A través de la comunicación construimos paz. Esta frase, que pareciera cliché, es una de las premisas más difíciles de lograr cuando el reto es la integración. “Ninguna sociedad tiene el monopolio de la expulsión, ni ninguna sociedad tiene el monopolio de la recepción” dice Tulio Hernández, maestro de este ciclo de talleres que ya ha sido impartido para comunicadores principalmente venezolanos y colombianos, habitantes de los departamentos Atlántico, Bolívar, César, La Guajira y, ahora, los Santanderes y Arauca.
Este tercer taller fue muy especial porque Cúcuta, capital del Norte de Santander, representa un símbolo de la migración venezolana en el mundo. De cada cuatro venezolanos que emigran, al menos uno se queda en Colombia y muchos de ellos entran por este paso fronterizo, quizá sin control migratorio. Es por ello que los comunicadores, trabajadores de instituciones, oenegés y entes públicos, pudieron contar sus experiencias no solo de cómo viven, sino cómo han hecho para comunicar el fenómeno, cuáles son sus mejores prácticas y cuáles no quisieran repetir.
Esta es la continuación de la relatoría de un ciclo de seis talleres para comunicadores de las fronteras entre Colombia y Venezuela, dirigidos por Tulio Hernández. Puedes leer aquí la primera relatoría de estos talleres.
Ginna Morelo, periodista becada en Alemania y ganadora del Premio Gabo 2018, entre otros logros que conforman su nutrida hoja de vida, fue la experta invitada de este taller. Su mirada femenina y acuciosa la ha llevado a contar historias de migrantes que ha acompañado en autobús desde Venezuela hasta Perú. Estos son algunos de los apuntes de sus aprendizajes.
La narrativa del xenos
Las historias migratorias se pueden mirar desde diferentes posibilidades. Analizándolo desde el periodismo y desde otras disciplinas sobre cómo hacerlo, hay que preguntarse si es una cobertura que responde a la inmediatez o hay agenda editorial. “En griego antiguo, la palabra que se usa para designar al huésped, al invitado y al extranjero son el mismo término: xenos”. Esta es una frase de George Steiner que Ginna Morelos usó como punto de partida para comenzar a ver la migración con perspectiva de integración.
¿Lo que queremos hacer es un ejercicio sostenible o apagar un incendio?
Esta es una pregunta válida para que el comunicador sea honesto consigo mismo y pueda saber qué pretende su historia, incluso antes de contarla. Apagar un incendio en el argot periodístico es salir del paso rápidamente, aunque el tema siga vivo en agenda. Lo importante es saber que siempre podemos darle un matiz a la historia: “Preguntarse cuáles son esos ángulos, cómo representamos el tema y a los migrantes, en este caso”.
¿Qué nos hace desplazar la mirada para cubrir la migración?
¿Hay una denuncia que hacer, algo que celebrar, hay un éxodo? En Colombia empezamos a mirar el éxodo olvidando que habíamos sido un país expulsor en grandes proporciones. ¿Por qué nos queremos meter en esto?
Una primera invitación es a pensar cuáles son las causas por las que una persona decide moverse, desplazarse, huir, trasladarse. Estas son solo algunas causas de por qué huir, desde las angustias económicas, hasta la reunificación familiar:
- Debe mejorar la situación económica.
- Necesita escapar de la violencia del Estado o de otras entidades en las cuales el Estado no es capaz de brindar protección.
- Tiene que huir de la discriminación por orientación sexual.
- Debe huir de la violencia doméstica.
- Sale a estudiar.
- Busca un tratamiento médico que no está disponible en el lugar de origen.
- Anhela la reunificación familiar.
En el caso de Colombia, el éxodo venezolano se trata en mayor medida de una huida por un Estado que no garantiza los derechos y se ha convertido en un persecutor que los contraría.
Para contar esto, el periodista tiene que asumir su trabajo como narrador y luego permitirse construir la agenda en función de que los derechos humanos estén por encima de todo, que se puedan revisar episodios históricos importantes, que no se caigan en temas que estigmaticen. Algunos tips para lograrlo:
- Construir una agenda en clave de Derechos Humanos, donde todos, incluyendo migrantes y refugiados, estén conscientes o se deje ver que también los tienen.
- Una mirada atrás: revisar los episodios históricos de las migraciones del país donde viven y formular nuevas preguntas.
- Preguntarse: si la migración es un derecho y no es un delito, ¿cómo evitar caer en los temas que estigmatizan y vulneran los derechos de refugiados y migrantes?
- ¿De qué delitos podrían ser víctimas los refugiados?
- Juntarse con expertos a estudiar.
A la hora de construir una agenda, pensemos en que la migración es un derecho y no un delito, con estos datos:
- Salir de las redes sociales para ir con los migrantes a vivir sus necesidades y así poder reformular las preguntas sobre los servicios a que tienen derecho.
- Evitar caer en el infierno de lo igual al relatar sus historias.
- Integrar redes de periodistas que estén haciendo estas coberturas.
- Estudiar las narraciones de los migrantes, de los académicos, de la sociedad receptora, para construir un relato con múltiples miradas.
- Pensar en la necesidad de contar, de revelar con respeto y completitud.
Debemos revisar a los otros para mantener un contexto ético, establecer normas en la redacción para cubrir el desplazamiento, desafiar el discurso del odio y demandar acceso a la información. Los mecanismos legales que nos permiten acceder a los datos no los dejemos de lado porque nos permiten acceder a información rica que, cuando la tenemos, nos permite pensar en historias y en cómo trabajar los datos a partir del periodismo de investigación que los verifica y los convierte en pasos específicos:
- Recoger los datos: esto es entender que la información periodística no solo está en palabras, por lo cual es bueno reconocer estos otros ‘lenguajes’.
- Depurar o refinar: este ejercicio pasa por revisar muy bien la base de datos para limpiarla y detectar los errores.
- Cruzar y analizar: esta acción permite, a partir de la adecuada formulación de las preguntas, llegar a reconocer tendencias, patrones, procesos evolutivos en un periodo determinado.
- Verificar: esto pasa por dos pasos claves: revisar y contrastar cada uno de los datos objetivos, para no cometer errores, y buscar con quién validar la metodología.
- Presentar: esto tiene que ver con la visualización de los datos, la forma como distintos formatos se emplean para presentar los proyectos periodísticos.
La reportería con datos en campo pasa por Los cinco sentidos del periodista, el libro fundacional de Ryszard Kapuscinski:
- Estar para constatar, a pesar de la pandemia.
- Ver para hacer las preguntas pertinentes.
- Oír para verificar la información y armar un buen relato.
- Compartir para confiar. Elaborar la empatía para ganarse el respeto de las personas que quieran contar su relato.
- Pensar para seguir contando el aquí y el allá.
Las historias de migración no tienen un comienzo y un final. Con cada migrante que conectamos, hay una puerta que se abre para descubrir un ángulo periodístico y comunicacional. En ese sentido, hablar con los otros para encontrarnos y contar supone darle vida a la historia incluso después de narrada para entender por qué dejar un país. Pero no basta con entender si no nos movemos hacia el lugar de origen para escuchar a unos y a otros: a quienes defienden el gobierno y a quienes son detractores. Tener todas las orillas posibles para determinar ese escenario abruptamente creciente y con tendencia a seguirse expandiendo mucho más en todos los niveles sociales, políticos y económicos del contexto nacional e internacional.
“Esa mirada me llevó a observar otros ángulos específicos, como el de los presos políticos, los hogares fragmentados y muchos otros, que me llevaron a seguir en los caminos para seguir encontrando más rostros y seguir armando una gran bitácora de la cobertura de la migración”, dice Morelo. Son cuatro años en los que la periodista ha estado involucrada con temas de migración y, desde Alemania, donde es becaria de Reporteros Sin Fronteras, está buscando historias de migración que estén conectadas con América en estos momentos. Son viajes de ida y vuelta que abren la ventana de las oportunidades.
Las historias de migración y sus niveles de comprensión son fascinantes porque nos posicionan entre intercambios culturales, espacios íntimos de conversación, pero también en la posibilidad de devolvernos al origen del fenómeno y sus causas, que no son estáticas; pasan por muchas aristas. “La recomendación de ir al lugar y encontrarme de frente con el fenómeno me ha permitido conocer a los colegas de región y ver cómo se movilizan a las fronteras de Cúcuta, la Gran Nación Wayúu, Arauca y la frontera colombiana con Ecuador para investigar también el retorno al país que yo bauticé como ‘el país que se muere’, en tiempos de pandemia”.
¿Cómo podemos construir esas historias?
Un relato coral
Los grandes maestros del periodismo recomiendan siempre hacer un relato coral, que consiste en recoger todas las voces y testimonios en el terreno para armar unos relatos narrativos poderosos que den cuenta de un momento crucial, como la movilidad de ida y vuelta que necesita explorarse hacia otras miradas. Para hacerlo hay que estudiar las necesidades de los prosumidores. Es decir, de la comunidad.
Periodismo 'contra el público'
Para hacerlo podemos pensar en materia comunicativa: ¿Qué es lo que la gente está demandando? Y ofrezcámosles, en palabras de Martín Caparrós, la información que no están esperando o que no quieren encontrar: “hay que actuar contra el público”, dice Morelo citando al argentino, y añade: “con la saturación sucede que la gente dice que ya nadie quiere enterarse de esto, ¿será que la gente está reclamando nuevos ángulos dentro de las historias y nosotros no los estamos viendo?”.
Apartarse del sensacionalismo y el clic
Una recomendación que hace Morelo es apartarse de las tendencias mediáticas que van con lo sensacional, urgente, breve, simple y frívolo, porque es lo más cercano a cometer errores con temas humanos y sociales. Y es allí donde, muchas veces, los comunicadores caen en la banalización de la historia y el ansia del clic.
La experiencia de los otros orienta a la hora de construir un relato, pero la receta para narrarlo la debe crear el propio comunicador con su toque personal, publicando largo, documentado, serio e incluso difícil. “La gente siempre tiene el tiempo de leer en la medida en que lo que proporciones sea una narración completa y rigurosa”.
Lecciones después de escribir
1. Este es un tema en movimiento que se procesa y nunca se termina. “Desde cómo llamar lo que estaba ocurriendo, hasta las formas en las que se estaba dando todo, nos dieron a entender que el término ‘éxodo’ era muy suave. Fue una discusión tremenda esto de llamar un reportaje ‘Venezuela a la Fuga’ porque nos preguntábamos si la acción de ‘fugarse’ respondía a algún trato indigno contra los protagonistas de esta enorme migración. Fue pensar mucho cuál era el carácter de lo que estaba ocurriendo, que terminé de confirmar cuando me lancé en la carretera”, dijo Ginna Morelo
2. Pensar en titulares antes de salir al campo de trabajo, lo que quiere decir prepararse para el camino, aun dejando que te sorprenda. “Que tu capacidad de asombro nunca se limite, incluso estando despierta 24/7 para hacer un reportaje. Porque fueron 24 días despierta en la carretera, en el baño, en el restaurante, en el cuartito chiquitito que nos dieron para asearnos a las mujeres que estábamos en el autobús, para entender esas intimidades de un migrante mirando la pantalla de su celular a las dos de la mañana llorando en silencio por la historia que estaba dejando atrás donde no solo quedaban sus hijos, sino que estaba salvando su vida”.
En este sentido, las lecciones se resumen en sentir que caminas con el otro para tratar de interpretar lo que está viviendo; en encontrarse con más expertos en el camino para escuchar, para dejarse guiar más, para dejarse criticar más. “La autocrítica y la crítica es necesaria para seguir perfilando las historias”.
3. El periodista, que es ser humano, cambia después de la decisión de sumergirse en este tema, por las historias y por la red que existe de periodistas atentos a perfilar historias de migrantes. “Te cambia para bien. No es solo ir a pasar frío con los migrantes en el páramo sino quedarnos para la migración que presenta para ellos una oportunidad, una migración positiva, cómo se insertan en la sociedad, cómo son profesores inspiradores en los trabajos, o destacadas orquestas en América Latina”.
Algunas prácticas comunicacionales recomendadas
Este es Un apartado construido entre maestros y participantes del taller sobre prácticas comunicacionales que se hacen y faltan por implementarse en Santander, Norte de Santander y Arauca.
Luchar en contra de la banalización de este fenómeno
La comunicación debe usarse para luchar en contra de la conversión de este fenómeno migratorio en paisaje y su banalización. Una metodología de trabajo que usa Gina Morelo para trabajar los puentes de comunicación son los post-it fucsia para escribir los temas que no quiere encontrar; los verdes para los que sí y todo sobre lo que debe estar alerta, en amarillo. “Ese tipo de ejercicios conscientes de la construcción narrativa, ayudan a que nos sacudamos a salir de la normalidad para pensar con mayor apertura en la posibilidad de errores que se pueden cometer y en cómo corregirlos a tiempo”.
Evitar el enfoque en los ‘polos opuestos’ de la migración
Una de las cosas que hacen los medios, incluso los mismos periodistas venezolanos, para compensar la tragedia es nombrar al fenómeno “la otra cara de la migración”. Así se permiten hablar de los que tienen dinero, los que son exitosos, condenando incluso a los que no lo son. ¿Cómo salir de la polarización informativa entre el venezolano malo y el venezolano súper triunfante? Es uno de los retos a asumir por parte de las organizaciones, los medios y los mismos periodistas encargados de estos temas.
Identificar las responsabilidades de distintos actores sociales ante la migración
Hay que visibilizar a los migrantes, pero también a los actores que tienen responsabilidades, ya sea porque la han asumido o por la naturaleza de las instituciones donde trabajan. La corresponsabilidad no es algo unidireccional, viene de muchos puntos y debe venir principalmente de los medios. Por ejemplo: en Cúcuta ha tomado relevancia el tema de la criminalidad y es importante para los titulares si quienes practican el delito son venezolanos o no. Desde la sociedad es importante comprender que no porque haya personas migrantes delinquiendo estos son el total de la población migrante.
Tulio Hernández aclara: “es mirar el rol que los actores sociales a nivel local o regional tenemos, en función de las historias que buscan ser contadas en un momento, bien sea a nivel periodístico o de institución. En cualquiera de los casos, los comunicadores tienen el poder de contar historias y de generar un empoderamiento en las personas con las que interactúa. ¿Cuál es el rol de la comunidad de acogida, pero cuál es el rol del migrante?”. Es también tratar de generar espacios para generar historias desde la salud, educación, de tener interés por generar interacción.
Abordar temas poco explorados y que brindan nuevas miradas
Hay muchos temas que se repiten. Por ejemplo: los músicos de orquestas, las organizaciones que aportan al migrante o personas de la sociedad civil. Pero algunos nuevos temas posibles son: la prostitución de hombres heterosexuales venezolanos que por la necesidad se prostituyen con hombres; los hombres de familia de a pie que puedan caber en los periódicos populares de región; los jóvenes que construyen paz desde apuestas juveniles, arrancando en organizaciones de base; las comunidades de acogida en un municipio del Catatumbo, que han decidido desarrollar iniciativas conjuntas con los retornantes y que los han acogido en el marco de este propósito.
Ir más allá de las cifras y las etiquetas
La necesidad de pasar de un periodismo solo de datos a un periodismo humano: sí hay necesidad de los datos en las comunicaciones, pero hace falta quitarles protagonismo. Hay que llegar a un plano más humano, más sensible y que el venezolano deje de una cifra, y que al mismo tiempo deje de ser un calificativo: “el venezolano”, “el veneco”. No hace falta, ni enriquece la historia.
Contar los aportes y emprendimientos que traen los migrantes
Hacen falta más historias sobre el proceso de emprendimiento que muchos migrantes han hecho en Colombia, con empresas que han nacido acá o productos que se han innovado o traído por primera vez al país. Cuando los migrantes se van, estos aportes quedan en el territorio. Así podemos ver cómo, a través de su trabajo, le están aportando a la sociedad.
Mirar hacia los sectores de alta fragilidad
Se debe poner la lente en temas particulares como el de la migración rural y los retornados a esa migración: hace falta contar la migración con discapacidad. ¿Cuántas de esas historias hemos consultado, contado, qué han hecho, cómo están saliendo, han tenido que regresar? Muchos venezolanos han ido a los municipios donde han retornado colombianos a trabajar en labores de campo.
Indagar los conflictos derivados del retorno de migrantes a Venezuela
Uno de los temas que ha causado más impacto en la pandemia ha sido el retorno de migrantes a Venezuela, que resultó en situaciones difíciles en la zona de Pamplona (Norte de Santander). El nivel de conflicto entre el refugio, el alcalde y lo que los vecinos consideran desorden o insalubridad es de una complejidad grande. Hay quienes apoyan la xenofobia, hay quienes creen que la migración es un foco de contaminación. “Hay pequeños conflictos que nos dicen cuál es el tamaño de la complejidad del tratamiento de la migración. Hay un mundo que hay que explorar para escuchar todas las versiones” agrega Tulio Hernández.
Contar las historias de los pueblos indígenas en las fronteras
Las etnias que se mueven en las fronteras, no solo por el lado de La Guajira, sino también de Arauca y los Santanderes, desprenden temas importantes y a la vez desafiantes para abordar. Las etnias que son discriminadas por los mismos venezolanos por estar aislados en diferentes lugares del país. O el retorno de los propios guajiros que se habían ido a Colombia y habían abandonado a sus tierras, donde tenían a sus muertos, que es lo que marca la propiedad. Y ahora, el rechazo que generan dentro de la propia comunidad guajira querer buscar a sus muertos, que habían dejado solos, lo cual era una falta grande.
Migrantes y el conflicto armado
Hay muchas historias de personas migrantes que están marcadas por el conflicto armado colombiano, sobre todo por la nueva reconfiguración de los actores armados que hay, como las personas que cruzan por trocha hacia Villa del Rosario y Arauquita. Las historias de los que mueren en fuego cruzado entre Fuerza Armada y disidentes de las FARC, ELN y el Clan del Golfo.
Aprovechar las conmemoraciones
Una buena práctica son los reportajes de los días conmemorativos en donde los medios aprovechan para hablar de la población migrante: por ejemplo, el 8 de marzo hablar de lo que significa ser mujer migrante.
Evitar la polarización entre el migrante y el colombiano necesitado
Es un error asumir que el fenómeno de movilidad humana está siendo favorecido en detrimento de los colombianos más vulnerables. Las oenegés no son asistencialismo; hay asesorías que brindan en temas de interés social, jurídico, etc. Pero también son organizaciones que pretenden visibilizar temas.
Los migrantes LGBT+
En este momento, por ejemplo, hay una necesidad de hablar de las personas LGBT+ en condición de movilidad humana. Y, a pesar de que no hay mucha claridad con el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos, este va a permitir que las personas trans accedan a él con su nombre y género identitario. “Cuando leímos el estatuto sentimos en Caribe Afirmativo que le faltaba mucho en enfoque diferencial y de género y nos preguntábamos por la población LGBT y migrante”, afirma una participante, asomando un tema importante: la interseccionalidad.
Buscar el enfoque interseccional
En general, los comunicadores pueden evitar las historias de vida que caen en los lugares comunes hablando desde la interseccionalidad, que no es más que un enfoque en el que se subraya el género, la clase social u orientación sexual junto con otra categoría social. Ninguna de estas categorías es biológica, sino construida y está relacionada. Por ejemplo: ser afro, LGTB, migrante. “Hacíamos la comparación que en Venezuela es muy diferente en Colombia. hay una discriminación en los territorios que no se están contando. Las mujeres trans migrantes son mucho más vulnerables y podríamos contar cómo la pandemia las ha dejado mucho más vulneradas, sobre todo a quienes se dedican al trabajo sexual. ¿Cómo deconstruimos estos conceptos y cómo los narramos?” se pregunta una de las participantes del taller. La respuesta parece simple, pero significa tanto: contar historias desde un enfoque transformador.
Cuidar el uso de la imagen
Otro de los apuntes de las prácticas que deberían implementarse entre los comunicadores de la frontera es tener mayor responsabilidad sobre las imágenes y contenido audiovisual. Cuando hablan de temas de tratas de personas o de prostitución, la mayoría de esas imágenes revictimizan o alimentan prejuicios en los medios tradicionales. Ginna Morelo recomienda, para este apartado, el capítulo “Ética de las Palabras” de Alex Grijelmo, contenido en el Manual de Ética del País.
El tratamiento informativo responsable de las migraciones, los migrantes y los refugiados
El maestro Tulio Hernández subraya estas estrategias de opinión pública para la integración de los migrantes que hablan acerca de lo importante que es hacer una diferencia entre periodistas y comunicadores de instituciones y ONG:
- Siempre hay que tratar estos temas dando seguridad a la opinión pública.
- Evitar hablar de cifras muy grandes de inmigrantes llegando porque eso no genera solidaridad, sino miedo en la sociedad de acogida.
- Hablar de personas concretas, de sus historias, de su humanidad. Trabajando desde el concepto de empatía para que el otro comience a pensar ¿qué me llevaría si solo tuviera una maleta de mano y tuviera que salir de improviso?
- Ayudar a no politizar la cuestión de la inmigración. Hasta ahora no ha habido tendencia política hacia la migración por parte de los gobiernos locales y el gobierno central.
- Buscar el consenso político entre los partidos para no hacer combate político nacional alrededor del tema.
- Tener paciencia para la shuttle diplomacy, que no es más que es la acción de un tercero que actúa como intermediario entre los diferentes beligerantes de un conflicto. En el oficio de la comunicación: hablar con todos los partidos. Encontrar aliados en todos los cuadrantes.
- Trabajar sentimientos de empatía con los inmigrantes. ¿Cómo deben ser acogidos e integrados en los países que van a trabajar? Tratar a los otros como nos gustaría que nos trataran a nosotros; teniendo coherencia entre lo que se exige para los nuestros y lo que hacemos.
- Desmitificar los prejuicios con hechos y conocimiento: no es enfrentarlos diciendo que los inmigrantes son malos, sino ofrecer datos, investigaciones que refuten esto. ¿Qué porcentaje real de los delitos o de los presos son venezolanos comparado con el porcentaje de colombianos y el porcentaje total de los hechos?
- Hacer y divulgar estudios científicos que aporten conocimiento sobre los temas clásicos de prejuicios (criminalidad e inmigración; saldo financiero de la inmigración; los medios y la inmigración). Nadie tiene el monopolio de la migración ni de la recepción, y menos en los países más atrasados en la parte económica.
Cinco recomendaciones para la cobertura responsable
- Manejar correctamente las cifras: aprender a manejar los datos y darles significación.
- Darles siempre contexto a las informaciones de página roja: si sabemos que la criminalidad es la mayor fuente de xenofobia, cuando sea necesario mencionar este tema, hacerlo con contexto sin revictimizar.
- Pasar de periodismo de revelación al de explicación: en vez de querer seducir, pasar a explicar. No es dar primero la noticia, es ofrecer investigación a fondo del hecho.
- Darle contexto internacional al fenómeno: rozar temas como empatía, derechos, solidaridad, y recordar que este es un fenómeno constante en la historia de la humanidad.
- Ratificar y hacer visibles, desde la vida cotidiana, los puntos de confluencia entre la cultura del país receptor y la del país de origen, y la historia de ambos países.
Decálogo para las buenas prácticas en la cobertura de situaciones de migración, refugio y asilo:
- La movilidad humana es un derecho humano y debe ejercerse con dignidad y seguridad: un periodismo y prácticas de comunicación que asuman su responsabilidad como agentes sociales facilitadores de la convivencia puede servir como instrumento de incidencia para el mejoramiento de las condiciones de migrantes en situaciones de vulnerabilidad y favorecer su integración.
- Todo ser humano tiene derecho a ser tratado y nombrado como persona en su dignidad e integridad: es un sujeto pleno de derechos y no solo como personas con necesidades que atender. Evitar el signo de victimización, hay que darle su papel de personas. La información sobre su grupo étnico y país de origen se recomienda cuando sea estrictamente indispensable para la comprensión de la noticia.
- El periodismo de calidad debe contrastar las fuentes y ofrecer todas las voces posibles en el marco de pluralidad y diversidad (equilibrio de fuentes) con el fin de reducir al máximo las posibilidades de desinformación, errores, omisiones y ejercer el derecho humano a la comunicación (incluir las voces y testimonios de migrantes como actores y no como “accesorios”.
- Se deben evitar las generalidades y simplificaciones sobre las personas migrantes a la hora de elaborar las informaciones, igual las informaciones sensacionalistas, la exacerbación del escándalo y el morbo que resaltan prejuicios y refuerzan estereotipos sobre quienes migran. Por ejemplo, las personas que cometen delitos son personas concretas, no culturas, ni nacionalidades: cuando se generaliza la acción de un individuo a todo “su colectivo” se apoya la reproducción de estereotipos del discurso xenófobo.
- Es posible humanizar las cifras y los datos, pasar del periodismo de revelación al periodismo de explicación.
- Adoptar una posición crítica hacia las actitudes racistas y/o xenófobas. Promover campañas de sensibilización que cuestionen cualquier forma de abuso de poder y/o violencia a personas en situación de movilidad humana involucrando a toda la ciudadanía. La base de la armonía y la convivencia pacífica en un país es el respeto de las religiones, las visiones políticas, las diversas nacionalidades y el reconocimiento a la alteridad.
- Contextualizar las informaciones y promover el respecto a la diversidad como rasgo de la democracia. Profundizar en los análisis sobre la situación socioeconómica del contexto, sin tomar a la migración como causa o efectos negativos de la misma.
- Las palabras importan; los titulares y las imágenes también. Deben seleccionarse en coherencia con los textos referidos a la información, buscando un tratamiento respetuoso de la dignidad de las personas y las adversidades culturales. Evitando la terminología belicista o catastrófica con palabras como “tsunami”, “oleada”, “alud”, “avalancha”, “ilegal” o “irregular”.
- Promover experiencias positivas de integración, así como experiencias de diálogo cultural en la vida cotidiana, desarrollando agenda propia, más allá de lo tomado como actualidad o coyuntura. Poner en práctica experiencias positivas que surjan casi espontáneamente. Una manera de conocer lo que está sucediendo son estos talleres, que permiten conocer lo que se está haciendo en las regiones.
- Informar, promover y vigilar el cumplimiento y promoción de los derechos humanos, el conocimiento de los marcos normativos internacionales y nacionales sobre derechos humanos, el conocimiento de los marcos normativos internacionales sobre derechos, procedimientos, recursos y obligaciones que tienen las autoridades frente a un refugiado y solicitante.
Un apartado: el periodismo de soluciones
Los procesos comunicacionales que involucran fenómenos sociales están usando cada vez más el periodismo de soluciones, que no es más que mostrar no solo los problemas, sino también cómo la ciudadanía y los gobiernos dan respuesta a estas cuestiones. Este enfoque ayuda a la claridad y transparencia del tema migratorio y a revelar lo que la ciudadanía necesita saber. Ginna Morelo explica: “Yo doy una perspectiva y muchos de estos temas se siguen abordando desde lo estético y distinto. Esto es lo que nos da un montón de clics y por eso lo lanzamos. Aun cuando estos temas sean relevantes para el clic, podemos agregarles contexto más profundo de servicios que la gente necesita saber cómo para los protagonistas que necesitan esos datos que muchas veces desconocen”.
El periodismo de la esperanza es el de brindar herramientas para los ciudadanos y para los periodistas que sigan enterándose de que existen más cosas que pueden utilizar como recursos. Uno no puede renunciar a este espacio de discusión permanente. “No puede ser que sigamos coadyuvando a agendas xenófobas estando conscientes de este problema” afirma Morelo.
Recomendaciones específicas para las prácticas de comunicación sobre la migración venezolana a Colombia
- Darle un contexto universal al fenómeno: poner la cámara muy alta para que se entienda la universalidad, la manera en cómo se repite a través del devenir humano y la posibilidad de saber que nos puede pasar a nosotros también.
- Ratificar y hacer visibles desde la vida cotidiana los puntos de confluencia entre la cultura del país receptos y la del país de origen, que tiene puntos de abordaje diversos y grandes.
- Recordar y valorar las migraciones de ida y vuelta. Para Colombia y Venezuela es un punto fundamental porque hemos emigrado hacia ambos países, desde siempre. “El lugar donde conoció la felicidad plena García Márquez fue en Caracas porque coincidió con la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, a finales de los años 50, y entendió lo contentos que estaban los ciudadanos después de ese momento histórico que los llevó a la democracia”, recuerda, entre anécdotas de Gabo, Tulio Hernández.
- Promover la no conversión del fenómeno migratorio en un asunto del conflicto político nacional: son relaciones entre dos naciones que históricamente están unidas y no podrán separarse.
- Subrayar el aporte potencial de toda migración y de la venezolana en particular: no hay una gran tradición migratoria en Colombia, pero es necesario que este no sea un conflicto a la hora de subrayar la riqueza de la migración venezolana en su territorio. El maestro Tulio explica: “los venezolanos estamos convencidos del aporte y la mejor calidad de vida que nos trajeron los migrantes a nuestro país y esta es una manera de promoverlo”.
- Promover que el Estado y los gobiernos regionales diseñen políticas públicas de largo aliento: si bien Colombia lo ha hecho excelente, es necesario profundizar en políticas públicas pensadas para un quinquenio o una década, aunque sea muy difícil pensar una América Latina a largo plazo.
- Explicar que no se trata de un fenómeno coyuntural sino de un componente ya estructural del futuro de Colombia: no hay ecuación “caída de Maduro es igual a fin de la migración”, ni tampoco hay un fin en sí mismo porque los fenómenos migratorios no se acaban nunca. Nuestra identidad contemporánea en Venezuela es imposible de pensar sin el aporte italiano, portugués y el español no de la colonia, sino del que llegó después de la Guerra Civil.
¿Por qué hacer este taller?
El ejercicio que se está haciendo desde región es muy importante y hay que visibilizarlo. Estos talleres lo posibilitan, pero es más valioso que los periodistas puedan tejer redes entre ellos y con otros, desde la orilla en la que están. Desplazar la mirada hacia el otro lado hace que podamos entrar a otros espacios que son motivo de preocupación pero también motivo de acción.
Podemos hacer este ejercicio desde el Periodismo de Soluciones respondiéndonos la pregunta desde nuestro lugar de enunciación: ¿Cómo como seres humanos, más que como comunicadores, podemos tener pequeñas acciones para ayudar?
Por último, podemos tejer una red de trabajo que involucre periodistas, comunicadores e incluso a los exparticipantes de los talleres de este ciclo; pero también debemos nutrirnos, como hacedores de historias de migración en diferentes formatos y ángulos, de experiencias de comunicación responsable sobre el tema. Hay una lista larga de sites que sirven como material de apoyo, pero algunos de ellos son: el Proyecto Migra Venezuela de la Revista Semana; el Centro de Derechos Humanos de la UCAB, El Centro de Estudios de Migración de la Universidad de los Andes y el Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario, entre otros. Son algunas muestras de trabajo colaborativo y binacional.
Sobre el maestro
Tulio Hernández (Venezuela)
Columnista de El Nacional. Escritor venezolano que ha combinado el oficio de sociólogo con el periodismo de opinión, la gestión cultural y la actividad académica universitaria. Fue miembro del Instituto de Investigaciones de la Comunicación (ININCO) de la UCV y del Comité de redacción del diario El Nacional, donde es columnista dominical desde hace dos décadas.
Entre otras publicaciones, sus escritos han sido publicados en El País, The New York Times en español y la revista Arcadia. Huyendo de una amenaza de cárcel del gobierno venezolano actualmente vive entre Madrid y Bogotá. En 2017 publicó Una nación a la deriva.
Sobre la experta invitada
Ginna Morelo (Colombia)
Reportera de asombro inacabado y editora. Ganadora del Premio Gabo 2018 por su trabajo “Venezuela a la fuga”. Es autora y coautora de seis libros y manuales sobre conflicto, memoria, narrativas de paz y medio ambiente. Cofundadora de Consejo de Redacción, la organización que promueve el periodismo de investigación en Colombia. Ganó el Premio Ortega y Gasset en 2016, en 2018 fue elegida la Periodista del Año por el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar y recientemente obtuvo el Premio a la Excelencia Periodística de la SIP. Tiene una amplísima experiencia como ponente e instructora en diversos eventos periodísticos en el mundo. Ha sido tallerista, maestra de talleres nacionales e internacionales de la Fundación Gabo.
Sobre el taller ‘Comunicación, migración y crisis humanitaria en la frontera colombo-venezolana’
Esta actividad hace parte de un ciclo de talleres regionales que se realiza en el marco del proyecto Entre panas y parceros, ¿cómo comunicar la inmigración en Colombia?, una iniciativa de la Fundación Gabo, con el apoyo del Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA.
Si quieres participar en las próximas actividades, está atento a las próximas convocatorias para talleres en distintas regiones de Colombia.