¿Es ético utilizar información que se ha obtenido de familiares o amigos cercanos?
Respuesta: Cualquiera información obtenida de una fuente debe ser confirmada con otras fuentes, no importa si aquella fuente es un familiar o un amigo. Ante el peligro que representa la predisposición a creerles a los familiares o personas cercanas, la norma de consultar otras fuentes resulta una defensa efectiva para el periodista y para sus lectores. Es preciso tener en cuenta que la fuente es una ayuda, no es la verdad, quienquiera que sea; que ante la posibilidad de que las percepciones de la fuente sean erradas, el periodista debe consultar otras fuentes que conozcan el mismo tema desde perspectivas diferentes. Además, el testimonio de cualquier fuente tiene que ser examinado con ojo crítico y bajo la doble pregunta: ¿es verdadero lo que aquí se dice? ¿Qué interés, o intereses, pueden contaminar la información que da la fuente? También se necesita recordar que el papel del periodista es el de proteger a sus lectores contra los intentos de engaño de las fuentes y contra el defectuoso conocimiento de esas fuentes. En esa protección se juega sus mejores recursos profesionales el periodista. Finalmente, la fuente debe conocer el uso que se hará de la información que proporcione, por eso cuando se graban sus palabras o su imagen, debe informársele sobre el uso que se hará de ese material. Es un deber de justicia hacerlo y una elemental demostración de respeto por las personas.
Documentación
Hay que insistir en que la valoración de la fuente, que hace el reportero, es importante porque los medios pueden ser manipulados para servir a la fuente, con lo que inevitablemente se lleva a desvirtuar el sentido propio de las noticias desde el punto de vista de servir al interés público. Es de interés consignar lo que algunos códigos deontológicos afirman acerca de esta relación. El Código de Ética y Responsabilidad del Círculo de Periodistas de Bogotá señala claramente que “el periodista debe adoptar una actitud crítica frente a las fuentes, confrontarlas y comprobar sus afirmaciones.” El deber ético del periodista consiste en mantener su total independencia frente a las fuentes, cualesquiera que sean; sólo así podrá garantizar a quienes reciben su información que los datos obtenidos de la fuente han sido probados y comprobados y que, por tanto, son creíbles.” El mismo Código agrega que “es aconsejable que el receptor conozca la fuente de sus informaciones. Esto otorga mayor credibilidad y fija una mayor responsabilidad sobre lo que se afirma.” Pero tampoco es suficiente. En efecto, sobre este aspecto se pronuncian los códigos de ética de otros países. Todos afirman que “la autoridad de la fuente no releva al periodista de las tareas de comprobación de sus datos.” Como conclusión se debe insistir en lo que señala Videla Rodríguez, “sin verdad no hay información” Pero obtener esa verdad pasa por contar con fuentes confiables, es decir, que sus versiones no estén condicionadas por intereses personales o institucionales, así como también que esos dichos puedan ser comprobables y verificables para así constituir datos que permitan construir la noticia. Mario Urzúa. Periodismo y Ética. Centro de Estudios Bicentenario. Santiago 2005. Pp 95, 96.