¿Cuáles son, a la luz de los cambios en el oficio y la industria de medios, los principales retos para el periodismo para la próxima década?… Esa es la pregunta que durante dos días se ha debatido en la ciudad de Cali.
Congregados en la Universidad Icesi, periodistas de la región, integrantes del equipo de la FNPI y maestros de periodismo, han discutido hacia dónde va el periodismo y cuál será el rol de la ética en estos nuevos escenarios que transforman la identidad del periodista.
El maestro Javier Darío Restrepo, director del Consultorio Ético, planteó en medio de la discusión cuatro conclusiones sobre cómo superar la crisis que enfrenta el modelo de negocio del periodismo, ante los fenómenos de pérdida de circulación y reducción de la publicidad, las cuales compartimos a continuación.
1. Hay que cambiar la estructura financiera de los medios
La actual está conspirando constantemente contra la credibilidad de los medios. Medios sin credibilidad son medios desechables. Esto implica que los medios no se financien ya más con publicidad, patrocinios o ayudas de las empresas. Solo con suscripciones. Para cambiar de sistema financiero, hay que afianzar al máximo la independencia. Ahí está la importancia de la ética. Pero la ética no necesariamente asociada a los códigos, sino a su incorporación en la práctica diaria.
2. El contenido tiene que cambiar
No podemos quedarnos en el sistema de las noticias diarias que se reducen a contar lo que pasó. Ahora que cualquier ciudadano con un teléfono puede publicar información, los medios perdieron el monopolio de la distribución de noticias. Ahí radica la diferencia entre el periodista profesional y aquel ciudadano cualquiera que publica un tweet. La información que publica un periodista profesional procura dar a conocer toda la verdad. En cambio el periodista ciudadano publica apenas una parte de la información, la parte aparente de la realidad. En cambio, el periodista de verdad revisa debajo de las piedras. Ese compromiso con la verdad va más allá de no decir mentiras. El periodismo tiene que llegar a producir una información tan valiosa, que los lectores quieran recortarla con tijeras y conservarla.
Los periodistas solemos conformarnos cuando obtenemos una entrevistica. Creemos que con registrar una declaración de la fuente ya cumplimos. Nos importa más publicar frases de nuestras fuentes, que ponerlas en contexto, confirmar si es verdad lo que dijeron.
Esto explica el fenómeno Trump. La prensa lo magnificó. Replicamos sus frases porque vendían, sin reflexionar en cómo estábamos ayudándolo en su ascenso al hacerlo.
3. Tiene que cambiar radicalmente la relación con las audiencias
Cambiar la línea vertical por una línea horizontal. Hasta ahora, la relación de los periodistas con la gente ubicaba al primero arriba, en el poder, con las fuentes, entregándoles la información a los lectores que se ubicaban abajo.
El periodismo se creyó que era un poder, y al hacerlo se corrompió. Esta convivencia con el poder lo distrajo de su esencia, la de ser un servidor público, un fiscalizador del poder. Pero la esencia del oficio periodístico es servicio, no poder.
La línea ahora debe ser horizontal. Todos difundimos noticias. Es un hecho, no lo podemos cambiar. Esto descarta la utilización del periodismo como un factor de poder o de enriquecimiento. Así las cosas, el lector ya no es un cliente sino un socio.
4. Esto solo es posible si tenemos una identidad profesional renovada
Esa identidad está siendo cuestionada por la cultura digital, la cual nos está entregando en las manos instrumentos tremendamente poderosos. Al recibirlos nos preguntamos ¿qué hago con eso? Para responder, el periodista debe reflexionar profundamente sobre el papel que tiene. No es copiar a ‘Mr. Google’ todos los días cuando está de afán.
El periodismo no está para ser bufón. No está para darle al lector lo que prefiera. Eso es la desfiguración total de lo que uno tiene que hacer como periodista. No estamos para satisfacer a las audiencias, sino para informarlas. Debemos estar pendientes es del interés de la gente para acercarse a la realidad, y de la voluntad para cambiar esa realidad. Ayudarlos a que dejen de ser objetos para convertirse en sujetos de la historia.
Es muy oportuno que pensemos en una formación ética que permita un aprovechamiento adecuado de las tecnologías. Para esto es necesario reforzar las relaciones con las universidades y las redacciones. Al hacerlo, el periodista podrá obrar como un ensamblador de verdades, porque uno de los grandes problemas éticos es el facilismo, el miedo al trabajo, la comodidad. Y mostrar todas las caras de una noticia es algo que toma trabajo.
– –
En próximos días se publicará una relatoría completa con un registro de todo lo conversado en la mesa redonda, que culminará con un conversatorio entre Javier Darío Restrepo, Gumersindo Lafuente y Esther Vargas este jueves 24 de noviembre a las 10:00 AM.