para ajustarlo más. Un periodista cuando desarrolla su perfil en redes sociales debe ser consciente de que, aunque para otros son un divertimento o un juego, para él deben ser vistas como una muy buena herramienta profesional. De eso se derivan muchas cosas, como que la presencia en redes sociales de un profesional debe estar sujeta a ciertas normas de respeto y educación. Un periodista en redes sociales no puede insultar, meterse en debates eternos que no llevan a ningún sitio, ofrecer opiniones personales o descalificaciones sobre los protagonistas de las informaciones que luego va a tener que trabajar en su medio de comunicación. Además debe tener un gran respeto por la marca para la que está trabajando y por su marca personal. Estas son algunas de las cosas que rellenan el concepto de sentido común.
HR: ¿Cómo debería responder un periodista cuando se le acerca una marca a ofrecerle difundir publicidad a través de sus redes sociales?
GL: En principio no creo que el trabajo del periodista sea hacer publicidad. Ni en redes sociales, ni en el periódico o la radio donde trabaja. Es verdad que el escenario de las redes sociales es nuevo e inmaduro, y se están presentando situaciones que nunca antes se habían dado. Pero creo que, salvo algún tipo de periodismo que ya en otros canales ha asumido ese papel como lo puede hacer cierto tipo de periodismo deportivo, el periodista no puede hacer publicidad. Y si la hace, creo que es una extensión de su trabajo en el canal principal y debería por lo tanto llegar a un acuerdo con la empresa en la que trabaja, pues esa publicidad se la van a pagar gracias en parte a la notoriedad que ese periodista ha logrado tener en el medio donde devenga su salario mensual.
HR: ¿Son más los peligros o las oportunidades que implica el periodismo de internet?
GL: Yo creo que son más las oportunidades. Lo que pasa es que los medios tradicionales están viendo cómo su modelo de negocio está sucumbiendo ante una nueva realidad. Antes, estos medios eran un oligopolio de intermediación periodística y publicitaria. Pero esa intermediación se ha roto. El mercado de la publicidad ha estallado y los medios ahora solo perciben una pequeña parte de la publicidad que antes tenían en su totalidad. Entonces, los medios están presionando mucho a los profesionales, colocándoles en situaciones difíciles de manejar. Están obsesionados con el crecimiento de audiencias sin parar a pensar en el modelo de producto que quieren hacer. Ese es el problema. No están adaptando el producto a la nueva situación y están pidiéndole a los periodistas que solucionen un problema que las empresas deberían solucionar primero. Esto está generando tensiones que complican mucho la vida de los periodistas, quienes ahora tienden a pensar que este nuevo escenario solo es complicado y no tiene ninguna cosa positiva.
HR: Has recomendado el libro Memecracia, de Delia Rodríguez. ¿Podríamos decir que los memes no son enemigos sino aliados del periodista de internet hoy en día?
GL: Lo que creo es que tenemos que intentar comprender cómo funcionan esos fenómenos. Porque a veces nos vemos sorprendidos por ellos y hacemos noticia de historias que no lo son, o de alguna forma nos dejamos manejar por hilos que no sabemos controlar. Ese es el valor que le doy al libro. Te abre los ojos a un mundo aparentemente casual o irrelevante que está penetrando con una fuerza enorme en el discurso de los medios. Por eso, los periodistas estamos obligados a investigar qué ocurre ahí y entender cómo funcionan los mecanismos que ordenan toda esa viralidad. Si lo hacemos, tal vez lo podamos usar para hacer buen periodismo.
HR: En el taller nos hablaste de la diferencia entre comunicadores y periodistas. ¿Qué podemos hacer los periodistas cuando los medios de comunicación parecen estar contratando cada vez más comunicadores y menos periodistas?
GL: Yo la única salida que veo es intentar hacernos relevantes con nuestro trabajo. Demostrar a las audiencias que podemos hacer algo que les va a ser útil, con la contextualización, el filtrado, la categorización, el rigor con que abordamos los asuntos. Que las audiencias vean que no solo les ayudamos a comprender la realidad, sino que les sorprendemos con historias diferentes que a lo mejor ellos no pensaban que les iban a interesar, pero con las que conseguimos seducirles. Estamos en un momento en el que con nuestro trabajo diario tenemos que reivindicar la necesidad del oficio del periodista, aunque haya empresas que prefieran contratar comunicadores. A lo mejor descubrimos que el periodismo tiene un papel fundamental pero más reducido. Aún así va a seguir siendo un oficio útil, necesario, interesante y bello.
HR: ¿La búsqueda de tráfico siempre va a estar opuesta a la calidad en el periodismo de internet o hay forma de conciliar ambos extremos?
GL: Yo creo que todo depende del producto que quieras hacer y del medio en que lo puedas hacer. Hay varios caminos para tener tráfico y no necesariamente tiene que ser haciendo periodismo “barato”. Aunque tomes el camino más largo, si tú haces un medio interesante, capaz de generar una comunidad de lectores de un determinado nivel, ese tráfico va a ser más mantenible en el tiempo y va a tener más valor para tener un retorno incluso publicitario. Cada medio elige cómo construye el menú informativo que es lo que al final le acaba dando credibilidad. Luego hay un problema, si todos los medios se dedican a hacer lo mismo para ganar tráfico fácil, pierden personalidad y oportunidades en una posible evolución de sus productos y negocios en otros dispositivos, o situaciones de muros de pago. Para poder tener un producto atractivo para tu audiencia, no lo puedes construir a base de utilizar técnicas de generación de tráfico con los cuatro sistemas que todo el mundo ya conoce: sexo, figuras deportivas, fotos de chicas con poca ropa y sucesos extremadamente violentos. Si todos hacemos eso, vamos a tender a la irrelevancia.
HR: ¿Qué percepción te queda luego del taller sobre las preocupaciones de los periodistas de internet en Colombia, comparándolos con los de España?
GL: Hay muchas similitudes. Lo que he percibido aquí, y me ha parecido muy valioso, es que hay una gran interés por debatir estos temas, mejorar el trabajo diario. Hay también un gran debate interno en las redacciones, e incluso con sus jefes, que les intentan forzar a hacer un tipo de periodismo que no es precisamente el que ellos quieren hacer. Me parece que ese punto de rebeldía que hemos intentado apuntalar en estos dos días, sí lo percibo aquí. En España estamos en una crisis brutal y la probabilidad de quedarse en el paro es tan agobiante, que mantener una dosis de rebeldía es complicado. Pero yo aquí, a pesar de que la situación tampoco es fácil, veo un margen para eso.