Nelly Luna, editora y fundadora del medio peruano, explicó cómo la innovación y la colaboración han sido conceptos clave para el impacto de sus proyectos periodísticos.
El sitio de periodismo de investigación Ojo Público, de Perú, publicó en noviembre de 2016 la investigación “Las intocables exoneraciones del club minero”, que revelaba cómo un grupo de compañías mineras transnacionales habían hecho uso de la legislación local para pagar menos impuestos.
El reportaje tuvo un efecto directo en la agenda política de Perú. Las autoras fueron invitadas al Congreso para hablar de la investigación y más tarde se generaron proyectos de ley para proponer mejoras al sistema de recaudación, según relató Nelly Luna, editora de Ojo Público, durante su clase magistral ‘Relatos transmedia: historias locales de impacto global’, llevada a cabo vía Zoom el 1 de junio de 2021.
Pese al impacto de su investigación, el equipo del medio sintió que había hecho falta escuchar las voces de las comunidades afectadas por las actividades del “club minero”, de modo que decidieron buscar esa otra mirada y retratarla de una forma más innovadora y subjetiva, a través del cómic interactivo “La Guerra por el Agua”.
“A veces dejamos de lado estas historias mucho más personales. El cómic tiene un poder más subjetivo y ese era el propósito al contarlo de esta manera, a través de esa subjetividad”, dijo Luna. “Es un conflicto hiperlocal pero contado desde una mirada un poco más amplia que te hace pensar que podría ser cualquier otro lugar de América Latina que esté disputando territorio o agua”.
Durante su charla, Luna explicó cómo la innovación y la colaboración han sido conceptos clave en la historia de Ojo Público desde su fundación, en 2014, y cómo proyectos periodísticos como los anteriores les han permitido elevar el impacto de historias hiperlocales a un nivel global.
La clase magistral fue la segunda del ciclo Narrativas digitales para cubrir lo local, que forma parte del proyecto “Innovación y periodismo local en América Latina”, organizado por la Fundación Gabo y Google News Initiative. En él participan más de 200 periodistas seleccionados de América Latina.
Experimentar, fracasar y aprender para innovar
La gran mayoría de los procesos de Ojo Público, desde la producción periodística hasta la toma de decisiones o la definición de proyectos, están atravesados por el proceso de la innovación.
Pero no de la innovación entendida únicamente como la creación de proyectos vanguardistas o el desarrollos tecnológicos, sino más como un proceso permanente de cambio de actitud hacia la audiencia.
“El proceso de innovación en realidad es una reflexión que el periodista o la organización periodística tienen que hacer para definir cómo nos comportamos hacia las diferentes audiencias”, dijo Luna.
#OjoAlDato La constructora Cosapi -involucrada en el caso Club de la Construcción- se adjudicó S/493 millones en procesos sin competencia determinó el algoritmo #Funes. https://t.co/fKWxOJB96t pic.twitter.com/RfWx6De4ov
— OjoPúblico (@Ojo_Publico) November 26, 2019
Como toda actividad creativa, la innovación se alcanza a través de la práctica y el conocimiento, pero también a través de los errores y los fracasos.
“El fracaso y el error son parte también del ADN de todo proceso de innovación”, agregó. “Para nosotros es fundamental experimentar. Y cuando uno experimenta, se equivoca, fracasa o yerra. Pero lo importante de este proceso de equivocarse es aprender del error, superarlo, adaptarse a la situación y a partir de esa reflexión, innovar".
En línea con esta filosofía, Ojo Público ha producido proyectos que le han valido múltiples premios en innovación a nivel mundial.
Uno de los más recientes es “Funes: Un algoritmo contra la corrupción”, que consiste en una herramienta de inteligencia artificial que detecta riesgos de corrupción en contratos públicos. El proyecto fue finalista al Premio Gabo 2020 en la categoría Innovación y ganó el Premio Sigma 2020 del Centro Europeo de Periodismo en la misma categoría.
“Una vez que la innovación se instala dentro de la organización, se convierte en un círculo virtuoso que empuja a desarrollarnos y a crecer más”, dijo Luna.
Parte de ese cambio de actitud que conlleva la innovación tiene que ver con siempre tener en mente para quién se escriben las historias. Es decir, tener claro que el periodismo debe estar siempre al servicio del ciudadano y no a servicio de los propios periodistas.
“Estamos tan ensimismados en nuestras historias que perdemos de vista para quién estamos construyendo la historia, para quién hacemos lo que hacemos”, dijo Luna. “Nos embarcamos en proyectos súper innovadores o gigantescos, pero a veces las personas no los pueden ver en su celular porque demoran en cargar, porque es muy compleja la navegación o porque consume muchos datos, por ejemplo”.
Un ejemplo de ello es la versión impresa que produjo Ojo Público del cómic interactivo “La Guerra por el Agua”, que nació ante la dificultad para la gente de las comunidades afectadas por el conflicto para acceder a internet.
Más recientemente, la unidad de fact-checking de la organización, Ojo Biónico, produjo el disco “Chiqapwan Takisunchis” (Hablemos con la verdad), un proyecto musical en dos lenguas originarias y en castellano que nació con el fin de informar a las comunidades indígenas de Perú los peligros de las noticias falsas o engañosas que circulan en redes sociales y medios de comunicación, en medio de la ola de desinformación por la pandemia de COVID-19.
El proyecto surgió ante el creciente uso de WhatsApp y otras plataformas digitales en los pueblos indígenas y el escaso acceso de estas poblaciones a fuentes fidedignas de información. Ojo Público distribuyó el material en redes sociales y también a través de su red de medios locales aliados en varias partes del país.
Colaboración hacia adentro y hacia afuera
A lo largo de sus siete años de existencia, Ojo Público ha tejido una red de colaboración regional con medios y periodistas en 12 zonas de Perú, al tiempo que ha establecido una red transfronteriza con colegas de otros países. Estas colaboraciones le han permitido conectar historias hiperlocales con temas globales.
Hace cuatro años iniciaron un proyecto para fortalecer su red regional, mediante apoyo y capacitación a periodistas y corresponsales locales, contó Luna.
“Creemos que el periodismo regional es necesario para renovar la confianza del ciudadano hacia un periodismo comprometido”, dijo. “El periodismo regional se convierte en tus ojos y tus oídos, entiende mucho mejor las dinámicas, a los actores políticos y sobre todo la agenda regional dentro de estos territorios”.
La red regional de Ojo Público está a cargo de un coordinador y un editor regional que mantienen comunicación permanente entre el equipo en Lima y cada uno de los corresponsales, entre los que se encuentran periodistas comunitarios e indígenas cuyas voces difícilmente hacen eco a nivel nacional.
“Parte de las movilizaciones de los últimos meses en Chile, Perú y Colombia están asociadas precisamente a esas voces y agendas que han estado silenciadas durante mucho tiempo y no han encontrado una expresión en los medios masivos y tradicionales”, dijo Luna. “Y eso pasa porque cada vez hay menos medios regionales porque es difícil hallar la sostenibilidad para un medio hiperlocal”.
El reportaje “Violencia en el valle de la droga”, publicado en mayo de 2021, es un ejemplo de cómo el trabajo en red y contar con corresponsales locales le da una dimensión diferente a un tema de relevancia nacional.
El trabajo narra cómo un grupo armado acribilló a 16 personas en un poblado de la provincia de Satipo, ubicada en la región conocida como VRAEM, donde opera el narcoterrorismo peruano. Las Fuerzas Armadas atribuyeron los hechos al grupo terrorista Sendero Luminoso, que se consideraba extinto.
“Nuestros periodistas en la región lograron conseguir el testimonio de una de las sobrevivientes de la masacre, lo que nos permitió conocer de primera mano cómo fue el patrón de ese crimen y compararlo con otras acciones de los grupos criminales en la zona”, contó Luna. “Los periodistas que están en el territorio te van a ayudar a entender mejor los hechos de violencia para hacer un mejor periodismo que confronte a la fuente oficial”.
La colaboración transfronteriza de Ojo Público surgió casi a la par de su fundación, cuando realizaron el proyecto “Las Rutas del Oro”, una serie de reportajes interactivos y documentales sobre la mafia de tráfico del oro en la Amazonia.
Para realizar ese trabajo, el equipo se trasladó a las zonas más apartadas de la selva amazónica en territorios de Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia y Brasil. Si bien contaron con la ayuda de colegas en algunos de esos países, la experiencia de realizarlo solos fue agotadora.
#OjoAlDato El paraíso secreto de la familia Sánchez Paredes en Nevada #PanamaPapers #NarcoMapa https://t.co/ctbW0HrWRZ pic.twitter.com/jf9GHW39Vy
— OjoPúblico (@Ojo_Publico) July 16, 2018
“Esa experiencia nos llevó a tomar la decisión de que en lo adelante para todas las nuevas investigaciones teníamos que tener periodistas colaboradores y medios aliados en los países donde queramos investigar determinado tema”, dijo Luna.
Desde entonces, los proyectos colaborativos transfronterizos se han convertido en el sello de Ojo Público. Trabajos como los Panama Papers, los Paradise Papers, Armas en América y El Club Lava Jato en el Perú, entre muchos otros, le han valido al medio premios y el prestigio internacional, además de que le han permitido consolidar su red de colaboración en otros países.
Importancia del periodismo local
Nelly Luna listó razones por las que es importante crear y fortalecer una red de corresponsales regionales, como lo hace Ojo Público.
- Renueva el pacto y la confianza con el ciudadano a través de la cobertura de agendas regionales, que no siempre coinciden con la agenda nacional ni son cubiertas por los medios masivos.
- Ahonda en las dinámicas y problemas regionales para identificar temas de interés nacional y global, comprometiendo a las audiencias.
- Vincula temas de investigación locales con la agenda global.
- Garantiza mayor protección ante amenazas contra los reporteros.
- Fortalece el aprendizaje de los periodistas y fomenta la confianza entre ellos.
- Promueve las alianzas regionales y amplía el impacto de las historias.
La periodista también compartió los criterios que estableció el medio para elegir a sus corresponsales en las diferentes regiones de Perú:
- No deben tener militancias políticas ni partidarias.
- No deben trabajar en el sector público ni ocupar cargos dirigenciales.
- No deben asesorar a políticos, a empresarios o a funcionarios públicos.
- Deben respetar el código de ética de la organización.
- Se debe diferenciar de un corresponsal de un fixer. Se puede trabajar con fixers que apoyen a los corresponsales pero los primeros no asumen ese papel de corresponsal.
Sobre el programa 'Innovación y periodismo local en América Latina
La Fundación Gabo y Google News Initiative desarrollaron ‘Innovación y periodismo local en América Latina’, un ambicioso programa que ofrece intercambio de conocimiento, referentes y mentoría a medios nativos digitales de la región enfocados en la cobertura de temas locales.
La programación está compuesta por dos ciclos de clases magistrales y una serie de mentorías en modalidad virtual sobre narrativas digitales para cubrir lo local, trabajar en modelos sostenibilidad y/o en liderazgo.
Las capacitaciones están dirigidas a periodistas de redacciones de entre 2 a 10 personas, en medios nativos digitales con cobertura y audiencia locales, con la intención de generar un espacio de reflexión, análisis y trabajo conjunto.
Sobre Nelly Luna (Perú)
Cofundadora y editora general de Ojo Público. Periodista de investigación especializada en análisis de datos, ambiente y derechos humanos. Ha liderado investigaciones que han recibido diversos reconocimientos nacionales e internacionales. Ha ganado el premio global de periodismo de datos (2015, 2020), el de la Excelencia Periodística entregado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y el de Periodismo Científico, entregado por el Instituto de las Américas. Fue parte del equipo de los Panamá Papers, la investigación global ganadora del Premio Pulitzer 2017 liderado por el Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ). Coeditora de “Poderes Fácticos, historias urgentes en tiempos de crisis” (Debate, 2021). Es integrante del Comité Asesor del Rainforest Journalism Fund. Como integrante del equipo de Ojo Público ha obtenido también el Premio Nacional de Derechos Humanos en Perú (2015) y el 2019 junto a su equipo obtuvo la mención de honor otorgada por la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), en Estados Unidos, por su papel en la cobertura de temas con profundidad para comprender América Latina.