En el clima político actual, es cada vez más normal ver políticos o figuras públicas que usan la retórica incendiaria y las controversias como trampolín para incrementar su popularidad, y puede ser difícil para los periodistas informar sobre ellos sin darles una plataforma.
Cubrir las acciones de un político como Donald Trump, por ejemplo, quien ha utilizado estratégicamente la polémica para mantenerse en el centro de atención, requiere un enfoque cuidadoso y equilibrado; y si bien como periodistas es nuestra responsabilidad informar al público sobre las acciones relevantes de estos líderes y personajes públicos, es necesario hacerlo sin caer en la trampa de proporcionarles visibilidad excesiva o convertirnos en vehículos que promocionan sus ideas indirectamente.
En la Red Ética entendemos que este puede ser un desafío ético y estratégico para los medios de comunicación, por eso invitamos a Diana Salinas, cofundadora de Cuestión Pública —medio colombiano especializado en cubrimiento e investigación política— a conversar al respecto.
Red Ética: En tu opinión, ¿qué papel juegan los periodistas para promover o mitigar la atención que recibe un político o figura mediática por sus acciones controvertidas?
Diana Salinas: Yo creo que este tipo de líderes como Donald Trump encontraron en el discurso provocador una forma de mover a la prensa. Disparates como tratar mal a una mujer o ser agresivo con el trabajo de los periodistas hace que los medios se enganchen, y una sola frase puede generar una gran noticia, [las controversias] son una espuma que sube muy alto y por eso hay que tener mucho cuidado. Hay que entender que [los políticos] plantean un juego y que como periodistas no podemos caer en él ni en una doble cobertura: la del discurso y la de su lectura, pues cuando desde nuestro quehacer nos quedamos solo en el discurso, se pierde el poder de la prensa como veedor, dejando un gran vacío que termina llenando la polémica.
Red Ética: Desde tu trabajo en Cuestión Pública, ¿cómo determinas qué polémicas en torno a un político vale la pena cubrir? Dado el riesgo de terminar promoviéndolos indirectamente.
Diana Salinas: A nosotros nos cobijan dos principios que nos ayudan mucho para tener prudencia en los cubrimientos que hacemos, el primero es que nada de lo actual se convierte en una noticia per se, sino en insumo de algo que puede terminar en una investigación. El segundo es que a cualquier noticia le hacemos un fact-check: se dijo o no, en qué contexto, qué implicación tiene para nuestro quehacer… Tenemos un filtro que nos cubre de la inmediatez y de salir con algo que más allá de tener preponderancia en el presente no va a ser relevante después. Lo que nos interesa es que las cosas queden, y por eso frente a muchas cosas cubrimos distinto, porque no queremos ser el primer medio en publicar nada sino reflexionar sobre esos hechos y entender qué hay detrás de ellos.
Red Ética: ¿Cómo pueden equilibrarse la responsabilidad de informar sobre noticias importantes y el deseo de minimizar la visibilidad de personajes que utilizan las situaciones mediáticas para aumentar su popularidad?
Diana Salinas: En mi opinión hay dos respuestas. Una es hacer un buen procedimiento; es decir: recibir la información, entender el contexto, indagar para tener más hallazgos, hacer fact-checking. A esto le llamo rigor, y cuando lo unes con el criterio pues hace que las noticias pasen por un filtro que tiene que ver con la experiencia y el periodismo que queremos hacer.
La otra tiene más que ver con la prudencia, y no es porque arriba haya un jefe o una jefa que dice que se debe hacer así; al contrario: es porque como periodistas tenemos que menguar, entender que la información tiene peso y que debemos ponerla siempre en una balanza, porque en cada frase que sacamos nos jugamos nuestra credibilidad.
En últimas el equilibrio está en el rigor y el criterio, que además deben estar aunados a la ética de saber qué es lo que importa y qué impacto real tendrá lo que vamos a decir.
Red Ética: ¿Crees que existen consideraciones éticas específicas que entren en juego al informar sobre un personaje político que se aprovecha de la controversia para permanecer en el ojo público?
Diana Salinas: Hay una que para nosotros es fundamental y es el discurso. Cuestión Pública es un medio investigativo y nada de lo que nosotros publicamos busca apelar a las emociones, ni del lector ni de las personas involucradas; por eso no adjetivamos: no porque las emociones no existan en nuestro trabajo, sino porque como son investigaciones nuestro deber es describir información y contar hechos concretos. No somos quiénes para estar juzgando los osos que hacen los funcionarios o políticos; nuestro deber como periodistas es ser veedores de transparencia, aunque eso a la larga nos ponga en dilemas éticos.
En términos más generales de la ética del oficio debo decir que en el quehacer periodístico todos los días nos enfrentamos a situaciones en las que no es posible actuar bajo un manual. Son momentos en los que debemos atrevernos a hacer preguntas y buscar respuestas desde lo colectivo. En este ejercicio, en Cuestión Pública, no dejamos recaer las responsabilidades en lo individual, pues en todo este proceso están presentes todas las personas que hacen parte de un producto: el reportero, el investigador, el editor, el diseñador, el editor general… Con todo este equipo se cuenta para resolver cuestiones éticas que son constantes porque trabajar en un medio es hacer parte de un proceso de reflexión colectivo.
Red Ética: Según tu experiencia, ¿cómo suele responder el público a la cobertura de estas personas?
Diana Salinas: La gente ya tiene muy claro cuándo una noticia busca el sensacionalismo. Si bien hay muchos públicos, el de los medios independientes es uno que rechaza de inmediato una noticia mal dada: nos llaman la atención, nos piden rigor. Otra gran parte del público busca consumir noticias rápidas y esas se las dan aquellos que tienen el músculo para cubrir la actualidad, pero también esperan encontrarse algo de buena calidad. Las audiencias son críticas.
Es una dicotomía, y tiendo a creer que la gente está cansada de que la informen con basura y todo lo que parezca basura la desechan de inmediato. Hay que ofrecer información de calidad, y si no la tienes no deberías salir.
Red Ética: Para finalizar, ¿qué medidas crees que pueden tomar los medios de comunicación para asegurarse de que su cobertura a personajes polémicos no contribuya inadvertidamente al crecimiento de su popularidad?
Diana Salinas: Ante la tentación detente. Pásale tu abc periodístico, pregúntate ¿tiene relevancia? ¿Qué efecto habrá si de este comentario, actuación o hallazgo hago un tweet, un post o una noticia? ¿Puedo equilibrar la información que tengo con lo que el personaje está diciendo para que no sea una noticia sobre una frase suelta? Es importante parar para tomar buenas decisiones, porque si gana la tentación lo más seguro es que termines agrandando un personaje o un comentario y así también se alimenta el poder de los poderosos. Siempre debemos preguntarnos con rigor periodístico qué poderoso vale la pena nombrar y de qué manera, no importa si es para hablar de esto desde tu cuenta personal o desde tu medio, pásale un mínimo.
La otra es que si decides citarlo debes aplicar unos mínimos de ética periodística para que no se vea como una pelea personal o termines dándole el protagonismo que está esperando. Hay que tratar de no ensañarnos con nadie; el poder es muy amplio para que uno se dedique solo a uno, dos o tres poderosos. El equilibrio también es hacia adentro y es una receta necesaria para no caer en cosas personales.
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Sin duda el seguimiento a este tipo de personas representa un desafío constante para los periodistas. Sin embargo, al seguir ciertas recomendaciones éticas y prácticas, es posible abordar este tema de manera responsable. Por eso, te dejamos algunas estrategias clave para lograr una cobertura equilibrada y objetiva:
1. Contextualiza la noticia: Es fundamental poner en contexto las acciones de la figura mediática en cuestión dentro de un marco más amplio. Esto implica analizar el trasfondo histórico, las motivaciones y las consecuencias de sus controversias. Al darle a la audiencia un panorama completo, se le permite tener una opinión informada y comprender mejor el impacto real de sus acciones.
2. Prioriza lo relevante: Como periodistas debemos ser selectivos y enfocarnos en cubrir las acciones que tengan un impacto significativo en la sociedad o en la toma de decisiones públicas. Así que evitar caer en la trampa de convertir cada declaración o incidente en una noticia de última hora nos ayudará a reducir la exposición mediática de estos políticos.
3. Evita el amarillismo: Sensacionalizar las historias solo contribuye a aumentar la popularidad de aquellos a quienes cubrimos y desvía la atención de los problemas más importantes. Al informar sobre controversias es importante mantener un enfoque objetivo que esté basado en hechos reales. Evitar el uso de un lenguaje amarillista que enmarque los hechos en el dramatismo ayuda a brindarle una cobertura equilibrada y responsable a la audiencia.
4. Dale voz a otras perspectivas: Es esencial incluir voces diversas y expertas en tu trabajo. Permitir que expertos y representantes de la sociedad civil ofrezcan análisis y opiniones equilibradas contrarresta la narrativa dominante y le da al público una visión más amplia y contextualizada de la noticia.
5. Haz verificación de hechos: Esto es fundamental al cubrir a un político que capitaliza la controversia, pues ayuda a mantener la integridad y la credibilidad del periodista y el medio y evita contribuir a la propagación de información engañosa o de aquella que solo busca incendiar a las masas.
Es importante recordar que la labor del periodismo va más allá de servir como megáfono para el poder. Nuestra responsabilidad es informar, educar y promover la comprensión pública de los hechos, fomentando en la sociedad un debate informado y sano.
Al cubrir a un político que capitaliza la controversia, los periodistas debemos tener en cuenta, más que nunca, el papel fundamental que tenemos como guardianes de la democracia, y actuar en aras del interés público: con profesionalismo, ética y responsabilidad.