Consulta: En El Salvador cumplimos dos años bajo régimen de excepción, una política gubernamental para controlar a las maras. Hemos reportado decenas de casos de capturas arbitrarias. El año pasado entrevistamos a una mujer que logró salir de prisión y denunció que su detención fue injustificada. En ese momento nos pidió que la identificáramos con otro nombre y así fue. Recientemente fue recapturada y su padre señala que, nuevamente, se trata de una captura arbitraria. Nos pidió que esta vez sí la identificáramos con su verdadero nombre en el relato porque cree que eso ayudará a que salga más pronto de prisión. Accedimos y publicamos eso en una nota de seguimiento. La consulta es: ¿Es ético que rompamos un pacto que teníamos con una persona entrevistada porque su familia, o representante legal, nos lo pide en aras de hacer que su caso sea de conocimiento público? Jessica Ávalos, El Salvador.
Responde Yolanda Ruiz
Por regla general es poco recomendable romper el pacto de confidencialidad que se hace con una fuente. En el caso que se plantea, sin embargo, hay un aparente cambio en las circunstancias. La fuente pide, a través de una tercera persona, un cambio en lo acordado. Lo importante es que el periodista tenga la certeza absoluta de que esta decisión viene de la fuente original y no de alguien cercano que, con buena intención, puede tener otra interpretación sobre las condiciones de riesgo que puede vivir la fuente directa. Si se hizo esa verificación con rigor y se ha confirmado que es la fuente inicial la que pide levantar el veto sobre su identidad porque considera que dar su nombre puede ayudar en su nueva circunstancia, puede ser una razón para levantar ese acuerdo de confidencialidad. Siempre conviene al periodista evaluar también las condiciones reales y precisas de seguridad para que alerte a la fuente sobre los eventuales riesgos que puede enfrentar si decide revelar su nombre. Las situaciones extremas pueden llevar a evaluaciones sesgadas sobre los niveles de riesgo y el periodista, que puede tener mayor distancia sobre los hechos, está obligado éticamente a evaluar y dar su opinión a la fuente para que tome la mejor decisión. Nunca podemos olvidar que una de nuestras obligaciones éticas es proteger siempre a la fuente.
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El Consultorio Ético de la Fundación Gabo es un espacio en línea que desde el 2000 ha brindado orientación a periodistas, reporteros, editores, profesores y estudiantes de periodismo de Iberoamérica sobre los dilemas éticos que día a día se presentan en el ejercicio periodístico. Este servicio ha sido posible gracias a la alianza de la Fundación Gabo con los grupos SURA y Bancolombia, con sus filiales en América Latina.
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Cada semana, Ruiz publica una nueva respuesta a las consultas enviadas por la comunidad periodística de Iberoamérica, mientras que González publica un artículo mensual a partir de las consultas recibidas en ese período y a partir de allí ofrece un análisis sobre las preocupaciones y dilemas éticos que enfrenta la región.
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