¿Cómo hacer una comunicación eficaz?
Respuesta:
Esta es la síntesis del día y medio de taller en que se trabajó alrededor de las comunicaciones del grupo guerrillero:
- Cualquiera que comunica lo hace para que le crean. Hacer comunicación que se sabe no será creída, es trabajar para la caneca de la basura.
- No se trabaja, por tanto, para hacer propaganda. El escaso contenido de información veraz de una propaganda pierde su peso moral cuando es evidente que se comunica para favorecer un interés personal o institucional, y no el del receptor del mensaje.
- Se cree el mensaje que está respaldado por los hechos. Se deja de creer cuando una cosa se dice y otra se hace. Si se habla de paz se deben mostrar hechos de paz, lo contrario, esteriliza cualquier comunicación.
- Es eficaz la comunicación que está respaldada por la confianza que inspira quien comunica. Así, la creación de confianza es un paso previo indispensable para hacer una comunicación eficaz.
- Y crea confianza quien dice la verdad. Quien lo hace muestra respeto por el receptor de su mensaje, al mismo tiempo presenta un valioso y digno servicio.
- Contribuye a la creación de confianza y a un servicio informativo eficaz; la comunicabilidad, o sea el conjunto de actitudes y técnicas de quien quiere llegar a todos con su comunicación.
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Documentación
La ética descriptiva de la información vendría a fomentar el compromiso de los medios en dar a conocer lo más fielmente posible lo que de hecho acaece en la sociedad, narrar con la máxima objetividad la realidad moral y política en la que estamos inmersos, reflejar las diferentes mentalidades y maneras de vivir que coexisten, no siempre armónicamente en las sociedades plurales, procurando mantenerse en una sana neutralidad axiológica.
Parece ser que este compromiso con la objetividad y la descripción es uno de los más arraigados en la profesión periodística, al menos así lo dan a conocer todos los códigos deontológicos. Por consiguiente, una ética descriptiva de la información procurará dignificar al hombre y a la propia profesión no solo prescribiendo y orientando la práctica moral y política de los ciudadanos sino principalmente mostrando la verdad de los hechos, describiendo con rigor todo aquello que valga la pena ser conocido por el público. Este ideal específico de la profesión periodística, por inalcanzable que parezca, jamás debiera ser minusvalorado por los profesionales de la información. La mayoría de los códigos deontológicos de esta profesión son conscientes de que en la mejor o peor realización de este ideal se juega su credibilidad moral y social, de ahí que todos ellos insistan en que la búsqueda de la verdad y la objetividad constituye la meta principal de todo periodista. Se supone que contar la verdad, en sí mismo, dignifica a quien la cuenta y a quien la recibe. Una sociedad sin información sobre lo que sucede, sobre lo que se piensa o lo que se hace en los diversos ámbitos de la vida social, es una sociedad mutilada, incapacitada de raíz para realizar los ideales democráticos y garantizar los derechos humanos.
Enrique Bonete en De la ética filosófica a la deontología periodística. Tecnos, Barcelona, 1995. P. 37, 38.