9 claves para un cubrimiento profundo de la migración
20 de Agosto de 2023

9 claves para un cubrimiento profundo de la migración

La migración es un fenómeno transnacional y con múltiples causas que está transformando nuestras sociedades. No hay un día que sea idéntico al otro para quienes viven un tránsito migratorio, que no acaba ni siquiera cuando se llega al lugar de destino. ¿Cómo hablar de este tema en los cubrimientos periodísticos, alejándose de la desinformación y de los prejuicios?
Foto: Pixabay
Kirvin Larios

Para algunos se ha vuelto un paisaje cotidiano: un grupo de personas habitando la plaza del centro de una ciudad a las que antecede una historia de tránsito que todavía no culmina, que apenas empieza o que amenaza con estancarse. Cada una encarna una especie de “movimiento perpetuo”, como dice la periodista hondureña Jennifer Ávila –recordando el título del escritor Augusto Monterroso– al hablar de migración, uno de los fenómenos más duros y dramáticos de nuestro tiempo. 

Según estimaciones de la OIM, en 2020 había cerca de 281 millones de migrantes internacionales en el mundo, una cifra que supera el 3% del total de la población mundial. Se trata de un flujo masivo de personas –y de remesas económicas en muchos casos– que transforman países, tanto los de origen como a los que se llega, y familias o seres queridos que esperan o se ven igualmente obligados a salir, ya sea por reunificación familiar o en busca de un lugar más seguro y habitable que encierra promesas que difícilmente se cumplirán.

¿Cómo narrar desde el periodismo esto que se ha vuelto un paisaje común en lugares de Latinoamérica, Centroamérica y el Caribe? ¿Por qué es importante tener en cuenta las diferentes formas de migración, sus circunstancias específicas y vericuetos sin contar? ¿Cuáles son los casos invisibilizados que nos deja este fenómeno transnacional y multicausal, cuya misma naturaleza movediza crea un terreno inestable para ser narrado?

Esos y otros aspectos fueron abordados en la primera conversación del ciclo de charlas web ‘Territorios no explorados de la migración: fronteras, movilidad e integración’, convocado por la Fundación Gabo en el marco de la alianza con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). El encuentro estuvo moderado por Luz Mely Reyes (Venezuela), miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo, y contó con las intervenciones de Ligia Bolívar (Venezuela), socióloga y defensora de los Derechos Humanos; Jennifer Ávila (Honduras), ganadora del Reconocimiento a la Excelencia del Premio Gabo y cofundadora del medio Contracorriente y Alejandra Gutiérrez Valdizán (Guatemala), cofundadora de la Agencia Ocote. Tatiana Chacón, oficial de Comunicaciones de la OIM, estuvo a cargo de dar la bienvenida al proyecto.

Las siguientes son nueve recomendaciones extraídas de esa charla para los periodistas que cubren o quieran cubrir este tema que afecta de variadas formas a todos los individuos, incluso a los que no se encuentran en tránsito migratorio. 

1. Ponernos en los zapatos rotos del migrante

La cobertura migratoria requiere de una visión “empática”, dice la defensora de DD. HH. Ligia Bolívar, sobre todo si se tiene en cuenta de que las cifras, en especial cuando son altas como en el caso de Venezuela (más de 7 millones de personas han salido de ese país en busca de protección, según Acnur) suelen “ocultar o diluir el drama humano detrás de cada historia”. 

Por eso, el primer paso “obvio” es que hay que “tratar de ponernos en los zapatos rotos del migrante”, para mirar detrás de cada persona que ha salido y hacer énfasis en la situación y el contexto del que sale y por qué lo hace. “Creemos que es por gusto y no es así, ni en Centroamérica ni en el Caribe. La gente no arriesga su vida por gusto, sino porque el riesgo es mayor en el lugar donde se encuentra”.

2. Cubrir el fenómeno en sus diferentes formas

La periodista Alejandra Gutiérrez Valdizán señala que la migración es un tema “líquido”, ya que no se trata de un grupo o una comunidad que permanece o es estable. “Esa persona con los zapatos rotos no va a ser la misma el siguiente mes. Es un fenómeno que se diluye”. Por eso hay que preguntarse cada vez “¿cómo hacer para contar eso que está en movimiento?”.

Gutierrez puso como ejemplo el caso de Guatemala, donde se presentan diversas formas de migración. Ese país ha sido “puente de migrantes” o “corredor de migración” de personas que vienen de otras partes de Centroamérica, lo que la ha hecho un lugar de tránsito. Allí mismo se presentan migraciones de zonas rurales a zonas urbanas debido a sequía, hambres y otros factores, y a ello se suma la expulsión e incluso la repatriación de migrantes. De manera que un mismo lugar puede ser puente migratorio, espacio interno de migración, expulsor y repatriador de migrantes.

3. Conocer las etapas de la migración

El movimiento, la salida, el paso y la llegada son momentos claves de un flujo migratorio; conocerlos ayuda a tener una mirada más amplia acerca de este fenómeno. Eso señala Jennifer Ávila, que aconseja preguntarse por qué salen y si existe una decisión libre para salir o se trata de una expulsión, exilio o es por amenazas directas. 

“Hay muchas causas de las salidas. Y creo que hay que partir de los datos, pues ha habido muchos errores sobre todo desde la mirada de medios internacionales, que dicen que en Honduras salen por las pandillas, que esa es la primera causa. Pero Honduras es un país con más del 70% de pobreza, con una población grande viviendo en Estados Unidos: la reunificación familiar es otra causa para irse”, apuntó Ávila. 

Las etapas –en las que se suceden el racismo, la xenofobia y la violencia de género– también se diferencian según si son mujeres, población indígena, niños, niñas, adolescentes u hombres migrando. “Antes de cubrir tenemos que llenarnos de muchos datos y entender que es un problema multicausal”, enfatizó.

4. Cubrir todas las rutas del migrante

Según Ávila, hubo un tiempo en que se convirtió en “moda periodística” hacer el cubrimiento de los migrantes “como si fuera una gran aventura” en la que unos periodistas se embarcan para contarla. Pero “hemos aprendido muchísimo que las rutas han cambiando” y que “los caminos están controlados por el crimen organizado”. 

Un momento poco contado de las rutas de migración tiene que ver con la llegada, en la que la cobertura no tiene por qué detenerse. A veces la llegada “es el inicio de otro camino mucho más difícil: la adaptación, el impacto en nuestros países que viven de las remesas [las ganancias en efectivo o en especie que envían los migrantes a sus lugares de origen]”.

Además, ello implica adentrarse en otros asuntos: el crimen organizado, las leyes migratorias de un lugar y lo que implica el fenómeno en los países donde transitan migrantes. 

5. Preguntarse por la respuesta (o ausencia) institucional 

Durante muchos años Venezuela recibió migrantes de países de Latinoamérica y del Caribe. A partir del 2015 ese flujo se revirtió. Países como Colombia, Ecuador y Perú pasaron de ser emisores a ser receptores de migrantes, sin dejar de ser expulsores a la vez, lo mismo ocurre en países centroamericanos. “Por definición, es un tema cuya característica es que no es estática”, afirmó Bolívar al introducir estos casos. 

Concretamente en el de Venezuela, se presentó una salida mayoritaria de hombres que dejaban hijos y parejas en su lugar de origen. Cuando llegó la pandemia del coronavirus hubo un proceso de retorno debido a la ausencia de redes de apoyo social y constitucional. Después, ocurrió un proceso de reflujo migratorio. Y así continúa, modificando a cada tanto sus particularidades. “Lo que no se mueven son las soluciones. Ahí hay un tema importante en la cobertura periodística: lo que tiene que ver con la respuesta constitucional de los Estados en relación con esto”.

6. Un fenómeno multicausal requiere cobertura multidisciplinar 

Las casas de migrantes que reciben a personas están supliendo un problema grave por el que “deberían estar los estados a nivel global, en red, trabajando”, dijo Gutiérrez Valdizán. Pero el Estado no se hace cargo, y aquí cabe el concepto conocido como “frontera vertical”, que hace referencia a la cantidad de obstáculos que los migrantes tienen que pasar, escalones o fronteras dentro de las fronteras, papeleos e impedimentos de todo tipo. “Una ruta de obstáculos para ir de un lugar a otro”, advierte Alejandra. 

De ahí que, concluye, este fenómeno multicausal y de caminos laberínticos exija una cobertura multidisciplinar. La periodista recomienda el trabajo con profesionales de otros campos y alianzas con entidades para entender y contar lo que está pasando en las familias, en los hombres que dejan su lugar, en los jóvenes que crecen sin la figura paterna o materna y se crían con abuelos u otros familiares o personas a cargo. 

7. Atender los casos más invisibles: migrantes en tránsito varado y niños

Muchas veces lo que se difunde entre los migrantes, y lo que los arrastra a un proceso migratorio, son “las historias de éxito” , contadas a la par que se invisibilizan el fracaso y la exposición a los riesgos. Pero las cifras hablan de otro tipo de historias, como las de “migrantes en tránsito varado”, explica Ligia Bolívar. Un ejemplo: de la población venezolana que entra al Darién (la frontera entre Colombia y Panamá), ¿cuántos llegan a la frontera norte de México o sur de Estados Unidos? Según Ligia, muchos se quedan atrapados, secuestrados o varados, durmiendo en una plaza o retenidos por alguna u otra razón. También se da el caso de periodistas que llegan a un lugar y no encuentran a los migrantes de la zona, pues las redes encargadas de su desplazamiento los esconden o los recogen para no dejar pistas. “El subregistro es enorme”.

Otro caso de invisibilidad y subregistro se presenta en niños y adolescentes, cuyo principal empeño durante su proceso de migración es no dejarse ver porque se exponen a ser agarrados y devueltos. Bolívar dice que pasan desapercibidos en las fronteras porque no hay registros de ellos.

8. Cuidar el lenguaje

“Migrantes” es un término utilizado “por economía de lenguaje”, sostiene Ligia Bolívar, que no se encuentra del todo de acuerdo con él. Considera que –contrario a reemplazos eufemísticos como “persona en situación de movilidad”–  el “más ajustado al enfoque de derechos humanos” es “personas con necesidad de protección internacional”, que es el requerido por Acnur. 

Sobre el lenguaje usado, Jennifer Ávila alertó que están ocurriendo cambios de palabras de parte de los gobiernos, de modo que es importante “informarse previamente” y no ceder ante “el disfraz de una retórica por querer sonar más respetuosos”. La periodista aconseja analizar “las intenciones con las cuales un gobierno cambia un concepto, y no confundir”.

9. Una sola historia no lo cuenta todo

“Una anécdota o una historia no nos cuentan toda la realidad”, dice Alejandra Gutiérrez. Para abordar más ampliamente el fenómeno, recomienda hacer un “juego de espejos” que permita respaldar con datos e investigaciones que determinada historia se repite en otros contextos y con otros pormenores. O un “doble juego”: partir de los datos para contar una historia o de una historia para llegar a los datos. En todo caso, se trata de ponerles “un rostro” a las historias con toda la dignidad del caso, contar historias de personas, historias humanas que la inteligencia artificial no nos puede contar.

Sobre Luz Mely Reyes

Periodista, conferencista y tallerista internacional, emprendedora de medios digitales, cofundadora y directora general de Efecto Cocuyo, plataforma integral de periodismo. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo desde 2022. Es ganadora del Premio Gabo 2018 por su participación en el trabajo transnacional Venezuela a la fuga, premio CPJ de Libertad de Expresión y premios Wola y Franco-Aleman de Derechos Humanos (2019). Fue, además, uno de ‘Los Guardianes’ nombrados Persona del Año por la revista Time en 2018. Lidera la iniciativa Venezuela Migrante, una plataforma de Efecto Cocuyo de periodismo para la población migrante y refugiada de su país. En 2016 cursó el programa de periodismo emprendedor en City University de Nueva York (CUNY). Es colaboradora de opinión en El País (España). Es graduada de periodista de la Universidad Central de Venezuela y del posgrado en Comunicación Organizacional de la Universidad Católica Andrés Bello.

Sobre Ligia Bolívar

Socióloga (UCAB) con una especialización en Derechos Humanos (UCV). Ex Directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello y primera Coordinadora Regional del Programa Interuniversitario de Derechos Humanos (Convenio AUSJAL-IIDH). Ha sido miembro del directorio de Amnistía Internacional, Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y fundadora del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) Ha sido profesora tanto en pregrado como en postgrado en Venezuela y universidades de América Latina y Europa y cuenta con más de 40 años de experiencia en actividades formativas en derechos humanos en diversos países de Norte, Centro y Sur América, el Caribe, Europa, Asia y el norte de África. Fue profesora visitante en el Center for Human Rights and Global Justice, New York University y Fellow del Sur Global en Dejusticia. Es investigadora asociada del Centro de Derechos Humanos (CDH UCAB) a cargo del área de derechos de migrantes y refugiados.

Sobre Jennifer Ávila 

Directora de Contracorriente. Periodista de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Ha escrito opinión para el Washington Post en su versión en español, la revista del North American Congress on Latin America (NACLA) y el medio nicaragüense Divergentes. Dirigió el documental «Guardiana de los Ríos», que trata sobre el legado que dejó la líder indígena y ambiental Berta Cáceres, asesinada en 2016. Bajo su liderazgo, el medio digital hondureño, Contracorriente, ha sido galardonado en 2020 y 2021 por Latin American Studies Asociation (LASA) y Democracy Award. En 2022, Ávila participó en Tedx en San Pedro Sula. Este año, la Fundación Gabo le otorgó el Reconocimiento a la Excelencia Premio Gabo 2023.

Sobre Alejandra Gutiérrez 

Es licenciada en comunicación por la Universidad Rafael Landívar; estudió el postgrado en comunicación audiovisual de la Universidad Internacional de Andalucía, tiene un postgrado en crítica de arte y comunicación por la Universidad de Girona (España) y el título de suficiencia investigadora del doctorado en comunicación social por la Universitat Pompeu Fabra (Barcelona, España).

Ha sido periodista y coordinadora de redacción en la revista este País, La Revista del Diario de Centro América. Por cinco años, hasta febrero de 2017, editora y directora editorial del medio digital guatemalteco Plaza Pública, en donde diseñó y coordinó coberturas y proyectos como la cobertura del juicio por genocidio (reconocida internacionalmente como finalista del Premio Gabriel García Márquez y con un primer puesto por la Sociedad Interamericana de Prensa), el proyecto multimedia de memoria histórica “El río negro”, “Megaproyectos”, ConPruebas (proyecto de verificación de datos), las investigaciones de Panama Papers –el caso Mossack Fonseca- (con ICFJ), el capítulo Guatemala de “Memoria robada” sobre tráfico de patrimonio nacional junto a Ojo Público (Perú) entre otros. Es codirectora del corto documental Benedicto (2016), y de Helen (2019). Conceptualizó y editó los tres primeros números del libro/revista Plaza.

Fue investigadora del proyecto global Mapping Digital Media de Open Society Foundations, del capítulo Guatemala (2014). Su trabajo, a nivel individual o en equipo, ha sido finalista de los premios Daniel Pearl (2013), del Premio Gabriel García Márquez de la FNPI (2014), y de la Sociedad Interamericana de Prensa (2013/2014). Ha sido catedrática universitaria del curso de periodismo investigativo y da talleres y capacitaciones sobre comunicación, periodismo y gestión editorial y de medios digitales.

Tiene experiencia en el diseño y gestión de proyectos, producción de eventos, redes sociales y multimedia, y gestión empresarial y de recursos humanos. Es parte de la cohorte del Women’s Leadership Accelerator de la Online News Asociation (ONA) en donde participó de capacitaciones e intercambio de conocimiento en los encuentros en Los Angeles, New York y Austin (2018).  Es facilitadora nacional del proyecto de autorregulación de los medios de comunicación patrocinado por Niras y Sida (del gobierno sueco); y ha sido mentora de Sembramedia. Y fue becaria de Beca Cosecha Anfibia para directores y editores (2020).

Diseña, coordina y edita los proyectos periodísticos de Agencia Ocote y gestiona los servicios de comunicación, investigación y editoriales de la empresa de Servicios ƒ.

En 2022 recibió el Premio Gabo, junto al equipo de Ocote, por el especial que dirigió y coordinó «No fue el fuego».

 

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