¿Cuál es el criterio ético de publicar secuestros de personas que han sido víctimas de la guerra entre gobierno y mafia?
21 de Septiembre de 2016

¿Cuál es el criterio ético de publicar secuestros de personas que han sido víctimas de la guerra entre gobierno y mafia?

Mi periódico Vale Paraibao, decidió publicar el secuestro de la hija del director de la prisión de seguridad en donde estaban presos cinco líderes de la PCC (Primer Comando de la Capital), formación criminal que controla el narcotráfico en las prisiones y que había provocado una rebelión simultánea en 19 cárceles. Este contexto nos hizo ver el secuestro, no como un crimen común, sino como un crimen político para herir la seguridad pública. La familia de la secuestrada era una víctima de la guerra entre gobierno y mafias. A pesar de que era nuestra norma no publicar secuestros en curso para no poner en riesgo a la víctima, en este caso sí publicamos a pesar de que ningún otro medio lo hizo, invocando normas de redacción y códigos de ética. ¿Cuál es el criterio ético para casos como este?

Respuesta: En efecto, lo importante no es la regla, ni la norma o artículo del código de ética, sino los objetivos de esas formulaciones. La ética no tiene la rigidez ni la inflexibilidad de las normas legales, sino la novedad permanente de la vida. Y si en un momento dado y para determinados casos fue sabia la norma del periódico de no informar sobre casos de secuestro en curso, en otras circunstancias su aplicación debió ser otra. El elemento bien común interviene como factor que impone otro proceder. Ya no era una familia amenazada, era toda la sociedad desafiada y amenazada, por tanto se imponía la defensa del bien público. Hay un progreso ético evidente cuando se sobrepasa la defensa del bien particular y se llega a la más alta etapa de la defensa de lo público. En la defensa del bien particular puede vislumbrarse ese bien público (¿qué sucederá si lo ocurrido con esta persona o familia, llega a generalizarse?) pero cuando, como en este caso se considera que la norma debe utilizarse para la defensa del bien de todos, el crecimiento moral es indudable. Este fue el proceso que se dio en este caso en el que el replanteamiento ético fue motivado por la aguda percepción de la amenaza social que representaba este específico secuestro. Es tarea propia del periodista hacer esta clase de lectura de los hechos. Lo suyo no es circunscribirse a las historias individuales, sino ver a través de ellas y más allá de su limitado horizonte, el proceso que puede poner en peligro la paz y los intereses de todos. Ese es el gran objetivo de su profesión y el indicador más certero de un ejercicio profesional de alta calidad.

Documentación

 Hay que preguntar por qué razón la comunicación, y en particular la de masas, constituye un agente de cambio social y dentro de qué límites. Parece exagerado atribuir a los medios de comunicación todas las virtudes transformadoras y atribuirles una omnipotencia conservadora. También sería exagerado hacerse eco de quienes loas acusan de contribuir al deterioro de la vida, la extinción de las tradiciones locales y la nivelación de la cultura por su nivel más bajo. Sería erróneo imputar a la comunicación, pese a su enorme influencia, Más virtudes y defectos de los que tiene y más poderes de los que puede ejercer. Sería un error llegar a la conclusión de que la comunicación es un bien o un mal en sí misma. Ni sus estructuras, ni sus mensajes son neutrales. La elección de las infraestructuras y de las técnicas es una decisión política, por la misma razón que la selección de las noticias y de los datos y la determinación del contenido de un programa. Otra ilusión consiste en atribuir a los mensajes difundidos una objetividad perfecta. Las más de las veces los mensajes entrañan matices u obedecen a juicios individuales, implícitos en los términos utilizados para transmitirlos. La imagen de la realidad percibida por quienes se fín única y exclusivamente de los medios de comunicación social, resulta inexacta. Conviene recordar que la comunicación es poderosa, pero no omnipotente. No puede transformar la índole de las relaciones interpersonales ni la sustancia de la vida social. Consigue una eficacia máxima cuando esos efectos se suman a los de otros factores sociales y cuando los mensajes transmitidos son el reflejo de las preocupaciones que siente ya el público y de unos intereses nacientes. Como decía Esopo de la lengua, todo elemento de comunicación puede utilizarse para bien o para mal. Incumbe a los responsables políticos y a los profesionales de la comunicación limitar tales riesgos y corregir tales deformaciones.” Sean Mac Bride: Un solo mundo, voces múltiples. Fondo de Cultura Económica, y Unesco. México 1981.pp 42, 43.

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