Relatoría del taller 'Cobertura periodística sobre liderazgo social', con Óscar Parra
24 de Noviembre de 2020

Relatoría del taller 'Cobertura periodística sobre liderazgo social', con Óscar Parra

Óscar Parra Castellanos, director de Rutas del Conflicto, durante una charla en el Festival Gabo 2018. Foto: Archivo Fundación Gabo.
Marcela Madrid Vergara

Los ataques y asesinatos de líderes sociales no son nuevos en Colombia. Y aunque las cifras varían según la fuente, todas coinciden en que el problema ha aumentado desde 2016 luego de la firma de la paz y el aumento de la polarización política. El periodismo colombiano se ha visto entonces frente al deber de informar una realidad compleja: la transición a la paz en medio de la persistencia del conflicto en los territorios.

Para intentar resolver algunos dilemas frecuentes en el cubrimiento de estos temas, la Fundación Gabo y la Fundación Avina organizaron el taller ‘Cobertura periodística del liderazgo social’, conducido por Óscar Parra, director de Rutas del Conflicto. 

El taller reunió a 24 periodistas de medios nacionales, internacionales, locales y comunitarios que compartían una serie de dudas comunes sobre la manera más ética y rigurosa de cubrir los liderazgos sociales para ayudar a prevenir más asesinatos y a informar sin causar daño.

Durante seis sesiones virtuales, este grupo ahondó en asuntos como qué hace un líder social, los tipos de liderazgo más amenazados, el contexto nacional de estas amenazas, qué tipo de fuentes consultar, cómo investigar la historia de quienes los amenazan y recomendaciones éticas para contar sus historias.

¿Qué hace un líder social y por qué importa?

Para Óscar Parra, existe una fuerte desconexión entre las audiencias urbanas y la labor de un líder social en el campo. “Hay una deuda enorme del periodismo” en acercar esos mundos y por eso es necesario contar muy bien cómo es un día normal en la vida de un líder o lideresa. 

Para explicarlo cuenta algunas escenas en la vida de Andrés Narváez, un líder de restitución de tierras de Ovejas, Sucre. Andrés representa a 100 familias campesinas de la finca La Europa, un predio que lleva años en disputa con una empresa antioqueña. Como parte de esa labor, debe viajar dos veces por semana a juzgados en Cartagena y Sincelejo para hacerle seguimiento al proceso. Su casa está llena de papeles del proceso judicial aunque no sabe leer ni escribir. Todo esto le ha implicado amenazas permanentes a él y a su escolta, además de un atentado con cuatro disparos. Además de su trabajo como líder, es compositor de gaitas, cultivador de ñame y vendedor de artesanías.

Para tener claro el concepto, se presentaron dos definiciones:

  • ONU: “Es una persona que, individualmente o junto con otras, se esfuerza en promover y proteger derechos”.
  • Somos Defensores: “Cualquier persona que se dedica a la defensa, promoción, respeto y protección de los Derechos Humanos en el ámbito nacional e internacional, que además trabaja por la eliminación efectiva de las violaciones a los Derechos Humanos en el plano nacional y/o regional”.

Parra aclaró que hay matices en esos conceptos. Por ejemplo, ¿todos los sindicalistas son líderes sociales?, ¿un excombatiente es un líder social?, ¿los líderes políticos son líderes sociales? Estas preguntas suelen llevar a que haya grandes diferencias en las cifras de las distintas fuentes. Por eso recomienda revisar cada caso y el rol que ejerce la persona dentro de una comunidad para identificar si ejerce (o ejercía) un liderazgo.

Pero finalmente, ¿por qué es importante un líder social y por qué vale la pena hablar de ellos? Por un lado, las causas que defienden los líderes sociales suelen ser colectivas. Por eso, cuando los asesinan o amenazan, el impacto lo vive toda una comunidad. Incluso, Parra va más allá y aclara que en algunos casos los líderes y lideresas pelean por todo el país, como en el caso de quienes reclaman el uso transparente de los recursos públicos o la conservación de un ecosistema importante para las ciudades.

Para la lideresa Juan Alicia Ruiz, invitada a la última sesión del taller, esa es una de las estrategias más eficaces para evitar que los asesinatos de líderes se vuelvan paisaje: “Lo importante es dar a conocer la noticia como una afectación de todas y todos los colombianos, no solo de los que viven en el campo. Así podemos evitar que la gente se anestesie”.

Los líderes y lideresas suelen representar a sus comunidades en los conflictos con el Estado o con actores económicos, son quienes ponen la cara por esos reclamos y eso los pone en peligro. También se especializan en los temas que defienden, los estudian a fondo hasta volverse expertos e incluso asesoran a líderes de otras comunidades. 

El contexto de las amenazas

La defensa de los derechos humanos se ha fortalecido en la última década años por cuenta de algunas reformas que le han ofrecido herramientas a las comunidades para defender sus causas: la Ley de Justicia y Paz (2005), la Ley de Víctimas y Restitución de tierras (2011) y el Acuerdo de paz (2016). Esto ha generado el surgimiento de nuevos tipos de liderazgos y, con ellos, nuevos tipos de amenazas.

  • Reparación a las víctimas: Después de la Ley 1448 se crearon organizaciones de víctimas para reclamar la reparación económica y la verdad de los actores armados. Los líderes que exigen la verdad sobre la participación de agentes del Estado en el conflicto son un foco particular de amenazas. 
  • Restitución de tierras: Si bien los conflictos por la tierra son históricos, con la Ley 1448 y la posibilidad de que las víctimas reclamen sus tierras regresó la tensión entre campesinos y grandes empresarios. Algunos líderes se enfrentan a las empresas que se apropiaron de sus tierras o las compraron a bajos precios para sembrar monocultivos. 
  • Sustitución de cultivos: El Acuerdo de Paz creó un programa de incentivos para que los cultivadores de coca, marihuana y amapola pasen a sembrar cultivos de uso lícito. Sin embargo, el Gobierno no ha cumplido con su parte y ha dejado a los líderes de sustitución expuestos a la violencia.
  • Participación política: Muchos líderes de organizaciones que se consolidaron en esta década han buscado espacios políticos y han hecho parte de campañas electorales. Esta exposición los ha vuelto objeto de los grupos armados.

Gloria Castrillón, directora de Colombia 2020 e invitada al taller, hizo un acercamiento al tema del Acuerdo de paz y dio algunas luces para entender por qué es importante hablar de líderes sociales en el posconflicto. Aunque no es un fenómeno nuevo, a partir de 2010 hay más cifras disponibles de manera organizada y no tan desagregada según el tipo de liderazgo. 

A esto se suman al menos dos situaciones posteriores a la firma del Acuerdo: por un lado, que los espacios que dejaron las Farc los han llenado decenas de grupos ilegales en lugar del Estado. Además, “la polarización post plebiscito ha sido uno de los principales factores para estigmatizar a los líderes como amigos y enemigos del Acuerdo”. 

Varios puntos del Acuerdo crearon medidas para resolver la violencia contra los líderes sociales. Estas fueron algunas de las herramientas planteadas en el punto 3.4. Algunas de ellas se han implementado y otras siguen en el papel.

  • Firmar un pacto político nacional de no agresión entre todos los partidos y movimientos políticos a quienes piensan distinto a ellos. Esto no ha ocurrido. 
  • Creación de la Comisión nacional de garantías. Se creó pero se ha reunido 3 veces y debería ser mensual. Su trabajo va dirigido a la prevención de estas agresiones.
  • Creación de unidad especial de investigación de la Fiscalía. Se creó y cuenta con el apoyo de la comunidad internacional. Ahí deben concentrarse los esfuerzos investigativos para desmantelar a los agresores de los líderes y contrarrestar la impunidad.
  • Creación de un cuerpo élite de la Policía Nacional para desmantelar estas organizaciones.

Lecciones de cubrir liderazgos ambientales

Además de los liderazgos que surgieron a raíz de la Ley de Víctimas y el Acuerdo de paz, hay otro tipo de liderazgo del que cada vez se tiene más información: los líderes ambientales. Esto ocurre porque, como explicó Andrés Bermúdez, periodista ambiental invitado al taller, el concepto de defensor ambiental tiene apenas unos 5 años. Además, en 2016 se conoció la gravedad del riesgo que viven estas personas en Latinoamérica, cuando el relator especial de la ONU sobre defensores de derechos humanos, Michel Forst, presentó un informe que ubica a 7 países de la región entre los más hostiles para quienes defienden el medio ambiente.

A partir de estos alarmantes datos surgió el especial periodístico Tierra de Resistentes, que convocó a 50 periodistas, desarrolladores, fotógrafos y videógrafos de 10 países. El resultado es una base de datos construida de manera colaborativa con 2.367 hechos victimizantes y 29 reportajes en profundidad.

Estas fueron algunos de los aprendizajes que, según Bermúdez, les dejó este trabajo:

  • Es importante contar la causa. No tiene sentido contar la historia del líder o lideresa sin explicarle a la audiencia qué función cumple el ecosistema que defienden. Esos ríos, páramos y selvas no solo son importantes para ellos y sus comunidades sino que en ocasiones tienen un impacto regional o global. 
  • La impunidad es regional. Uno de los grandes hallazgos es el poco o nulo acceso a una administración eficiente de justicia. La mayoría de los casos están en la impunidad.
  • El Estado se queda sin excusas. Un argumento recurrente por parte del Estado es que no pueden proteger a estos líderes porque no conocen su situación de riesgo. Este trabajo encontró que en el 56% de los casos había indicios de que el riesgo se había denunciado.
  • Hay liderazgos invisibles. Tierra de Resistentes cuenta las historias de líderes muy conocidos, como la colombiana Francia Márquez, pero también de otros que ni siquiera eran identificados como líderes sociales. Este es el caso de los guardaparques quienes, a pesar de ser funcionarios del Estado, viven en riesgo por su trabajo de defender los Parques Naturales.
  • Medir el impacto de estas historias es difícil, como suele suceder en el periodismo. En algunos casos hubo efectos positivos después del reportaje, como la esperada consulta previa para una comunidad indígena o medidas cautelares para algunas comunidades. Pero también está el caso de Francia Márquez, quien fue víctima de un atentado un mes después. Sin embargo, “no creemos que el periodismo sea el causante directo de lo positivo o lo negativo, es un elemento más”. 

El cubrimiento: enfoques, fuentes, investigación

Gloria Castrillón planteó algunas ideas para aportar desde los medios a contrarrestar el problema. Para ayudar a prevenir más ataques a líderes y lideresas, lo primero es evitar hacer eco a la estigmatización que suele originarse desde todos los sectores políticos. Por el contrario, propone contar historias que ayuden a desestimar esos discursos de odio y muestren realmente qué hace un líder social.

En esto coincide la lideresa Juana Ruiz: “Es importante que digan quiénes somos: personas con familias, que intentamos ser intermediarios entre la comunidad y el gobierno”. Para ella, contar las historias de los liderazgos en riesgo es un aporte fundamental de los medios, pues “si nadie lo da a conocer, nos siguen matando”.

También recomienda dar a conocer los impactos de esas amenazas en las vidas de los líderes. Por ejemplo, el líder Jorge Montes, de El Carmen de Bolívar, se desplazó a la ciudad después de una serie de amenazas. Para él eso significó dejar de mantener a sus cinco hijos y a los seis sobrinos que dependen de él desde que su hermano se suicidó. “Su familia quedó desprotegida, pasando hambre, y él quedó atenido a que lo ayudemos como podamos”.

En el caso de los líderes asesinados, Castrillón recomienda hacer una reportería que permita entender qué causas lideraba la persona, escuchar a las comunidades y “analizar liderazgo por liderazgo pues los fenómenos son muy complejos y los victimarios también son muy distintos entre sí”. También aconseja tener en cuenta las particularidades étnicas, de género y de territorio en cada caso.

A la hora de hacer un perfil de un líder o lideresa bajo amenaza, Óscar Parra presenta un abanico de fuentes para hacerlo más robusto. Además del protagonista, por supuesto, es clave hablar con su entorno más cercano, como su familia y otros líderes con quienes comparta su causa; con expertos que expliquen el entorno de esos reclamos; con las entidades encargadas de su seguridad y con las entidades del Estado involucradas en ese conflicto.

Parra también hace énfasis en la necesidad de interpelar a los actores con los que estos líderes tienen tensiones. En estos casos suele haber un interés económico de por medio que se ve afectado por el reclamo de esa persona. “Casi siempre en un conflicto de estos hay una empresa que quiere sacar un beneficio y casi siempre a costillas de un recurso público: plata, tierras, agua, etc”. Para esa entrevista con los opositores de la causa, recomienda “no llegar acusándolos a menos de que tengan pruebas en mano”.

Pero va más allá y propone la necesidad de contar a profundidad la historia de quienes tienen conflictos con los líderes sociales. Solo así se podrá presentar un panorama completo de la historia de riesgo y amenazas. Para hacerlo, Parra plantea algunas preguntas útiles en el caso de las empresas: ¿quiénes son los dueños?, ¿dónde están?, ¿tienen otras sedes?, ¿en esas otras sedes han tenido problemas con líderes?, ¿han sido denunciados por violaciones a derechos humanos? 

Para explicarlo, presentó el ejemplo de los líderes de la hacienda La Europa en Ovejas (Sucre), quienes defienden la propiedad de la tierra frente a una empresa llamada Arepas Don Juancho, de la que nadie sabe nada. “Es una empresa fantasma que tiene unas oficinas vacías en Medellín, nadie conoce a su dueño, solo se sabe que accedió a esa tierra haciéndole firmar a un notario la entrega un 31 de diciembre por la noche”.

Algunos consejos éticos

Todos los talleristas e invitados estuvieron de acuerdo en que el periodismo, más que aumentar el riesgo, puede ayudar a prevenir ataques en su contra. Sin embargo, no se puede ignorar que es un tema particularmente delicado y es importante tener en cuenta algunas consideraciones éticas para lograr el propósito de informar sin daño. Óscar Parra planteó algunas recomendaciones:

  1. Explicarle al líder o lideresa la dimensión del alcance que podría tener la historia y sus posibles consecuencias.
  2. Mostrarle el contenido antes de publicarlo para garantizar que la persona se sienta tranquila.
  3. Hacerle seguimiento a su situación en los días siguientes a la publicación. “Tenemos la obligación ética de mostrarles el trabajo y no podemos desaparecer. No se trata de ser amigos de nuestras fuentes pero sí de estar pendientes”.
  4. Omitir alguna información que pueda exponerlos más, como datos sobre su familia o el lugar donde viven actualmente luego de desplazarse. 
  5. Dejarles las expectativas claras “y que sepan que nosotros no tenemos la responsabilidad sobre su seguridad pero sí podemos visibilizar su situación” para llamar la atención de quienes deben protegerlos.
  6. Pensar dos veces antes de replicar los señalamientos que ellos hacen asegurando quiénes son sus victimarios, pues eso puede aumentar su riesgo. 
  7. Tener en cuenta los impactos del medio donde se publica la investigación. El hecho de que la historia aparezca en los medios locales o del entorno cercano a los líderes tiene unas implicaciones más altas para ellos. 
  8. Tener en cuenta la dignidad y la seguridad de la fuente. 

Sobre este último punto, Juana Ruiz contó una anécdota que ayuda a explicarlo: “En alguna ocasión le conté a una periodista, en medio de una conversación, de algo muy crudo que me tocó vivir, algo humillante. Ella lo publicó tal cual y yo no me imaginé que ella fuera a decirlo así”. 

Nuevos formatos y enfoques

Los periodistas que cubren el liderazgo social se enfrentan a un enorme reto: contrarrestar la desinformación y la estigmatización que suelen volverse virales con facilidad. ¿Cómo lograr que la historia de un líder social o un reportaje desmintiendo declaraciones estigmatizantes tenga el mismo alcance, sin perder el rigor? 

Óscar Parra presentó varias ideas y ejemplos de formatos para intentarlo. Pero antes, aclaró que los nuevos formatos no se limitan a lo digital, pues siempre depende de la audiencia.

  • Pódcast: Tener en cuenta a quién va dirigido y por dónde se difunde. “Muy difícilmente un campesino va a escuchar un pódcast de media hora mientras ordeña, en ese caso podemos aliarnos con emisoras comunitarias o comerciales del municipio”.
  • Formato youtuber: Sirve para producir indignación.
  • Videos explicativos para temas difíciles como qué hace un líder de restitución de tierras. 
  • Videos tipo Playground: Videos con imágenes y textos cortos sin voz.
  • Videos con famosos: Invitar a personajes reconocidos que cuenten la historia de un líder en su voz.
  • Videos 360 con drones: Reconstruir junto con los líderes la labor de la comunidad en el pueblo por medio de drones.
  • Chequeos: Son muy valiosos pero es difícil que compitan con la desinformación sobre todo cuando eso viene de alguien con influencia.
  • Periodismo de soluciones: Contar historias de líderes sociales que han podido influir en sus comunidades. Historias, por ejemplo, de autoprotección. 

Cartografías: producir información con las comunidades

En Rutas del Conflicto, los líderes y las comunidades no son simplemente una fuente para extraer información y no volver a ver. “Siempre tratamos de involucrar a las comunidades en la producción de la información de sus propias historias”, explica Juan Gómez, periodista de este medio y uno de los invitados al taller. 

Para esta coproducción con las comunidades se valen de la cartografía social como herramienta de investigación periodística. Esta herramienta se desarrolla en talleres presenciales (antes de la pandemia) y se caracteriza por un acercamiento empático con las fuentes.

Con frecuencia, los participantes les preguntan con cierta incredulidad para qué servirá este ejercicio si ya han hecho muchos mapeos con organismos como la Defensoría y siguen matando líderes. La diferencia, les aclara, es que cuando un periodista recoge esta información puede contrastarla y llegarle a un público mucho más amplio.

Los talleres, cuenta Gómez, inician preguntando a líderes y lideresas cómo creen que el proyecto periodístico La paz en el terreno podría serles útil. Primero llegan a acuerdos previos sobre el respeto y la anonimidad de las fuentes y les muestran ejemplos trabajos previos para que vean un posible resultado. 

Luego viene el mapeo y socialización. “Vamos preguntando dónde y cuándo ocurrió el problema que mencionan e  identificamos los vacíos de la gente. Apenas terminan, empezamos a hacer preguntas. Junto a ellos identificamos las categorías que usaremos en los mapas, por ejemplo, actores que generan riesgos”. Para la socialización llegan a acuerdos sobre cómo le llegará el mensaje a un público amplio.

Finalmente, recomienda dejar los canales de comunicación abiertos después del taller pues el fin de todo esto es “que el periodismo sirva para crear un diálogo y redes de protección de líderes y lideresas. No se trata de hacer una pieza y ya”, concluye. 

Sobre el taller 'Cobertura periodística sobre liderazgo social'

Fue convocado por la Fundación Gabo y la Fundación Avina y dirigido por Óscar Parra Castellanos, del 27 de octubre al 12 de noviembre de 2020, para 24 periodistas y comunicadores colombianos. 

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