La viruela del mono ha cobrado interés mediático luego de que la Organización Mundial de la Salud declarara la enfermedad como “emergencia de salud pública de interés internacional”. Ante el cubrimiento periodístico de esta enfermedad, aparecen nuevamente desafíos éticos para el oficio que tiene como deber ofrecer información a la ciudadanía y, al tiempo, la responsabilidad social y de hacerlo desde el conocimiento y sin generar pánico.
Es notoria la incidencia que tienen los medios de comunicación en la salud pública: pueden contribuir a mejorarla a través de información oportuna y veraz, y por el contrario, pueden afectarla mediante información sensacionalista y no verificada.
“Ejemplo de eso fue lo que pasó en Colombia con la vacuna del papiloma humano, que por culpa de los medios de comunicación las tasas de vacunación se fueron al piso desde 2014”, cuenta Sergio Silva Numa, editor de Ciencia y Salud del diario colombiano El Espectador. “Es una gran muestra de los errores que pueden cometer los medios de comunicación. En ocasiones, con el coronavirus lo vimos con las nuevas variantes y los estudios de bioseguridad, transmitían información errónea que hicieron que muchas personas no se vacunaran a tiempo”, agregó.
Desde la Red Ética hemos consultado a periodistas expertos en temas de salud y un médico infectólogo sobre cómo evitar repetir los errores del pasado al abordar la viruela del mono y a qué nuevos errores se puede estar expuestos en el cubrimiento de esta enfermedad en 2022.
No estamos ante una nueva enfermedad
Lo primero que se puede señalar es que al hablar de la viruela del mono no se está hablando de una nueva enfermedad. Fabiola Torres, periodista peruana y directora del portal Salud con Lupa, señala que desde el periodismo se debe explicar que esta es una enfermedad endémica en África occidental y que la novedad, en este caso, es que se ha extendido a países donde no aparecía.
“América Latina tiene varios casos reportados y la OMS ha declarado este brote como una emergencia sanitaria internacional de preocupación. ¿Pero qué significa esto? Que muchos países deben reforzar sus medidas de información, de prevención y así poder rastrear los casos en los que se está identificando el contagio”, indica Torres.
Además, la directora de Salud con Lupa resalta que al no ser una enfermedad nueva, ya existen las vacunas, aunque sin una producción alta “porque es una enfermedad que estaba concentrada casi que en un solo continente, que es África, y los proveedores de las vacunas no producían a grandes escalas estas vacunas”.
Es importante, según Sergio Silva, que desde el periodismo se comunique que no se está en una situación excepcional como sí lo era cuando apareció el covid-19. “Sin duda hay que prestarle atención, pero no necesariamente los medios tienen que generar ese pánico que se generó con el coronavirus”, dice.
¿Qué contar y a quién consultar?
Tanto Torres como Silva concuerdan en que hay que ceñirse a los datos y a la literatura científica que va surgiendo. Ante todo, el periodista en salud debe basarse en la evidencia. Para el caso específico de la viruela del mono, Torres recomienda revisar los antecedentes de la evolución del virus.
La directora de Salud con Lupa detalla una serie de preguntas fundamentales que el periodismo tiene que hacerse para responder a las audiencias y de esta manera ofrecer suficiente contexto:
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¿Cómo se propaga la viruela del mono?
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¿Quiénes son las personas más vulnerables?
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¿A través de qué situaciones se generan mayores riesgos?
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¿Qué personas van a necesitar vacunación? (No todas la necesitarán)
Por su parte, Silva pone el foco en las fuentes. Recomienda consultar a epidemiólogos y virólogos expertos en esta enfermedad, y no a cualquier médico que quiera posicionarse en los medios de comunicación (uno de los errores frecuentes que se cometieron al cubrir el nuevo coronavirus).
“Hay que encontrar las personas adecuadas para hacer canales que conecten con la población en general”, menciona y añade que los periodistas en salud deben ceñirse “con rigurosidad a los estudios que vayan saliendo poco a poco, estar muy actualizados en la literatura médica que se va publicando a medida de que avanza el brote”.
Entre los temas a los que hay que poner atención, el editor de Ciencia y Salud de El Espectador detalla:
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La letalidad
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Los mecanismos de transmisión
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Los cuidados que deben tener las personas
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El acceso a vacunas
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El avance de la epidemia.
¿Importa el registro de casos?
Con el cubrimiento del covid-19 una de las noticias más frecuentes era el registro de los casos, diariamente en varios países se publicaban cómo iban aumentando los casos de esta enfermedad. Si bien es un dato necesario, también generó alarma y pánico en los ciudadanos. ¿Es necesario generar esta alarma para la viruela del mono?
Según Silva Numa, este registro no debería ser diario, pero sí se deberían mencionar los casos con alguna periodicidad, aunque agregando el contexto necesario. Torres, por su parte, señala que solo contar el aumento de casos no es sustancioso, pero resalta la importancia de los perfiles epidemiológicos o clínicos de las personas que están siendo afectadas por la viruela del mono.
“La información epidemiológica es importante en tanto se pueda extraer análisis que sirvan para tomar decisiones tanto para las autoridades y, en el caso del periodismo, para poder generar datos que orienten a nuestros lectores”, explica y añade que estos análisis pueden conducir a otras investigaciones periodísticas que si bien pueden estar relacionadas con la viruela del mono, atienden a otros problemas de salud pública.
“En el Perú se sabe que cerca de la mitad de las personas que tienen la viruela del mono son personas que tienen VIH, es decir, tienen coinfecciones”, cita Torres. “Esto es importante porque al revisar información se sabe que estas personas no estaban siguiendo sus tratamientos de control virales o no están teniendo acceso a los servicios de salud y esto permite que las autoridades se preocupen por acercarse más a esta población, porque al alejarlas de los servicios de salud con estigmas hacemos que estén más vulnerable y no reciban información adecuada para controlar los contagios”.
Del estigma a la información con responsabilidad
Uno de los titulares más frecuentes en los medios de comunicación ha sido la relación de la viruela del mono con las personas homosexuales. En cuanto a esto, la directora de Salud con Lupa señala que al periodismo le ha costado evitar el estigma y los discursos homofóbicos.
“Hace falta que cuiden las palabras. Estas tienen un peso muy grande sobre las personas en los temas de salud”, dice Torres, quien plantea que la viruela del mono se puede combatir “con una estrategia informativa dirigida a los más vulnerables, pero también con información que sea empática, en tanto nosotros podamos hacer comprender al resto de la población que este es un brote que puede afectarnos como sociedad y que puede afectarnos a todos”.
Estos errores traen el recuerdo de la epidemia del VIH, con información segmentada a un grupo de población y un cubrimiento cargado de señalamientos. “Hace falta un periodismo que no tenga estos discursos. Lamentablemente los primeros informes y reportes (de la viruela del mono) estaban llenos de ese tipo de información. Debemos hacer que se informen mejor y que no tengan miedo de ir a los servicios de salud por temor a ser juzgados y estigmatizados” expresa.
La periodista peruana enfatiza que una de las preocupaciones del periodismo frente a esta enfermedad es lograr que las personas no se queden “solo con un dato muy fuera de foco: que este es un virus que solo afecta a una población determinada, porque eso es un sesgo y es confuso, además de ser equivocado”.
Juan Carlos Celis Salinas, médico infectólogo tropicalista y presidente de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales, explica que de uno de los problemas que ha habido en comunicar esta enfermedad es que, a pesar de que ya existía en el continente africano, “el brote que sucede fuera (en otros continentes) tiene características que lo diferencia de el de África central y occidental, que son únicas y que no existían antes”.
Por ejemplo, una de esas características es que el brote actual está “concentrado en hombres que tienen sexo con hombres que tienen múltiples parejas sexuales o parejas desconocidas u ocasionales”. No obstante, agrega que la enfermedad no está restringida y se está expandiendo a otros grupos de edades y de poblaciones. “Ya hay casos en niños, mujeres y ancianos y seguirá expandiéndose en la medida que la epidemia avance”, expone.
De esta manera, ¿cómo lograr comunicar tal característica sin caer en la estigmatización? Celis, que también es jefe del Departamento de Enfermedades Tropicales del Hospital Regional de Loreto en Perú, sugiere que la forma correcta de hablar de la viruela del mono se basa en las siguientes tres precisiones:
- No conocemos todas las dinámicas de transmisión. Según el médico infectólogo es necesario que se comunique a la audiencia que aún se está aprendiendo de esta epidemia, en especial, de los modos de transmisión de la viruela del mono. “El virus está apareciendo en objetos, saliva, heces”, detalla.
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No es una enfermedad única de homosexuales. Celis subraya que si bien el principal grupo afectado son hombres que tienen sexo con hombres, se debe agregar siempre la característica en común de estos casos: tienen múltiples parejas sexuales o desconocidas. “No es una enfermedad gay. No estamos hablando de cualquier persona gay, en general; estamos diciendo que se trata de hombres que tienen sexo con hombres que tienen múltiples parejas sexuales. Se tiene que decir completo”, insiste. Además, explica que al ser el contacto sexual estrecho la principal ruta de transmisión del virus no se restringe únicamente a las personas homosexuales.
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La principal ruta de transmisión es el contacto sexual estrecho. El médico hizo un llamado a aquellos periodistas que han intentado “camuflar la información”. Resalta que no se debe caer en estigmatizaciones o discriminación, pero que tampoco se debe ocultar la información que se conoce sobre el virus. Afirma que hoy la principal ruta de transmisión es el contacto sexual estrecho, y no la manipulación de objetos o la saliva o cualquier otra ruta a través de la cual también se puede propagar la viruela del mono. “Hay que dar la información de forma honesta y transparente. Querer camuflarla solo genera espacio para el fóbico y el desinformador”, manifiesta.
Las fotos también comunican
Transmitir información verificada y veraz no solo atiende al contenido escrito u oral que se publica. Las fotografías también comunican y este es, quizás, uno de los errores más comunes en los medios de comunicación: confundir una cepa de otros años con la actual. Fabiola Torres señala que muchos medios en el mundo al hablar del brote de la viruela del mono “han usado fotografías de otros años, de una viruela más virulenta, porque la cepa que está propagándose no causa los mismos estragos ni lesiones en la piel que la anterior”.
También el pánico se genera con una fotografía que no corresponda a los casos que se están registrando actualmente. “Hay que cuidar qué fotografías se utilizan y cómo nos dirigimos a las personas que están siendo afectadas”, alerta la directora de Salud con Lupa.