El editor decide publicar un reportaje sobre vinos sólo si va acompañado por un aviso publicitario sobre una marca de vinos. ¿Es correcto este proceder? La norma adoptada en los manuales de estilo es que la información debe distinguirse, con toda claridad, de la publicidad, de modo que para el lector no haya motivo de confusión y pueda concluir: esto es publicidad, esto es información, son independientes y la publicidad no influye en la información.
La razón de esta norma es que en la publicidad las verdades son interesadas, lo que las convierte en verdades a medias. El publicista cobra por exaltar con una inmensa variedad de recursos, las bondades de un producto, institución o persona. No es su tarea informar sobre debilidades, fallas o defectos. Por tanto, el lector sabe que a la publicidad no se le puede otorgar una credibilidad plena.
En cambio la información periodística que los medios ofrecen profesionalmente, debe estar despojada de intereses e inspirada solamente en el propósito de entregar una versión que, en lo posible, sea la más aproximada a la realidad, e inspirada en el propósito de informar plenamente por eso es información que ni se compra ni se vende, circunstancia que la hace independiente y creíble. Frente a ella el lector reacciona con credibilidad total. Pero esa credibilidad resulta afectada cuando la independencia del medio o del periodista está bajo sospecha, que es lo que sucede cuando al lado de una propaganda, aparece una noticia o una crónica sobre el producto que se anuncia.
El lector tiene todo el derecho a pensar que el aviso fue contratado con la condición de que en la misma página apareciera la noticia sobre el tema o sea que, en cierta forma, tanto la publicidad como la noticia fueron pagadas. Una noticia así pierde credibilidad y esa desconfianza se extiende al medio de comunicación y al periodista que propician esos equívocos.
Documentación.
El lector tiene prioridad sobre cualquier otro interés, incluido el de los anunciantes. La publicidad, al ser parte de un conjunto de informaciones que el diario brinda a sus lectores, debe recibir tratamiento análogo al noticioso, especialmente en lo referente a la veracidad. El material publicitario no puede asemejarse al noticioso de modo que pueda confundir al lector. Los departamentos de Redacción y de Publicidad son autónomos y no tienen entre sí ningún vínculo de subordinación.
Manual de Redacción de El Deber. Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. A.1.3.2
La forma como la información publicitaria se presenta a los lectores debe ser diferente a la de la información noticiosa, de tal manera que a los lectores les quede claro qué tipo de información reciben.
Principios rectores del diario El Comercio. Lima. A 6 III
Uno de los primeros recaudos para servir al lector es que en el diario puedan diferenciarse con claridad la información y la publicidad.
Manual de Estilo y ética de La Nación. Buenos Aires.
Todo material publicitario o pagado por terceros aparecerá de tal manera que no se pueda confundir con el material informativo.
Manual de Estilo de El Universo, Guayaquil. A 1.8.
Establecer una clara separación entre el anuncio y la noticia. El anunciante compra un servicio no la adhesión del medio a sus intereses.
Manual de Estilo, Normas éticas del diario La Prensa, Panamá. A IX.