El periodista colombiano Santiago Wills, jurado de la Beca Michael Jacobs de crónica viajera 2022 que otorgan la Fundación Gabo, el Hay Festival y The Michael Jacobs Foundation for Travel Writing, ganó esta misma beca en 2021 con una propuesta de libro de no ficción sobre el jaguar, el felino más grande de América y –según Wills– “emblema de la oscuridad, la belleza, el inframundo, la magia, el poder, la muerte, lo sobrenatural”.
Con la beca, Wills financió la producción de La sombra del jaguar, libro que se publicará este año y que busca entender la vida de este depredador y cómo su existencia transforma a quienes comparten su territorio. Un libro que necesitaba de una serie de viajes por los hábitats históricos y actuales del jaguar, porque contar esta historia es contar la historia de América.
“Con la excepción de tres países, el jaguar hace parte de las sombras de todo el continente. El mapa de América es el mapa del jaguar. Todo tiene tigre, como afirma un proverbio arawak”, escribió Wills en su texto de postulación a la beca.
Para contar esas sombras y dibujar ese mapa, el periodista propone un recorrido por Chiribiquete y la Lindosa (Colombia), donde se hallan pinturas más antiguas de América; Ciudad Jaguar y las ruinas de Copán (Honduras), para explorar la relación de los mayas, los aztecas y otras civilizaciones centroamericanas con este depredador; Surinam y Pantanal (Brasil) uno de los centros más importantes del tráfico de partes de jaguar hacia Asia, y nuevamente Colombia, para visitar los lugares donde los paramilitares se pasearon con jaguares como mascotas.
En esta entrevista, Wills habla sobre esos viajes, su libro, el jaguar y la Beca Michael Jacobs de crónica viajera, mantiene sus postulaciones abiertas hasta el 7 de enero de 2022. En esta edición se entregarán 7.500 dólares para financiar un proyecto de libro o artículo de viajes sobre Hispanoamérica o España, a publicarse en español o inglés.
¿Qué te inspiró a postular a la Beca Michael Jacobs?
Desde hacía años quería escribir un libro sobre el jaguar. El libro que imaginaba no podía escribirse sin viajar. Puesto de otro modo, no concebía el libro sin viajar mucho. Quería recorrer los diferentes paisajes donde vive el jaguar para poder entenderlo más a fondo. Idealmente, pensaba, quería viajar desde Estados Unidos hasta Argentina pasando por todos los demás países donde aún sobrevive jaguar. Y para ello, por supuesto, necesitaba fondos. Dado que sabía de la existencia de la Beca Michael Jacobs desde sus inicios, era cuestión de tiempo enviar la postulación para el libro.
Te formaste inicialmente como filósofo. ¿Cuándo decidiste que serías periodista?
Estudié filosofía, pero creo que nunca quise ejercer como filósofo. En realidad, no tengo muy claro qué significa esa frase, para empezar. Siempre supe que quería escribir. Como a muchos, la literatura me ha salvado y me ha dado diferentes vidas de felicidad. Al graduarme del colegio, pensaba que la filosofía me podría ofrecer materiales para escribir ficción. A principios de la carrera, sin embargo, descubrí Ébano, de Kapuściński. A partir de ese momento, me di cuenta de que podía combinar la escritura con los viajes para hacer algo capaz de soportar el paso del tiempo.
Has viajado por Colombia y Estados Unidos contando historias para diversas publicaciones. ¿Cuáles han sido las principales enseñanzas que esto te ha dejado?
Se me ocurren dos: nunca debemos subestimar la generosidad de las personas; y es imposible burlar a nuestros fantasmas.
¿De dónde surge tu interés por el jaguar y la naturaleza en general?
No sabría decir exactamente de dónde. De niño me fascinaban los animales. Me parecía mágico que alguna vez hubiesen existido los dinosaurios y que hoy existiera un ave llamada kiwi. Hoy sigo sintiendo lo mismo. Pero no creo que ese asombro fuese o sea algo especial. Lo extraño es que haya personas que sientan cierta conmoción interior al contemplar un jaguar, un lobo, una serpiente. La belleza de aquello que destruimos a diario es desoladora.
‘La sombra del jaguar’ tiene antecedentes en un perfil que escribiste para Vice y un libro de ficción posterior. ¿Cómo desembocó eso en esta nueva obra?
La sombra del jaguar nace de un perfil que escribí en 2015 acerca de Esteban Payán, director para Colombia de la ONG Panthera, y del jaguar. Lo acompañé en un viaje a Chiribiquete junto con un periodista de National Geographic, un grupo de periodistas de Al Jazeera y Alan Rabinowitz y Howard Quigley, dos de los principales expertos a nivel mundial en conservación de jaguares y grandes felinos. La investigación y lo poco que alcancé a aprender sobre el jaguar dejaron una huella en mi cabeza que de algún modo luego se transformaron en una novela llamada Jaguar, que Random House publicará en el transcurso del año. Esa historia trata sobre Martín Pardo, un comandante paramilitar con un jaguar como mascota que comete una de las peores masacres de la historia del país. La idea para la novela surgió del hecho de que [los paramilitares] Salvatore Mancuso, alias Macaco y alias 08 tuvieron jaguares como mascotas. Las historias de esos jaguares, entre muchas otras, deben hacer parte de esta nueva obra. Llevo dos años intentando convencer a Mancuso y a 08 de que hablen sobre el tema, así que se reciben ayudas de lectores generosos.
¿Qué aspiras lograr con ‘La sombra del jaguar’?
Quiero escribir un libro definitivo sobre el jaguar y su relación con América. Un libro que hable sobre todas las facetas que este felino ha ocupado en la historia. Un libro sobre su física, su biología, su rol ecológico, sus formas simbólicas, sus hazañas, sus desgracias, sus vidas. Quiero contar la historia del jaguar, que al final de cuentas es nuestra misma historia.
¿Por qué crees que no ha existido un libro definitivo sobre el jaguar y su relación con los pueblos del continente?
No estoy del todo seguro. Me sorprende que no exista, así como me sorprende que en español no haya una tradición de escritura de la naturaleza semejante a la anglosajona. Quizás la desconozco por mi ceguera en términos lectores. Por varias razones, siempre he sido cercano a la tradición anglosajona, así que admiro a Peter Matthiessen, Barry López, David Quammen, John Vaillant, Elizabeth Kolbert, J. A. Baker, entre otros. Todos ellos fueron, como lo dije en mi postulación, referentes a la hora de concebir este libro. En otra medida, también lo fue Flush, de Virginia Woolf. Estos libros dan vida a las vidas internas de los animales sin caer en el facilismo de la antropomorfización. Son increíblemente bellos, además. Por Baker, a menudo levanto la vista en busca de peregrinos. Por López, escucho el aullido de los lobos que nunca veré en Colombia. Por Vaillant, sueño con la región de Amur y las huellas de los tigres que deben persistir allí.
Antes de ganar la beca, ya habías realizado viajes al Putumayo, en Colombia, a Pantanal, en Brasil, y a México como parte de este proyecto. ¿Qué pudiste encontrar?
Encontré jaguares, historias de jaguares, fantasmas de jaguares. Encontré esculturas, un jaguar nadando a pocos metros, estelas de hombres jaguar. Encontré, sobre todo, razones, miles de razones, para escribir este libro.
¿Qué nuevos lugares visitarás?
En principio, la idea era visitar Copán y Ciudad Jaguar, en Honduras; Pantanal, en Brasil; Surinam; y Chiribiquete y Tierradentro, en Colombia. En los pocos meses de reportería que llevo, sin embargo, he estado reevaluando parte del itinerario. Hoy, pienso en añadir una visita a Calakmul, en México; un viaje al Iberá, en Argentina; un viaje por el Chaco paraguayo; Mamiraua, en Brasil, y quizás el sur de Estados Unidos, Belice o Panamá. Como ya dije antes, siempre quise viajar mucho, y hoy quiero hacerlo aún más como respuesta al encierro que hemos vivido por el coronavirus.
Finalmente, ¿qué es y qué no es la crónica viajera para ti?
El crítico John Gardner en algún momento dijo que hay dos historias en la literatura: un personaje emprende un viaje y un extraño llega a un pueblo. La crónica viajera es ese ornitorrinco que mezcla ambas.